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Recordaron vida y obra del gobernador Edelmiro Mayer

Fue el tercer Gobernador del territorio de Santa Cruz y hoy no hay un reconocimiento genuino acorde a su labor, dedicación y amor por el sur de nuestra extensa Patagonia. Además, se recordó la historia del Ejército de Santa Cruz y sus primeros asentamientos.

  • 19/11/2009 • 00:00
Conferencia en el Auditorio del Complejo Cultural. (Foto: H. Córdoba)
Conferencia en el Auditorio del Complejo Cultural. (Foto: H. Córdoba)

Ayer en horas de la tarde, en instalaciones del Auditorio Luis Villarreal del Complejo Cultural, se desarrolló la conferencia “Historias… del Ejército Argentino en Santa Cruz”, dictadas por el Coronel Gustavo Angel Schiavo y el Dr. Ismael Pozzi Albornoz, quien disertó acerca de la vida y obra de Edelmiro Mayer.
TiempoSur conversó con Schiavo, quien explicó que “haré una breve reseña de los asentamientos de las unidades militares que se produjeron en la provincia de Santa Cruz, fundamentalmente los que hoy conforman el Comando de Brigada Mecanizada XI y resaltar algunos hechos importante cronológicamente de situaciones importantes realizadas por integrantes argentinos en el sur de la Patagonia”.
El Coronel realizó una breve semblanza a los nombres históricos que en el día de hoy portan con honor algunas unidades, y algunas actividades importantes que realizaron estas unidades integradas a las comunidades de cada una de las localidades, como también eventos que han ocurrido en este páramo de la Argentina.
Schiavo perteneció a esta unidad durante quince años y esta provincia es muy cara a sus sentimientos, en la que compartió muchos años con la sociedad riogalleguense.
“El sur, a mí y a mi familia, nos dio una gran visión de lo que es nuestra Patria, la Patagonia, y fundamentalmente esta provincia muy querida por todos nosotros”, concluyó.
Un momento para resaltar es su pertenencia en el Regimiento 35 durante la gran nevada de 1995, en la que fue protagonista rescatando a las personas necesitadas.

UN HÉROE
Por su parte, el Dr. Ismael Pozzi Albornoz, disertó sobre el tercer gobernador del territorio de Santa Cruz, sobre su vida y obra, Edelmiro Mayer. En sus investigaciones, Pozzi Albornoz, se topó con un “hombre realmente superior”.
“Quizá colocándome yo en el rol de un nativo de esta ciudad tan generosa y hospitalaria, sentiría un orgullo particular de que Edelmiro Mayer esté enraizado en la historia de Santa Cruz y particularmente de Río Gallegos. Y, viniendo desde tan lejos, tengo una gran duda: ¿se lo reconoce en la proporción de la obra que hizo con su vida y particularmente con su gestión civilizadora aquí? De no ser así, creo que Santa Cruz y Río Gallegos tienen con él, una asignatura pendiente. Sé que hay una calle que lo recuerda, pero ¿hay un busto, un bronce, una estatua que permita a ese simple vecino que transita imaginar que la sombra que proyecta es la de un hombre que consagró su vida, su intelecto, su espada, su pluma al servicio de una Argentina más grande e incluso en momento en que ser destinado s este lejano sur patagónico era todo un desafío y todo un sacrificio? El lo aceptó gustoso y de hecho murió en cumplimiento de su servicio”, comentó.

ANTECEDENTES
Pozzi Albornoz visitó nuestra ciudad en el marco del “Segundo Congreso Pedagógico por la Identidad Nacional”, que se desarrolló en 2005, donde se le solicitó una postura e investigación histórica vinculada al desarrollo pesquero de Río Gallegos.
En Argentina hay once magísteres en la guerra, de los cuales dos son abogados y civiles, en el caso de Ismael y el resto son militares. En este contexto, como viaje de estudio, recorrió los campos de batalla de Chacabuco y Maipú, en Chile y en Estados Unidos el 60% de los campos de batalla de la Guerra de Secesión.
Por tanto, expresó: “Ver en el sitio y las dimensiones de ese conflicto hace que uno tome una perspectiva acerca de lo que fueron las propias guerras en Argentina. Las dos batallas más sangrientas en la historia del continente americano, se pelean casi en la misma época, la década de 1860, una en el norte, en Gettysburg y en el sur, Tuyutí (en la orilla paraguaya del Paraná), en el norte casi noventa mil hombres, en el sur casi setenta mil”.
En el marco de la experiencia de Pozzi Albornoz, se han escrito cuatro libros, el último de los cuales salió hace tres meses forma parte de un proyecto mayor de escribir la historia del ataque británico de 1806 y 1807 en tres volúmenes. El primero, que está a la venta, trata de 1806 y la reconquista de Buenos Aires y los otros están especializados en la historia militar.

SEMBLANZA
El general Edelmiro Mayer llegó a Río Gallegos en abril de 1893. Intimo amigo de Mitre, Roca y Roque Sáenz Peña, había sido nombrado Gobernador del territorio de Santa Cruz en reemplazo de Ramón Lista. La vida de Mayer es una aventura digna de novelarse.
Porteño, nacido en 1834, hijo de padre alemán y madre española, ingresó desde muy joven en el Ejército, peleó en Cepeda y Pavón con el grado de capitán y luego de sargento mayor. Acompañó al general Paunero en su expedición al interior. Este, -en su calidad de jefe- lo promovió a teniente coronel. Mitre, gobernador de Buenos Aires, le desconoció a Paunero autoridad para otorgar ascensos, pero a su vez confirmó el de Mayer, quien, disgustado, lo rechazó pidiendo la baja del ejército. Emigra a los Estados Unidos de Norte América. Trabaja primero en el comercio y luego ingresa como instructor en un instituto militar donde hace amistad con el hijo de Lincoln, en cuyo bufete de abogado ingresa. Designado presidente, Lincoln lo nombra para un alto cargo. Sobreviene la guerra civil. Mayer hace campaña periodística en favor de la abolición de la esclavitud y forma unidades de combates con gente de color, comandando una de ellas como teniente coronel. Se distingue en Chattannoga, es herido gravemente en la batalla de Olustee y se destaca en el sitio de Richmond, que clausura la guerra con la derrota de los sudistas.
Después del asesinato de Lincoln, Mayer marcha a México y se alista en favor de Benito Juárez contra las tropas del emperador Maximiliano. Le reconocen su grado y le otorgan mando de tropa.
Había peleado en favor de la abolición de la esclavitud en Estados Unidos; por la república mexicana junto a Benito Juárez; solidario con José Martí en la liberación de Cuba. Y ahora, allí, en ese confín del mundo, a los 63 años, después de una vida de combates por la libertad humana, dispone todas sus energías para que el austro argentino deje de ser el reino de la desolación y el frío.
Está en su modesto despacho preparando como un general en jefe su plan de ataque, su ofensiva sin tregua, cuando cae fulminado sobre su mesa de trabajo. Es el 4 de enero de 1897.