El legado del Papa Francisco, desde la voz González Balsa

En el marco del reciente fallecimiento del Papa Francisco, el obispo auxiliar de la diócesis de Río Gallegos, Monseñor Fabián González Balsa, compartió sus sensaciones y recuerdos en diálogo con el programa El Mediador por Tiempo FM 97.5. A lo largo de su testimonio, evocó el legado espiritual del primer Papa argentino y reflexionó sobre la reacción que generó en el mundo su partida.

“Muy buenos días. Un saludo a toda la gente del Mediador, a toda la audiencia. Gracias por comunicarse una vez más, de corazón muy agradecido”, comenzó su intervención, visiblemente conmovido.

Desde su mirada pastoral y humana, expresó lo que sintió al conocer la noticia de su muerte. “Uno lo va viendo por las redes, por la televisión, y no alcanzan las palabras. La impresión que uno tiene es que tristemente, como suele pasar, valoramos o ponemos en la verdadera dimensión a la persona cuando fallece. No solamente el público en general que se está acercando a despedir los restos del querido Papa Francisco, sino también en nuestra patria, en nuestro país. Nos dimos cuenta o nos damos cuenta de la persona de Jorge Bergoglio, del Papa Francisco, lo que significó, lo que significa y lo que va a significar: su persona, su legado, su enseñanza, sus gestos. Obviamente se van a agigantar porque suele pasar así. Lo estoy viviendo con mucha emoción, también por la cercanía que tengo con él, con mucha tristeza y también con una profunda alegría de que él vive para siempre”.

En su reflexión, remarcó la importancia de su figura para el país y el mundo. “Han fallecido otros papas y por supuesto la información ha sido mundial. Hemos tenido días de transmisión de los distintos canales y de distintos países mostrando ese fallecimiento y la despedida. En este caso, el Papa era como nuestro, porque es argentino. Estamos tan atentos a esto que se está llevando a cabo también por su figura: su humildad, su carisma, su contacto con la gente. Yo creo que son las dos cosas. Somos argentinos y a veces nos sentimos un poco como el ombligo del mundo, el centro del mundo. Y somos así”.

Al hablar de su legado dentro de la Iglesia, Monseñor González Balsa señaló: “También resalto su figura. Él ha traído una novedad, un refrescar muchas cosas, un volver a los comienzos o a los orígenes de la Iglesia que se remontan a Jesús. Esta es la consecuencia. Esto no puede ser impuesto o provocado. Esto sale del corazón y es natural. La gente responde porque lo siente, porque así lo está viviendo, porque es algo natural y necesita hacer este gesto”.

Desde su lugar como religioso, vinculó su muerte con un tiempo espiritual profundo: “Creo, y lo digo con mucho respeto, que fue providente la partida a la Casa del Padre del Papa Francisco en el contexto de la Semana Santa, de la Pascua. Jesús vive, Jesús resucita, con tantos mensajes de esperanza en un mundo tan cascoteado, tan difícil. Todo lo que él ha dejado, a diferencia de otros papas, que también tienen un enorme legado, nosotros lo vemos porque es nuestro. Él es nuestro, y por eso nos sentimos un poco huérfanos. Se nos fue papá, el que nos cuidaba. Por más que algunos lo criticaban, resongaban, le tiraban la bronca, es papá. Y eso estamos viviendo, más allá de si uno es creyente o no”.

Sobre su impacto actual, incluso entre los jóvenes, afirmó: “Mucha gente se está acercando. Estoy en Ushuaia, y se están acercando a pedir ser creyente. Esto es por lo que se dice, se ve. Dios siempre llega a tiempo a los corazones. Para el corazón grande del mundo, la figura de Francisco fue oportuna. Este es el momento de vivir todo esto”.

