SIETE PECADOS CAPITALES

AVARICIA

El periodista que desnudó la raíz de todos los males en un libro y  detalló cómo el poder creó un sistema para la corrupción y la impunidad en Argentina,  que incluye valijeros, jueces, fiscales, policías,  políticos y  periodistas. Como crece  esa raíz,  según la observa en el  día a día  un sacerdote de Río Gallegos.

  • 15/12/2018 • 11:49
Hugo Alconada Mon
Hugo Alconada Mon

*Por José Antonio Villanueva

Veintiún años después,  Alfredo Yabrán aún tiene razón.

-¿Qué es el poder? —le preguntaron.

-El poder es tener impunidad. Ser poderoso es ser un impune. Un hombre al que no le llega nada —respondió.

Porque la impunidad requiere poder.

Y  el sistema argentino de poder real está montado para fomentar la corrupción y garantizar la impunidad del “círculo rojo”, de la “casta”,  que controla las riendas del país.

Un sistema que es,  en la práctica,  la raíz de todos los males que afronta la Argentina,  en especial,  durante las últimas décadas. Porque la corrupción altera las prioridades de quienes deben tomar decisiones con todo tipo de efectos nocivos. Políticos, económicos y sociales. Y la impunidad rompe con la premisa de un castigo debe seguir al delito, alentando su repetición y subvirtiendo valores sociales. Así, quien debiera estar preso por corrupto  aparece,  en la práctica, como  el más astuto de todos.

La cigarra vence a la hormiga  en la Argentina.

Así inicia la  Introducción del libro “La Raíz  (de todos los males)”, del periodista y abogado Hugo Alconada Mon, que lanzó en septiembre, que integra 20 años de recopilación de las investigaciones del Pro secretario del Diario La Nación,  y relata “cómo el poder montó un sistema para la corrupción  y la impunidad en la Argentina”. 

“Es tratar mostrar cómo funciona un sistema por debajo de  la superficie que  fue montado, diseñado, desarrollado, perfeccionado por políticos, empresarios, jueces fiscales, periodistas policías, SIDE para robar y quedar  impune”, sintetizó el periodista,  que además es columnista del New York Times, en una entrevista realizada casi un mes  luego de haber lanzado su libro, que rápidamente se posicionó entre los 10 más vendidos  no ficción.

“Tiene mucho que ver con la codicia y el egoísmo, porque  se llama La Raíz de todos los males, y la raíz es lo que está  debajo y que está putrefacto y  carcome lo que está arriba.  Y es también un juego de palabras por una frase de Madre Teresa de Calcuta,   que dijo que la raíz  de todos los males es el egoísmo”,  precisó.

El libro de 480 páginas tuvo un proceso de dos años primero para sintetizar los datos,  dos verificaciones de datos y  seis borradores, previa revisión de tres abogados.

“En un momento  reconstruyó  que la Policía Federal había comprado chalecos que no paraban las balas. Cuánto tiene que ser tu codicia y egoísmo…  la propia Policía Federal, y no el Ministerio de Seguridad,  compra  chalecos para tus compañeros de armas, de promoción, que van a usar y  a los que estás mandando al muere, a tus  hermanos de arma ¿cuán codicioso y egoísta  tener que ser para ser así?”, se preguntó.

-Existe  un tramo del libro  en el que contás la experiencia de un valijero que lleva millones de pesos.

Fue fruto  de una conversación  que tuve con un tipo que tenía datos de que era valijero. Lo invito a tomar cerveza  y él  empezó a tomar  whiskey, y yo me quedé en  cerveza  y logré romperlo, y me animé a preguntarle. Le planteé  que no puedo creer como le da valor y coraje ir con un bolso repleto de dólares. A mí no me da el cuerpo, me muero de un infarto y tendría miedo que me roben y cómo vuelvo, y si vuelvo, y si creen que me mejicaneé la guita. Y él me planteó  que la primera vez vas asustado, después  ya no te importa nada y vas caminando,  te tomas un tren… y me habla de la sobredosis de impunidad. Y como la vez  42  hay putas cocaína y champagne.

