Una cuestión de Estado

Represas: paralizadas y en un marco de incertidumbre

Un informe asegura que el avance de la obra en Santa Cruz, en general, es solo de un 30 %. Y, que si no se terminan, la deuda quedaría para la Argentina que también se debería hacer cargo de los pasivos ambientales. Desde el Gobierno de la provincia dijeron que el tema “está trabado” y que trabajan para su continuidad.

  • 11/02/2024 • 09:26

Antes del golpe del balotaje, Sergio Massa iba a llegar a Santa Cruz a garantizar a la provincia la continuidad de las dos represas sobre el río homónimo, cuyo recorrido es desde la zona de glaciares hasta el océano Atlántico (de oeste a este). Con este proyecto lo que se pretende es dejar dos aprovechamientos hidroeléctricos que ahorrarían miles de millones de dólares anuales al Estado, generando energía renovable y limpia. Pero eso no pasó: la corrida del dólar paralelo frenó su arribo y lo peor para Unión por la Patria apareció días más tarde, cuando Javier Milei arrasó en la segunda vuelta y se consagró como presidente de la Nación.

 

Massa en su carácter de ministro de Economía y, prácticamente, interventor del experimento fallido del Frente de Todos, había gestionado el giro de fondos por parte de la empresa china Gezhouba (que tiene el 70 % de las acciones) y mantenía una relación realmente aceitada, donde siempre buscó mostrarse atento al tema. Anunciadas por Cristina Kirchner cuando era presidenta, hace más de diez años, las represas que se construyen en la provincia están paralizadas desde el 18 de diciembre de 2023 (con una guardia mínima para garantizar cierta cobertura) y su futuro, otra vez, es incierto. Los vaivenes parecen no tener fin.

Un informe publicado en el diario El Cronista da cuenta que el avance tiene una lentitud notoria y, en líneas generales, solamente están construidas en un 30 %. “Poco antes de finalizar 2023, el avance de la represa Néstor Kirchner estaba en un 20 %; la Jorge Cepernic, un 45 %, y la línea de Extra Alta Tensión en 500 kilovoltios (kV), poco menos de un 10%”, asegura el artículo. Las obras, financiadas en su totalidad por China, corren riesgo en cierto punto por la mirada de política exterior que tiene el Gobierno de Javier Milei. El mandatario dijo, más de una vez, que no negociaría con “comunistas” y tuvo en paralelo un acercamiento con Taiwán, mediante la controversial canciller Diana Mondino.

“Tuvimos una reunión con los empresarios chinos, donde nos dijeron que no tienen una comunicación con el Estado Nacional. Tenemos un acuerdo firmado hasta el 29 de febrero y estamos tratando que Nación abra una mesa de diálogo para ver si se puede continuar. Pero desde China han presentado un petitorio en el Ministerio de Trabajo, donde dicen que si no hay entendimiento, levantan y se van. Hay cerca de 4000 puestos de trabajo directos e indirectos. Sin represas generan un conflicto social, ya que es una de las obras principales”, dijo a TiempoSur, hace unos día,s el flamante delegado de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) en Santa Cruz, Raúl Silva.

widget contenido relacionado
 
Mira Tambien

 

 

Lo que alerta Silva, con evidente preocupación, no es casual: el presidente de Gezhouba, Zhang Jun, visitó al gobernador Claudio Vidal hace un mes y le pidió que intervenga en la interlocución de la empresa con el Gobierno Nacional, para tener mayores certezas sobre lo que pasará con la mega obra situada en Santa Cruz. “Voy a defender la continuidad de las obras en las represas y rediscutir el 12 % de regalías que le dejan a la provincia”, había confirmado Vidal en su visita a las represas, en octubre pasado.

Iniciadas en 2015 (tres años después del anuncio), y demoradas durante la gestión de Mauricio Macri, además del primer tramo del Gobierno del Frente de Todos, las dos represas (Néstor Kirchner y Jorge Cepernic) son de los proyectos más ambiciosos vigentes en el país en infraestructura y, si la situación continúa con este nivel de incertidumbre, corren el peligro de no concluirse. Por el momento, los actores involucrados siguen a la espera de la Adenda XII, un documento que deberían rubricar representantes de Energía Argentina S.A. (exENARSA) y China Development Bank Corporation, Industrial and Commercial Bank of China Limited (ICBC) y Bank of China Limited, y que establece las condiciones financieras y de obra actualizadas.

Los plazos que fueron establecidos, en un principio, grafican con precisión la elocuente demora: se suponía que estarían terminadas en cinco años (su construcción está a cargo, además de Gezhouba, de Eling Energía e Hidrocuyo, nucleadas bajo la sociedad de Unión de Empresas Transitorias Represas Patagonia) y, ahora, las fechas fijadas merodean el 2027 o 2028. En 2016, hubo una demanda en la Justicia por parte de organizaciones no gubernamentales “por la carencia de un informe que evaluara el impacto ambiental de las represas en el río Santa Cruz”. La Corte Suprema, posteriormente, debió intervenir por un recurso presentado y había frenado las obras. Luego, continuaron. La puja entre las organizaciones ambientales y las empresas involucradas estuvo siempre presente.

Según El Cronista, si las obras no se terminan, la Argentina se quedaría con la deuda con China y sin la posibilidad de repagarla a través de la generación de energía (el contrato establecía 20 años de gracia para el pago). Además del pasivo ambiental que tendría que remediar en la provincia, algo hoy en agenda, por ejemplo, con las áreas maduras de las que se desprenderá YPF. Un alto funcionario del Gobierno de Santa Cruz consultado por TiempoSur, aseguró que “está trabado” y que están trabajando para la continuidad de las represas, donde -según varios relevamientos- tienen dependencia entre 3 mil y 4 mil empleados, muchos de ellos de Santa Cruz.

Visitadas por Cristina Kirchner, Mauricio Macri, Alicia Kirchner y Claudio Vidal, las represas han sido consideradas la obra de infraestructura más importante del país y, ahora, están en riesgo de convertirse en un “elefante blanco”, en medio de la provincia de Santa Cruz.