Análisis

De ausencias dolorosas y presencias discontinuas

Por Mariano Taglioti. 

  • 17/10/2021 • 11:27
El fallecido intendente Guillermo Mecado
El fallecido intendente Guillermo Mecado

Guillermo Mercado falleció a los 51 años. Referente del peronismo del noroeste provincial, con un prestigio personal difícil de traspasar, su temprana muerte enlutó a la región, con el dramático dato de una juventud estremecedora. Un vecino de su tiempo y época, en una zona con todo por desarrollar (emprendimientos y turismo), lejana a la central del poder riogalleguense pero clave en cualquier armado electoral. A la devastación personal constatada en líderes del oficialismo, se le suma en adelante la falta de un dirigente clave en la construcción de poder a futuro de todos los alfiles justicialistas. Su corazón endeble no aguantó el ritmo físico de la reconversión a atleta y biker, y le jugó la última mala pasada, quizá en el momento de mayor reconocimiento a su gestión, en un paraje algo olvidado y aislado de nuestra geografía, desde donde cuesta que lleguen las noticias y adonde las ciudades de las luces (Río Gallegos, Caleta Olivia y El Calafate) ignoran imbuidas en su propio ombliguismo y problemática.

¿Qué impronta deja Mercado? Un Los Antiguos de emprendimientos, autogestiones, cercano a lo ambiental, turístico, peleando la tercera plaza por sobre Puerto Deseado. Por, sobre todo, un perfil de hombre accesible, cercano, alejado de la burocracia que inunda a sectores obsoletos de la gobernanza. Y al final del día, su calidez, reconocida por propios y extraños, a ambos lados del río ideológico.

Ernesto Cruz falleció a los 63 años. Referente del radicalismo provincial.  Joven, extremadamente joven en el ámbito de la vida actual, que estira existencias salvando derrapes pandémicos. Había trabajado mucho en su vida, siendo carne de comité, fijo en las compulsas boina blancas (que nunca alimentó) y buen vecino y dirigente. Persona con convicciones marcadas, con fuertes diferencias y críticas al proceso histórico kirchnerista provincial. Recorrió mucho la provincia instalando las candidaturas de Eduardo Costa, se preocupó por la generación de nuevos cuadros, y también, como Mercado, en un momento de empezar a cosechar prestigio y tranquilidad, partió. Pareciera que sólo estaban acostumbrados estos animales políticos al rocanrol. Y también, con un análisis más cercano a la salud poblacional, una muestra en el final de sus días de los problemas endémicos de nuestra provincia. Los santacruceños morimos relativamente jóvenes, asociados a una pésima alimentación (la base es la harina, sal y grasas), el sedentarismo asociado al clima (falta de sol crónica, con el salvamento del imprescindible deporte outdoor) y los índices de tabaquismo más alto del país y top de Latinoamérica. ¿Se puede combatir todo esto?, sí, aunque implica un cambio cultural muy fuerte. Este cronista define exagerando a veces que Río Gallegos es un cementerio de colillas de cigarrillo (contaminantes a nivel dramático) donde también habitan perros, y por último, seres humanos.

¿Qué Ernesto Cruz podés reivindicar como ciudadano?

El de ese vecino que vivía el día a día atento primero a lo que le sucedía a los demás, para después planificar su suerte.

¿Qué podemos quedarnos de estas trayectorias vitales afables, sensatas, sinceras?

La buena leche. La cercanía al vecino sin la estridencia del poder alejado de la realidad. El caminar la provincia. El dialogar más allá de los colores políticos. El buscar soluciones más allá de las coyunturas. El escucharse sin agredir. El promover la formación de jóvenes en la arena política. El uso del Estado no para beneficio de un ego personal, sino colectivo. Es difícil hablar bien de un político en la actualidad, ni siquiera resuena taquillero, pero cualquiera que lea este envío y los haya conocido en persona dará buena fe de las afirmaciones.

Se fueron rodeados de respeto, de recogimiento, y de dolor. Algo importante sembraron. En épocas de griterío, señalamiento y enfrentamiento, son un buen mojón de referencia. Queda el sabor amargo de que estaban para mucho más, y que tenían un papel en esta Santa Cruz de cambio de época que se viene. Nuestra provincia lucha, deberá luchar, por reinventarse en el mundo post pandémico. Todos somos de alguna manera sobrevivientes, 400.000 humanos en un territorio abrumador, intentando conectarnos, producir, viajar, comer, vestirnos, estudiar.

Intentando surfear planificaciones inconstantes (la presencia del título en la nota) que nos dejan sin vuelos y dependiendo de un aeroclub de zona norte artesanal.

Buscando que no se siga cayendo gente en la red de la precarización laboral, porque un trabajador no puede ganar menos que la línea de pobreza.

Aprovechando las bendiciones de los recursos naturales para que no se siga escapando la renta a países extranjeros y quede mucho más aquí. Ese proceso es largo y exige un esfuerzo de generaciones, sí.

Desarmando la trampa de las adicciones (alcohol juega de local en estos lados del Sur) que nos cuesta mirar y enfrentar.

Todas las bases del planeta que conocimos, la civilización construida, cambiaron. Habrá que adaptarse. Del mundo que nos educó, podemos traer a este peronista y radical recientemente desaparecidos, para no perder por, sobre todo, la manera de tratarnos, para andar en sociedad este camino.

Respetos a Mercado y a Cruz. Y a continuar lo bueno. Han dado un buen ejemplo a los jóvenes. Y no se imaginan, estén donde estén, lo difícil que es pasar por este plano, con esa frase de despedida. Baja el telón de esta nota, con un viento soplando dictatorialmente, abrumador, casi obsceno. A todo esto, el único permanente de esta historia.