Me termina diciendo que la vez 42 te mejicaneaste la guita, contrastaste prostitutas, falopa, y en una habitación terminaste tocándole el culo a la señora  de la  limpieza. Que llama a la policía, llaman a la televisión y llega Mauro Viale. Y terminaste con cámaras de televisión con putas, cocaína,  champagne y la guita tirada por el piso y la mucama gritando, la policía declarando  y tu suegra en el programa de Mauro Viale diciendo “siempre supe que este era un hijo de puta”. Y parece una cama, pero no lo es, es la vez 42 en la que el tipo se pasó de rosca.

-Tiene que ver esto también con la soberbia, de creer que nunca te van a agarrar, que sos intocable. Pero también quizás con la envidia.

Creo que tenés  tantas explicaciones y motivaciones como personas. En  algunos casos, tenés gente que lo hace por ambición, por codicia. En otros casos por envidia  como “yo quiero ser parte de este grupo”.  Y en otros por desidia, por temor, tipos que se involucraron  por miedo  de quedar afuera, de no pertenecer, múltiples razones. Y después tenés  gente profesional, que se cuidan y tipos que son una máquina de hacer macanas.  Jaime, Boudou y  Schoklender son tipos  que se pasaron de rosca.

-Pero cuando esos tipos caen, es también por el contexto  político y judicial de ese momento.

Sí, pero también hay múltiples factores. No creo en las explicaciones monocausales. La bajada del libro es como el poder  en sentido amplio montó un sistema para la corrupción,  pero no es solamente robar, es robar y quedar impune. Eso te lleva al juego del huevo o la gallina ¿Robás porque quedas impune o en realidad vos quedas impune porque robás y estas con guita suficiente  para comprar jueces y fiscales? Y a su vez si quedas impune, eso va generando un efecto como manzana podrida que va infectando otras manzanas en el cajón. Suponete  que robás  todo el tiempo,    y generas el efecto entre quienes te rodean  que piensan “yo me la paso  laburando como un enano japonés, y éste robó y la está pasando fenómeno, mientras que yo sigo muy estúpido laburando como un pigmeo, pagando mis impuestos, y este se fue de vacaciones a Europa con su mujer”. De hecho, en parte  es el efecto dominó, es lo que lleva a mucha gente a no pagar impuestos, por ejemplo.

-Hay periodistas en el sistema  de la corrupción.

Somos parte de la sociedad argentina, y como así como tenés, sin caer en generalizaciones, hay empresarios, policías honestos, periodistas honestos,  conocemos  de los otros, pero no podemos pretender ser  zapatitos blancos en medio de un barro.

Así  como el huevo y la gallina la corrupción e impunidad. Por supuesto que así como el periodismo es parte del problema y no de la solución, a menudo, también los jueces  son parte del problema y no de la solución porque mucho que tenés de impunidad es por jueces y fiscales que no investigan y no juzgan.

Además un sistema judicial procícliclo,  mientras tenés  poder se hincan ante vos y cuando dejaste de tener poder, te patean la cabeza. Lo mismo pasa con muchos periodistas y medios de comunicación: tenés  poder se hincan, dejaste detener poder,  te despedazan.

“¿Robás porque quedas impune o en realidad vos quedas impune porque robás y estas con guita suficiente  para comprar jueces y fiscales?”

 

La misma raíz

La avaricia trasciende lo religioso, pero no por esto es menos interesante preguntarle este pecado capital  al Padre Fabián Antonio Gili,   el único sacerdote para los barrios  periféricos de Río Gallegos,  que incluye aproximadamente 40 mil habitantes.

“La avaricia es concentrar  posesiones,  tener por tener. Que se puede dar en alguna persona que posea mucho dinero y muchos bienes de los catalogados bienes caros, tener joyas, casas, posesiones, o puede ser una persona que vive en cuatro paredes y lo único que viene de afuera por el viento son cachivaches”,  expresó.

 “Si tengo uno, quiero dos, si tengo dos, quiero cuatro y el corazón no disfruta y no tenés  paz, sino la obsesión de poseer y sentirse gratificado, poderoso, pleno”, sintetizó  desde Base Marambio, el sacerdote que hasta en 2020 finaliza su “contrato” con la ciudad y regresa  a Villa María, Córdoba.

