Relato de vida

Andrés Abelli: 24 años con música en los oídos

“ Andrés Abelli ” es un vecino de nuestra ciudad de Río Gallegos, conocido por ser un excelente músico que a sus 37 años nos cuenta la pasión con la que la música entró en su vida y quien representó de muchas formas a Santa Cruz y parte de la Patagonia en festivales y certámenes.

  • 26/05/2021 • 06:30
Andrés Abelli.
Andrés Abelli.

En la recorrida que realiza el móvil del Multimedio Tiempo, se encuentra en esta ocasión con la historia de Andrés Abelli, músico que sigue absorbiendo día tras día las nuevas enseñanzas que deja la música a gran paso y quién amablemente nos cuenta parte de su historia, sus sueños, sus luchas y lo que importa la música en su vida.

 

Familia:

Andrés comienza a relatar respecto a sus familiares, sus raíces y lo importante que fue heredar las riquezas de la música.

“Mis abuelos, pioneros de la Patagonia, vinieron por parte materna de España y llegaron a un Río Gallegos totalmente por poblar en sus inicios.
Mi padre, Luis Enrique Abelli, nacido en Neuquén y mi madre María Cristina Garrido, nacida en Río Gallegos. Soy hijo de una familia tradicional por parte de mi madre, nieto de pioneros, se me destaca por el tema de la música, herencia familiar, mi madre profesora destacada de música, en el ámbito educativo en sus años como trabajadora”.

“Haber crecido en un contexto donde se respiraba música, ha hecho que uno lo vaya naturalizando, tuve un desarrollo normal, a pesar de haber nacido con una patología visual bastante severa, la cual fui acomodando a lo largo de mi vida”.

“Desde los 10 años empecé a recurrir a la música, estudiar con una profesora que me tuvo toda la paciencia del mundo, ya que era medio revoltoso para el aprendizaje, a lo largo fui encontrando el rumbo, como toda actividad impuesta por los padres, lo hacía de mala gana”.

 

La clave:

Parte de su infancia y cómo conecta en un día gris, las maravillas de unas cuerdas de guitarra.
“Mis días de chico eran de lo más común, lo típico, salir a jugar con mis amigos en la calle, o bien quedarme en casa mirando televisión o haciendo algo de ocio, mientras tanto la guitarra con la que había terminado mi año, las clases y demás, quedó tirada en mi pieza”.
“Un día por esas cosas de la vida, se había largado a llover torrencialmente, por ende no podía salir a las calles a jugar con mis amigos y se había cortado la luz, por consiguiente no podía mirar televisión ni hacer nada, me quedé en mi cama y miraba de reojo a la guitarra, para pasar el tiempo la agarré y empecé a recordar todo lo que había aprendido en ese casi año y medio que había hecho clases de música”.

“Yo descubrí en ese entonces por mí mismo, que quien mandaba sobre el instrumento era uno mismo, no era ningún libro, ninguna consigna, ni ninguna cuestión, era yo el que tomaba las riendas del instrumento y yo podía hacer y deshacer a mi antojo, y así pasaron los días y cada vez salía menos a jugar, menos cosas de ocio y quedaba con el instrumento, desde ahí una relación que sigue hasta el día de hoy”.

 

Bullying y el crecimiento:
En esta etapa del relato, Andrés se anima a contar el malestar de sufrir el bullying y el aprendizaje que tuvo hacia aquellos que lo sufren hoy en día.

“Mi secundaria fue normal dentro de todo, pero me sucedieron ciertas situaciones. Cuando se detecta mi problema de vista en el trayecto escolar, si bien pude adaptarme en el entorno, primero empecé transitando la escuela pública, los primeros años no iban de acuerdo a mis tiempos y eso daba incompatibilidad con mis actividades y mis padres toman la decisión de inscribirme en una privada como lo era el IPEI con horarios más acorde a la dinámica de las clases, con mucho esfuerzo lo hacen y considerando el caso se hace, se empezó trabajando bien pero luego los problemas, principalmente cuando el grupo de compañeros se puso numeroso, yo tenía una especie de némesis que comandaba las cosas malas, los chicos resultan ser muy crueles a veces y se agarran de las debilidades de la otra persona.

Recibí bullying durante tres años de manera muy intensa, de allí decidimos yo y mis padres apostar nuevamente por la escuela pública y así terminar mis estudios secundarios, ya más grande con otra capacidad de defenderme y hacer valer mis necesidades y ponerme firme delante otras situaciones, la decisión fue correcta, porque así me forjé en cuanto al carácter y demás”.

