Entrevista

Los del otro lado

En Río Gallegos, un matrimonio fue pionero en la utilización de un modo para poder hablar con los que ya no están. Su libro fue el primero en Argentina sobre este tema. Qué es la Transcomunicación Instrumental, un método difundido en todo el mundo desde hace décadas. “Me han dicho que estoy loco, que tengo un pacto con el diablo”, dijo uno de sus precursores. 

  • 05/11/2017 • 12:18
“Ella nos contesta que estaba en un lugar maravilloso y que era fantástico”
“Ella nos contesta que estaba en un lugar maravilloso y que era fantástico”

Toda actividad que está fuera de los usos y costumbres se tilda de “raro”, “absurdo” y hasta se lo cubre con un manto de “irracionalidad”.  
Será la primera impresión que se tendrá al leer que Juan Carlos “Lito” Maldonado y su esposa, la Dra. Mónica Costa (fallecida en 2015) hablaron durante casi 16 años con su hija Diamela, luego de que ella falleciera en un trágico accidente de tránsito en 1999 en Río Gallegos.
Juan Carlos y Mónica escucharon la voz de Diamela gracias a la Transcomunicación  Instrumental, un método que desde décadas  se descubrió en el mundo y que ahora cuenta con un centro internacional, International Network for Instrumental Transcommunication (ITC), dedicado a difundir las voces de los que ya no están, avaladas por científicos y pruebas objetivas. 
No es la intención de la publicación cuestionar, sino sólo exponerlo con el testimonio de Juan Carlos Maldonado,  quien fue referente de este método en la capital santacruceña, y cuya esposa escribió el primer libro en Argentina de TCI. 

-TS: Su hija falleció, pero usted hablaba con ella luego de su muerte. 

Buscamos la forma, al no tener explicación lógica de por qué una persona de 16 años debe partir… No fui tanto yo, sino mi esposa, la Dra. Costa, quien se ocupó de buscar la forma de comunicarse con ella y gracias a Dios tuvimos un encuentro con ella.

-La Transcomunicación Instrumental se realiza hace muchos años en el mundo. Ustedes fueron los primeros en Santa Cruz. Es increíble, pero a la vez poco creíble.

Yo diría que es asombroso, no increíble. Lo que nos pasó es que después de la pérdida, llegamos a un lugar donde había gente que había tenido la misma pérdida que nosotros: fue un matrimonio francés que se presentó en un programa de televisión, y que justo ese programa casualmente lo vimos con nuestra hija.
Ellos contaban un método por el cual se podían comunicar con su hija que había partido, que estaba en otro plano. Mónica al recordar ese programa se puso contacto  y le dieron una dirección que era en el Partido 3 de Febrero, en Caseros, casualidad porque yo nací en Caseros. 
Viajó y se comunicó con ellos. Yo pensaba que le iban a vender un sistema o un método, como siempre piensa cualquier argentino, ya que en estos temas está lleno de chantas y creía que la podían engañar. No fue así, al contrario, Mónica  volvió con grabadores y un montón de material que no le salió nada y la ayudaron muchísimo. Eran Noelia y Luis, son los lo que manejan la  transcomunicación desde Buenos Aires y en dónde se reúnen todos los sábados de cada mes.
Empezamos a practicar la transcomunicación. Consiste en tener un sonido de base y otro grabador para copiar lo que se responde. Dos grabadores, uno en una base con un sonido que puede ser lluvia o ruido blanco o incluso un idioma desconocido, eso da una base para que nuestros seres queridos que no tienen cuerpo, tomen ese sonido y lo conviertan en una voz que sea audible.
Esa práctica la hizo Mónica porque yo la acompañé y nuestra hija tardó un mes en aparecer, y fue luego de preguntarle, y contestó “Diamela, Mamá, soy Diamela”, como diciendo soy yo, y acá estoy. 
Nos dejó muy tranquilos, y nos permitió seguir practicando con resultados increíbles. 
Luego Mónica no se quedó con lo aprendido, y a través de un libro lo publica para contar nuestra propia experiencia y enseñar el método, porque en Argentina no estaba tan difundido. Hizo el libro, y fue el primero, que nos llevó a ayudar a muchísima gente.


-Cuando habló, ¿qué fue lo más asombroso que le respondió? Quizás lo primero que uno preguntaría es dónde está…

Ella nos contesta que estaba en un lugar maravilloso y que era fantástico, con respuestas de ese tipo.
Lo que más llamó la atención es que estando en México en un congreso de transcomunicación, nuestra hija se dirigió a mí con un sobrenombre que solo ella conocía, aunque no tuve nunca dudas de que era ella.
El que no tuvo una pérdida tan significativa como un hijo, tal vez no  entienda que la vida sigue en otro plano de existencia, yo no tengo ninguna duda. 
Le pregunté (a su hija) si el día que me toque partir ella iba a estar, y me respondió que sí... Así que yo estoy tranquilo… Ando por la vida con la valija vacía, porque no sé cuando saldré, pero   tengo tranquilidad de que ella me espera y ahora me espera mi esposa también.


-Es duro preguntarle, pero ¿le han dicho que está loco por hacer esto?

-Me han dicho que estoy loco, que tengo un pacto con el diablo. Porque hay religiones que creen que es el diablo quien habla en las grabaciones. Pero si fuese así, voy a tener que agradecerle al diablo que me permite la oportunidad de hablar con mi hija, pero eso si fuese así, aunque no es creo que así sea.  
Todo tiene una maduración todo va cambiando y este sistema llegó a cambiarnos la vida, a nosotros y a mucha gente. Enseñamos el método en Río Gallegos, y en el mundo mucha gente practica la transcomunicación y la lleva a cabo con otros medios, y no grabadores de cinta, sino cualquier medio. Hay gente que se comunicó con sus seres queridos a través de sus teléfonos celulares, porque ellos (los fallecidos) se comunican por cualquier medio electrónico que tienen al alcance. Si estamos toda la vida tratando de comunicarnos con ellos, y encontramos un modo, por qué vamos a cuestionarlo. Hay que tener fe, y certeza de que la vida sigue después de la muerte. 

(Nota completa en la edición impresa de TiempoSur)