Puerto San Julián

El campo en medio de la ciudad

Hija de Puerto San Julián. Guillermina se define como una emprendedora, quien hoy puede disfrutar de ver materializada su gran pasión que emerge producto de lo que le da la tierra: cosecha frutales y vende dulces artesanales. Cómo pasó de rellenar unos frasquitos para colocarlos en la mesa de su hogar a la hora de la merienda a venderlos en ferias.

  • 16/01/2019 • 12:56

Guillermina junto a papá Guillermo y mamá Camila, y sus hermanos Carlos y Érica, son una familia de fuerte raíz productora y ganadera. Vivían en el campo en la zona de Lago Posadas, y por la década del ´70 su madre se tuvo que volver al pueblo porque ella se encontraba como pupila en María Auxiliadora. “Yo me crié en el campo con mis padres a la par. Mi mamá en la huerta y mi padre en la chacra arando, sembrando y cosechando pasto para los animales”.

Ya asentadas en la ciudad de Puerto San Julián, terminó sus estudios primarios y luego arrancó los secundarios, pero como eran tiempos difíciles debió ayudar a sus padres. Su papá si bien era dueño de la tierra, era peón, mientras que su mamá trabajaba como empleada municipal contratada, Guillermina se dedicó al comercio.

En el 2006 adquiere un terreno que sus padres habían comprado en los años ´80 con la idea de hacer su vivienda familiar, pero no pudo concretarse porque su padre falleció muy joven. Como la tierra estaba abandonada, Guillermina junto a su familia –es una orgullosa madre de cuatro: Mauricio, Joaquín, Eugenio y Federico-, cerraron el perímetro del terreno y forestaron el predio: “Me dediqué a la tierra como lo mamé de chiquita”, resaltó.

Forestaron y plantaron frutales como pera, damasco, ciruela, guinda y  membrillo, además de crear su huerta familiar que les permite cosechar sus propias verduras para su consumo hogareño.

De forma paralela comenzó a asistir a diferentes cursos promovidos por el ProHuerta que se desarrollaban tanto en Puerto San Julián como en Gobernador Gregores. Esto la terminó de incentivar con los dulces. “Siempre decía que mis frutales cada vez iban a dar más fruta, y así empecé a hacer dulces para la familia o para regalar a los amigos. Pero mi gran desafío fue lanzarme a hacer dulces para comercializar”, dijo.

En uno de los cursos sobre dulces que asistió, en el que los capacitadores habían arribado a la localidad portuaria desde Caleta Olivia, la ingeniera agrónoma Laura Agui la instó a que se lance: “Ese fue mi comienzo”, manifestó, añadiendo que al otro día se puso hacer dulces, los que la Ingeniera Agrónoma presentó en una feria de artesanos que se realizó en Río Gallegos. Allí vendió sus primeros cuarenta frascos de dulce, que eran de damasco, ciruela, pera y pasa con nuez) receta de la abuela). Ese fue el punta pie inicial para hacer posible su sueño.

Después de esta primera experiencia siguió haciendo dulces para la familia, y tuvo algunas presentaciones en ferias de Puerto San Juliar para posicionar su producto.

El gran salto

Paso a paso Guillermina continuó nutriendo su terreno. Y le surgió una gran oportunidad. La Agencia de Desarrollo de Puerto San Julián le dio la posibilidad de concretar su proyecto. Fue así que elaboró su plan de trabajo para que pueda masificar su producción de dulces.

Presentó su proyecto, pero los meses corrían y no obtenía respuestas. “No me desalenté, seguí adelante”, resaltó Guillermina quien requería imperiosamente un crédito para poder levantar su pequeña planta de producción de dulces.

Con su carpeta estancada en más de una ocasión consultó qué sucedía, hasta que Anacreón Michudis, miembro integrante de la Fundación de Desarrollo, vio su carpeta y dio el visto bueno porque entendió que su iniciativa era viable de concretar.

Ya con la aprobación de la Intendencia de Puerto San Julián, Guillermina accedió a un crédito que le permitió adquirir cuatro máquinas para la producción de sus dulces: una paila de 40 litros, esterilizador de frascos, despulpador de frutas y el llenador de frascos. Estima que para el arranque de este 2019 esté al cien por ciento produciendo y sus frascos de dulces ya pueden ser incorporados al mercado.

Resaltó que el incorporar a la producción maquinaria es solo para automatizar un poco más el producto final, pero no pierde lo artesanal: “Es un proceso totalmente artesanal, solo significará pasar de una olla de 2 litros a una de 40 litros”.

Resaltó que los productos de “El patio de Guille” se producen con fruta de la región, es decir, de productores de Santa Cruz.

“A pesar de las adversidades voy para adelante. Soy muy emprendedora y me gusta hacer cosas. Este es el ideal para mí”, puntualizó.