“Llega un punto en que el bombardeo es tal, que es inevitable que no te afecte, es importante encontrar contención en tu entorno más íntimo y en mi caso, yo lo encontraba en la música, me desconectaba de todo, pilares elementales para refugiarse en los peores momentos, siempre hay que estar atento y no tener vergüenza de pedir ayuda”.
 

Saliendo del nido musical:

“Además de mi trayecto escolar, fueron apareciendo viajes, presentaciones, distintas cosas, grabaciones de discos, experiencias en estudios de grabación, dentro de lo que es el ámbito local y todo eso fue sumando a que me quiera convertir en un productor musical, esa era la gran meta.

Sueño de pibe, termino la secundaria y quería estudiar para producción musical, mi madre me inscribe en una escuela de sonido en Córdoba, año 2003, todavía plena transición de lo que fue el declive económico del 2001 en Argentina. Mi madre venía de una situación bastante complicada económicamente hablando, ya que en el 2000 fallece mi padre de una enfermedad compleja y había dejado muchas deudas referidas a ello, entonces con todo el esfuerzo me manda a Córdoba, me dio la oportunidad de ir.

Doy mis primeros pasos en los estudios universitarios, pasó el tiempo y recibo un mensaje de mi madre pasando mitad de año que me pide volver a casa porque se estaba poniendo complicado, uno entendía la situación y simplemente acomodarse a lo que había en aquel momento.

Vuelvo, pero lejos de renunciar a las metas de querer progresar, comienzo a trabajar en lo que había aprendido en ese tiempo que estuve allá, exprimí y saqué las primeras herramientas para armar mi espacio, empiezo a dar clases de música, particulares y con todo lo que iba ganando compro mi primera computadora, con lo cual experimenté en lo que es el arte de la producción musical, solo mi guitarra y yo.

 

Festival de Salta:

Andrés Abelli continúa con su historia de crecimiento personal y cómo se fue acomodando en el confort que le brindaba su profesión.
“Después de tantas idas y vueltas de la vida logré compartir escenario con el Chaqueño Palavecino en un festival, nos invitan a participar de un festival en Salta, que se la debo a un amigo, referente musical para mí”.

“En eso, estuve veinte días conviviendo con ingenieros productores con músicos con arreglistas, entre micrófonos, eso era para mí Disney. Las cenizas volcánicas del año 2011 dilataron el tiempo de eso, pero finalmente se dio, conseguimos un vuelo, pudimos viajar y fue una experiencia que me ayudó a entender dónde estaba parado, porque pasar de ser autodidacta, de no progresar mucho desde el lugar que venís, pero haber convivido con tipos que juegan en primera, que saben de qué se trata todo ese mundo, me ayudó muchísimo.

Volví con la cabeza totalmente abierta, cambiada y yo necesitaba eso, surgieron a partir de eso, oportunidades de acercarme cada vez más a mis metas. Dejaba de ser algo amateur a ser algo mucho más profesional, siempre tiene uno esa cuota de soñador, de querer aspirar a un poco más, las cosas se fueron dando de una forma muy espontánea y que no esperaba, no todo el mundo tenía la oportunidad de grabar en el estudio del Chaqueño Palavecino”.

 

El Cosquín que no fue:

COVID-19 y los distintos rubros que fueron modificándose para todos, Andrés no fue la excepción y nos cuenta cómo trabajó.
“Arranqué mi 2020 con la propuesta de participar del festival de Cosquín, integrando la delegación de Santa Cruz y a partir de ese viaje, recibía propuestas y posibilidades de hacer cosas muy interesantes, viene la pandemia y se echa todo para atrás. Sin embargo, empecé a adecuar mi espacio de trabajo para empezar a ofrecer distintas actividades vía Streaming por redes sociales, y cada encuentro que íbamos haciendo, se generaban mejores cambios, dando cada vez más características que enriquecían las transmisiones para los que me acompañaron en las redes sociales, con eso aprendí mucha producción audiovisual.

Hoy apunto a la producción en estudio, estuve trabajando con varios artistas, compuse una canción vinculada con la pandemia llamada “Destinos”, que hoy en día cuenta con muchas reproducciones en redes sociales.

Luego trabajé en una producción cien por ciento riogalleguense, que está postulada para jugar en los Gardel, canción llamada “Te quiero Libre”, que tuvo muy buena aceptación por la gente, para mí, soñado y satisfactorio”.