-¿En este tema la realidad que vivió en Villa María,  es igual a la de acá o un poco diferente?

En Río Gallegos he visto gente de todo del país, y venimos con nuestra cultura, historia y demás, pero es cierto que es común al hombre de todos lados. Por ahí en algunos lugares hay ciertas tentaciones que pertenecen a ese lugar, es cierto. Pero la avaricia está en el hombre por ser hombre.  En ese sentido no he encontrado una realidad  muy distinta, aunque tiene su contexto.  Es cierto  que existe esta necesidad  de acopiar cosas, lo que me permite asegurarme un mejor bienestar tener cosas,  pero no es que esto sea privativo de esta zona, está en todos lados, como en provincias del norte, en donde la raíz de los problemas son de otra índole, pero se atan a los mismos elementos.

-Es  difícil  hablar de  avaricia cuando en la actualidad  mucha gente no tiene ni siquiera lo básico.

Siempre hay una excusa. La tentación está. Por ejemplo, se dice que aumentará la nafta y todo el mundo corre como loco a cargar nafta cuando quizás no necesitás el tanque lleno. Pero allá, en Córdoba, pasa exactamente la misma pavada.

-Existe también todo lo contrario al querer tener por tener.

Si por supuesto. Todos podemos ser tentados, ser seducidos  y a todos nos puede agarrar manejando una fortuna o unos centavos en el bolsillo.

-Trasciende lo religioso.

Lo religioso no está separado de lo humano. Los 10 mandamientos son la ley natural y el que vive en la religiosidad  le da trascendencia, pero  puedo ser buena persona sin ser religioso, pero no puedo ser religioso, si no soy buena persona.

El  religioso  tiene más herramientas para hacerle frente, más motivos  para discernir que está en una cuestión de avaricia, porque en estas realidades siempre te estás justificando, porque esto no es mágico, es una actitud  humana.

-¿Y cómo no se cae en la avaricia si es algo  humano?

Cuando uno le entra  a darle a las cosas el valor para las cuales han sido constituidas, y son un medio, no un fin. Es decir, usar las cosas para lo que fueron constituidas, la ropa, el auto, o una herramienta que me permite hacer mejor mi trabajo, o con mayor eficacia, pero no debo acumular la última herramienta  que salió a la venta. O el auto, que me permite desplazarme,   pero quizás por ahí  no necesito el  auto y todo me queda cerca. Cuando  descubrís  que las cosas son un medio y no un fin, estás menos expuesto a la avaricia.

-También si me sobra algo ver si le sirve a alguien.

Otra es la perspectiva, es el bien común, la solidaridad. Si tengo dos y el otro  no tiene nada,  no generar la idea de que yo tenga para que el oro no tenga nada. Un señor de mi tierra, un hombre mayor,  hizo una muy buena posición económica por su trabajo, que fue de manera legal y tiene un muy buen pasar. Un día le pregunté porque no cerraba su fábrica, ya que por la crisis se le dificultaba, además de que tenía su vida y la de sus hijos resuelta. Me contestó que había 30 familias que estaban viviendo de la fábrica y que no lo hacía para tener más cosas, sino que lo hacía para facilitarle a esa gente lo que a él le facilitaron cuando empezó. Bueno, ampo hay una conciencia social, porque mantenía la fabrica no para ganar más plata sino para hacer un bien a los otros.

 

“Cuando  descubrís  que las cosas son un medio y no un fin, estás menos expuesto a la avaricia”.

 

Por miedo

La avaricia es un miedo. La persona acumula por miedo  a no tener. Lo que hace es controlar, en general son personas inseguras, miedosas, que controlan, retienen, por el miedo al futuro, y son personas que poseer les da una falsa seguridad.  Lo que tiene en común, los pecados capitales, son la baja estima y el miedo, entonces encuentra mecanismos defensivos, que son estos.

 Es interesante que la palabra pecado en griego, hay muchas palabras, pero una es hamartia, quiere  decir errar al blanco, es decir,  el blanco  sería nuestro propósito, sería la bondad,  hacer las cosas bien, y errar al blanco  es justamente  el camino desviado.

(Bernardo Stamateas, Licenciado en Psicología,  Sexólogo Clínico, Pastor)