Recordó su relación personal con Bergoglio desde sus años en Buenos Aires: “Soy de la Arquidiócesis de Buenos Aires, me formé en Buenos Aires. Él fue mi obispo, fue quien me ordenó diácono. Las charlas, cuando me nombró párroco de distintas parroquias, o cuando me tocó ir a Roma para hacer el curso formativo de obispos, en el almuerzo, era Jorge. La relación era del hombre sabio, santo, con defectos, con errores, como los tenemos todos, pero con una sabiduría que hacía que el tiempo se hiciera corto. Por eso estoy conmovido. Se fue un grande”.

Y añadió con emoción: “Seguramente vieron el video que hizo la AFA sobre Bergoglio. Es eso: un jugador extraordinario, de toda la cancha, de mirar, de saber resolver. Esto lo dicen líderes mundiales, personas de otros credos, inclusive gente que no es creyente. Se fue un referente. El mundo, la Argentina, la Iglesia, lo vamos a extrañar”.

Sobre el futuro de la Iglesia y el próximo Papa, reflexionó: “La Iglesia la conduce el Espíritu Santo, la conduce Dios. Somos un rompecabezas, cada uno es una pieza única. El que venga, el nuevo Papa que elegirán a partir del 5 o 6 de mayo en adelante con el cónclave, ocupará otra pieza de ese hermosísimo rompecabezas. Aportará otra cosa. No va a haber otro Francisco, otro Jorge Mario Bergoglio. Pero el que venga aportará lo que Jorge Mario no pudo, no supo o no era de su estilo. Eso es lo hermoso que tiene la Iglesia”.

En un paralelismo íntimo, compartió: “A mí me gusta, haciendo referencia a mi papá, que también está en el cielo: un padre. Un padre bueno, misericordioso, que tenía un corazón y las puertas abiertas a todos. Cabeza dura, así lo decían los médicos. Mal paciente, pobre, no hacía mucho caso. Pero un padre. Por eso nos sentimos un poquito huérfanos. Este mundo tan baqueteado, con temas económicos, guerras, problemas, necesita que haya padres. Que haya un padre”.

Sobre su llegada a la juventud, sostuvo: “Así lo tomaron los jóvenes. Ellos eran muy allegados a él. Supo conquistarlos cuando les decía: ‘Hagan lío, sueñen, tengan sueños’. Fue importante para la juventud, que estaba muy cerca del Papa. El joven, además de toda la revolución y la fuerza que tienen en su corazón, vio en Francisco un referente. Por el Año Santo, el Año Jubilar, este lema que estamos compartiendo de ‘peregrinos de esperanza’, en este momento se está haciendo la jornada jubilar de los jóvenes en Roma, y están yendo jóvenes de todo el mundo. Este fin de semana, que se suspendió, el Papa iba a canonizar a Carlo, este joven italiano que murió muy joven, adolescente. Con todo eso, el joven vio en Francisco un referente. Por más que era un viejito, una persona grande, era un referente. Esto es lo maravilloso”.

Para cerrar, concluyó con una reflexión espiritual: “No puedo abstraerme de la persona religiosa que soy, pero es un tiempo muy de Dios. Dios nos está contando, hablando, diciendo: miren lo que está pasando. Esta repercusión en líderes religiosos, presidentes, personas de nuestra Iglesia Católica... No es uno más. Hay que ser humilde, aceptar lo que nos toca vivir, saber mirar y aprender esto que sucede, que evidentemente es una enseñanza de Dios”.

Y finalizó con un mensaje a la comunidad: “En todas las iglesias del mundo, en nuestra diócesis desde el lunes todos los días estamos rezando por el eterno descanso del Papa Francisco. Decimos a nuestras comunidades de parroquias, capillas, colegios: recen por el nuevo Papa. Ahora es el momento de despedir los restos del Papa Francisco. Seguramente, a partir del lunes 5 de mayo, cuando se organice el cónclave, tendremos que rezar por el nuevo pastor que va a conducir esta enorme comunidad que son los cristianos en todo el mundo, para llevar el evangelio a todas partes. Tenemos que rezar por los dos, y por tanta gente que está conmovida por este momento que nos toca vivir”.