Columna de Opinión

Bautismo de Fuego

Por Rubén Zárate.

  • 08/05/2022 • 09:11
Rubén Zárate. Profesor Titular e Investigador Instituto de Trabajo, Economía y Territorio, UNPA.
Rubén Zárate. Profesor Titular e Investigador Instituto de Trabajo, Economía y Territorio, UNPA.

El 1ero de Mayo el jefe de la Fuerza Aérea, Brigadier General, Xavier Isaac, decía "volvemos a San Julián para reafirmar que el sentimiento malvinero sigue tan vivo como siempre", en el marco del acto de conmemoración de los 40 años del bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina contra una potencia extranjera. En los hangares de la base aérea montada para la guerra y luego junto al cenotafio que lleva sus nombres también se rindió homenaje a los 36 oficiales, 14 suboficiales y 5 soldados muertos en acción.

La historia con los ojos del presente

Conmemorar es también traer la historia al presente. Cada documento desclasificado del Reino Unido y de EEUU confirma que Malvinas, su proyección al Atlántico Sur y Antártida tienen un interés económico de largo plazo para el primero y constituye un activo geoestratégico para el segundo a través de la OTAN, considerando posibles hipótesis de intervención en América del Sur.  

Esta guerra se enmarcó en la más cruda violencia colonial del Reino Unido y fue incorporada a la estrategia general de la OTAN, que aún hoy conserva su jurisdicción sobre Malvinas desde el Comando Europeo.

Las expresiones coincidentes del Jefe de la Fuerza Aérea y el Ministro de Defensa sobre la necesidad de consolidar el Fondo Nacional de la Defensa para fortalecer la capacidad disuasiva nacional marcan un rumbo acertado. Más aún cuando las guerras europeas actuales confirman la tesis del filósofo alemán Peter Sloterdijk que el Brexit nació a partir de la decisión de Gran Bretaña ¨de entregarse al sueño anacrónico de la soberanía imperial¨, en una ¨Europa que conforma un club de imperios humillados que aceptaron que no les queda otra alternativa que una política de circunspección post-imperial¨.

Balances, manuales y heroísmo

El Brigadier y piloto retirado Roberto Di Meglio, hizo un descarnado balance de 1982, "en poco tiempo tuvimos que aprender sobre los sistemas de armas del enemigo, sus capacidades, su letalidad, y también sobre las características del combate aeronaval para el que no habíamos sido adiestrados¨. Un ejemplo ilustró esa situación, los pilotos no tenían trajes antiexposición o de frío para acciones en el océano, pero fue resuelto “de onda” por un empresario patagónico que los diseño, probó él mismo y fabricó en tiempo récord.

Contrasta con la asistencia inmediata al enemigo, de Alemania, Italia y Francia para describir el material bélico vendido a Argentina. El secretario de Defensa Inglés John Nott señaló en 2002 que “Francia facilitó al Reino Unido aeronaves Super Étendard y Mirage, que había vendido antes a la Argentina, para que los pilotos ingleses de los aviones Harrier pudieran adiestrarse para luchar contra ellos” y que canceló el envío de 10 misiles Exocet (aire-mar) y todo tipo de armamento que Argentina había comprado antes de la iniciación del conflicto. Prohibición que aún se mantiene y que se extendió a todos los países que tengan equipamiento con alguna parte de industria británica, como quedó demostrado hace poco con el intento de comprar aviones a Corea.

Todo el diseño táctico y el despliegue británico se basó en esos datos para mantener sus activos militares a distancia y en la decisión de EEUU de proporcionar información e inteligencia satelital para la guerra electrónica, la cesión de uso de la base aeronaval de la isla Ascensión, determinante en lo logístico y operativo para la flota y aviones Ingleses y la provisión de misiles Sidewinder (aire-aire) y misiles antirradar Shrike.

A pesar de eso, los analistas de tecnología militar todavía se sorprenden de la capacidad de los pilotos argentinos, que con la contribución de técnicos y mecánicos, lograron llegar más lejos y estar más tiempo en combate que lo que señalaban los manuales, con operaciones que lograron cambiar varias disposiciones del enemigo durante la guerra. La heroicidad se anida en ese espacio de pocos minutos que podían volar sobre Malvinas, entrar en combate y volver sobre cientos de kilómetros sobre el océano.

Como toda guerra asimétrica acá también se opusieron las economías y las instituciones, no solo los combatientes. Quienes dispusieron de la solidez institucional, el capital, la industria y la tecnología contra quienes en ausencia de esto, opusieron principalmente sus cuerpos,  el coraje y la valentía en cada una de las 445 salidas de combate efectivas contra objetivos militares británicos.

Sociedad y guerra  

Lo ocurrido antes, durante y después de la guerra da razón a Carl Von Clausewitz, cuando sostenía que: “Toda sociedad tiene una manera de hacer la guerra que le es propia”. No se refería solo a las tecnologías y herramientas de la guerra sino también al sentimiento y la cultura de los pueblos.

El centenar de ex combatientes que asistieron de todo el país también se emocionaban por el reencuentro con la gente del lugar con quienes compartieron toda la guerra. No solo los oscurecimientos y ensayos de ataques, sino también la alegría por quienes regresaban y el dolor por aquellos caídos en combate. Las escenas las sintetizó políticamente el Ministro Jorge Taiana, al decir que “no hay sociedad que pueda ponerse de pie sin honrar a sus héroes".