Especial para TiempoSur

Inglaterra: Incertidumbre por la vacuna y el miedo a una nueva ola según una trabajadora de la salud

Noelia García Mas, española, es auxiliar de enfermería del Hospital de Ipswich, una ciudad casi con la misma cantidad de habitantes que Río Gallegos, con similares restricciones, aumento de casos por reuniones sociales, aunque con clases presenciales. El requisito que le exigen para vacunarse contra el COVID y el temor a un nuevo brote luego de las fiestas de fin de año.

  • 13/12/2020 • 11:22

“Me infecté en abril. Era viernes de Pascua cuando estando de turno me di cuenta que había perdido por completo el olfato”, relata Noelia García Mas (40), española, auxiliar de enfermería (social and health care) del Hospital de Ipswich, en donde trabaja desde marzo de 2019.

En ese momento la falta de olfato no era un síntoma oficial de COVID-19 y ella sólo lo leyó en algunas publicaciones.

Consiguió la “baja” y estuvo aislada tres semanas. “Recuperé el olfato la primera semana pero tenía problemas de respiración que siguieron por un par de meses. Me ahogaba”.

Noelia, quien espera estudiar el año que viene Enfermería, trabajó en asistencia domiciliaria con personas mayores, residencias neurológicas y viviendas tuteladas con adultos con discapacidades.

Ipswich es la capital del condado de Suffolk, situada al este de Inglaterra y ubicada 132 kilómetros de Londres.

De acuerdo al sitio oficial de la ciudad, hubo un aumento de casos de Coronavirus. Además de compartir una similitud con la cantidad de habitantes con Río Gallegos, la comuna inglesa comparte la causa de aumento de infectados: las reuniones sociales. “Existe evidencia de que un gran número de casos en Ipswich involucran transmisión doméstica, especialmente cuando las personas visitan a amigos y familiares”, expone el Concejo de la ciudad.

Está todo abierto ahora, menos clubs y discotecas. Pubs y restaurantes abren si ofrecen comida también, pero sólo para un máximo de 6 personas por mesa, con capacidad controlada y hasta las 23:00”, relata.

Hace poco permitieron a los hinchas del Ipswich CF, equipo de futbol que juega en la tercera categoría del futbol inglés, poder ir al estadio. Ingresaron 2000 socios. Ayer el equipo perdió 0-2 contra Portsmouth.

Pero también se dictan clases presenciales en las escuelas. “Esto será hasta que haya algún caso positivo y toda la clase deba ir a su casa por cuarentena”, aclaró Noelia.

Su turno laboral comienza a las 06:30 en el área de enfermedades respiratorias, diabetes y enfermedades complejas.

Como en nuestro país, definen el grado de zonas de infectados mediante colores. “Mi planta estuvo en rojo la semana en outbreak (brote) porque hubo más de 10 sanitarios infectados y pacientes positivos. Se trasladaron los pacientes COVID a otras áreas, luego volvimos a verde. Pero el martes este pasado, 24 horas después, salió otro positivo. Ahora estamos en ámbar (posible contacto con positivos a la espera del resultado del PCR).

Al inicio de la pandemia hubo “mucho miedo de algo que no conocíamos y de oír que personal del hospital estaba ingresado en UTI y entubado con un respirador… Gente muy joven”.

En una oportunidad le tocó atender a un médico que había salido del coma por intubación. “No podía caminar ni hablar… Fue un shock muy fuerte”, recuerda.

Lo más doloroso fue cuando la madre de un amigo suyo le pidió si podía, por intermedio de una enfermera, enviarle un mensaje de parte de familiares a una amiga que estaba internada en UTI. “Yo regresaba al día siguiente y le dije que llamaría a UTI desde mi planta y hablaría con las enfermeras, pero justo cuando me iba a dormir, la mamá de mi amigo me llamó y me dijo que ya no era necesario dar el mensaje. Su amiga recién moría, el COVID se la llevó. Nunca pude entregar el mensaje”.

 

DESCONFIANZA

El primer país de occidente está vacunando a los adultos mayores y trabajadores de la salud desde el pasado 8 de diciembre.

“Mi hospital (Ipswich) está unido al hospital de Colchester y es allí en donde tienen la vacuna almacenada (Pfizer) y desde donde se está administrando a personas dependiendo del grupo de vulnerabilidad y también se va a empezar a administrar al personal sanitario desde esta semana, si no me equivoco”, cuenta.

Para vacunarse contra el COVID, previamente la persona debió haberse aplicado la vacuna contra la gripe (es opcional).

No todos aceptan la vacuna. La noticia mundial de esta semana de que produjo reacciones alérgicas como efectos adversos implicó dudas e incertidumbre en la población incluso en el personal de salud.

“Yo no usé nunca la vacuna de la gripe. Y este año me la tuve que poner. Porque si viajo a España no quiero poner en riesgo a mi familia, en especial a mis padres que son personas mayores… Así que seguramente me ponga la de COVID”, destaca.

Entre sus compañeros hay mucha desconfianza, por “noticias y rumores”.

Sucede que Pzifer colocó una cláusula de protección para no demandarlos si llegaran a existir efectos secundarios.

“Esta semana salieron dos casos de personal sanitario con reacciones adversas a la vacuna, uno de ellos con parálisis facial. Lo de la parálisis son meros rumores que se comentan entre sanitarios, ya que no se dijo nada en los medios sobre eso. Solo se advirtió que si alguien era alérgico a algo no debía ponerse la vacuna”, aclara.

Noelia se vacunará además para el año que viene poder viajar a Elche, en Alicante, su ciudad natal.

“De momento se puede viajar porque España y Reino Unido ya salieron del estado de emergencia, pero aún se están pidiendo cuarentenas en casa de 14 días. Y las compañías aéreas, muchas de ellas están exigiendo PCR antes de volar y los precios son de unas 120 libras esterlinas. Una locura”, advierte.

La auxiliar percibe un sueldo mensual aproximado de 1500 libras (sin incluir extras) con “enfermedad cubierta y pensión privada más 7 semanas de vacaciones al año”.

 

SE HABLA…

Como en Río Gallegos (y todo el país) existe en Ipswich temor a que las reuniones por las fiestas de fin de año provoquen un nuevo brote.

“Aquí se empieza hablar de una tercera ola tras las fiestas”, resalta.

En Inglaterra dividen la situación epidemiológica por tier (grupos).

“El norte de país está en tier 3 con muchísimos casos. Aquí estamos en tier 2 alto pero con menos casos”, expone.

Por ello, en Ipswich del 23 al 27 de diciembre “el gobierno ha relajado las normas”. “Se podrán juntar en esos días hasta máximo de 3 familias en una casa.

Recomiendan que sea siempre con las mismas familias. Pero, ¿cómo y quién controla eso? Después del 27, nadie podrá visitar otras casas”, cuestiona.

Noelia, sin embrago, es optimista. “Debemos ayudarnos unos a otros, al fin y al cabo es parte de ser humano y disfrutar de la vida cada día, cada minuto”.