Briquetas

El fuego histórico

Es lo que hizo Vicente Cuello, docente –jubilado- de física y química, que elaboró un proyecto para que las familias que no tienen gas natural o envasado puedan calefaccionarse sustentablemente. Es a partir de briquetas, las cuales se elaboran con harina, agua y carbonilla. Es una solución temporal, pero valedera de cara al invierno. La importancia de la instalación de la salamandra, la aislación y ventilación para seguridad.

  • 15/04/2019 • 13:21

Vicente Cuello nació en Córdoba, tiene 78 años y es profesor de física y química. Hace 30 años llegó a Río Gallegos y hace 3 se jubiló, ejerciendo la docencia en el Industrial N°6. Se ha involucrado con TONEK, la protectora de animales de esta ciudad capital, desde hace varios años.

Con el correr del tiempo, creyó que todos deben involucrarse en las cuestiones sociales y tratar de hacer algo por las problemáticas. Es por esto que decidió presentar ante la Municipalidad un proyecto de calefacción sustentable.

Consideró que uno de los aspectos en los cuales se debe trabajar es en cómo abastecer a la gente que no cuenta con servicio de gas, principalmente en invierno.

NOS entrevistó a Cuello, quien dio precisiones de esta iniciativa y explicó cuáles son los puntos principales para que se pueda realizar y utilizar.

“Es dificultoso porque son todas situaciones aleatorias la de quienes viven en esta situación –sin gas-”, expresó, resaltando que se quedó sorprendido con la cantidad de gente que sigue cocinando con salamandras. Considera que es una gran desigualdad de desarrollo que caracteriza al país y data de largos años.

“Mi intervención es muy concreta y al hilo. Si no tienen carbón lo que tienen acumulado es carbonilla. Ésta no se puede usar en salamandra porque se vuela. Ensucia todo el ambiente, no tiene rendimiento porque el sistema de tubo-aspiración se lo lleva todo”, explicó el profesor.

Dada esta situación, comprendió que una posible solución –temporal- es hacer una briqueta. “Es una solución pre histórica. Antiguos pobladores de otros continentes ya briqueteaban”. Igualmente dijo que se utilizaba en zonas donde no había leña y contaban con matorrales. “Los compactas con un poquito de barro en lo posible, para que no se haga todo llama y se prende fuego. Ese principio es elemental, el de achicar los espacios y compactarlo para que la combustión sea más lenta”, detalló.

En el caso de Río Gallegos se junta la posibilidad de una solución que va a depender de cómo se aborde desde la situación social y cómo se piensa y trabaja luego en el desarrollo de vida de esas familias que no tienen gas.

La receta- “Esta briqueta es como un ladrillo. Tiene la ventaja que se hace en 30 segundos; y la gran desventaja es que, como lleva bastante agua, demanda mucho tiempo de secado”, explicó Cuello, añadiendo: “El inconveniente grande para esta técnica es que se debería hacer ahora, en verano, o entrado el otoño. Hay que tener lugares donde se pueda dejar que se seque y se evapore bien porque el rendimiento de la combustión va a depender de la cantidad de agua que tenga. También influye la calidad del carbón y el contenido calórico”.

De esta forma, las briquetas se pueden hacer en la casa, en un espacio libre. Lo cual podría ser un impedimento.

La fusión es simple. “Mezclas agua y harina en una olla y se hierve durante tres minutos. Se forma un engrudo al cual se le agrega la carbonilla y lo pones en un molde. El método de la briqueta tiene un extractor. La sacas y la colocas en el lugar de secado. Lo más importante es encontrar el lugar dónde hacer y dónde secar”.

Cuello explicó que, 3 ladrillos se pueden hacer con 5 litros de agua. Probando, él usó 1 litro y 6 cucharadas de harina. Para que se evapore bien dejó secar entre 3 y 4 semanas. Mientras más esponjoso sea menos resistencia va a tener, pero va a quemar mejor.

 “Cocinando, la briqueta pueda durar a lo mejor para hacer un guiso. Eso va a depender de la salamandra y la instalación”, comentó.

A tener en cuenta los peligros- Por otra parte, le preocupa el aspecto de la seguridad en todo esto. “La gente que cocina con salamandra sabe cómo usarla. La mayoría de las calorías se van por la tubería. Si esa cañería la usas para calefacción, adentro de la casa, tenés un peligro de incendio adentro”, añadió.

Dado esto, “una de las cosas que habría que hacer es brindar un apoyo a quienes utilizan salamandra. No como inspección, sino colaborar y ver cómo tienen las instalaciones y hacerle las modificaciones que hagan falta. En definitiva es un caño que tiene que salir por fuera y estar separado de la pared 10 o 15 centímetros. De esto sabe muy bien la gente de Bomberos, a quienes se les podría consultar”.

El autor de la propuesta consideró que podrían cumplir un papel importante las juntas vecinales que últimamente se han involucrado en las cuestiones sociales de la ciudad.

El método de las briquetas “lo vi cuando fui a Guaymallén, Mendoza. Fue hace años, cuando era todo de fardo, adobe y caña. Los cosechadores hacían briquetas con el polvo de la vid. La mayoría era gente de Bolivia. No hay ningún secreto en todo esto”.

El que está quemando carbón en salamandra y recibe carbonilla, no le queda otra opción que hacer briquetas porque puede almacenar en un espacio chico, adentro. La carbonilla regularmente queda almacenada afuera porque le tienen miedo a los gases. Con la briqueta los gases también los tenés pero muy bajos.

Las instalaciones de la salamandra y la aislación son los dos aspectos que se deberían tener en cuenta para la seguridad de las familias, sostuvo.  A su vez, será más fácil “porque una cosa es echar pedacitos de carbón a poner una briqueta como uno desee. Va a dar más brasa y de forma pareja. Tendrá menos llama. Esto significa menos hollín que en definitiva eso es lo que se vuelve peligroso”.

Ahora, resta esperar, ya que la Comuna de Río Gallegos convocó al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) estudia la viabilidad de este proyecto y ver la posibilidad de concretar un convenio de cara a la época invernal.