Justicia

Violencia vicaria: la lucha diaria de muchas mujeres en Santa Cruz

En carne propia, cuatro mujeres decidieron contar su vivencia con este tipo de violencia que, si bien existe, no es muy conocida y, a causa del desconocimiento, muchas veces terminan siendo ellas las que pierden lo que más aman, sus hijos.  (En este escrito se respeta el anonimato de cada una de las denunciantes).

  • 14/01/2024 • 12:58

Un promedio de un femicidio cada 27 horas fue registrado en Argentina, cifra que significa un aumento en los asesinatos de mujeres por razones de género.

Estas muertes dejan tras de sí a numerosos huérfanos y en algunas ocasiones (pero siempre demasiadas) los hijos e hijas son utilizados e incluso asesinados para infligir dolor a la madre. Esto se denomina, violencia vicaria.

¿Qué es la violencia vicaria y qué se pretende obtener a través de ella?

La violencia vicaria es aquella que tiene como objetivo dañar a la mujer a través de sus seres queridos y especialmente de sus hijas e hijos. El padre ejerce una violencia extrema contra sus criaturas, llegando incluso a causarles la muerte. El ánimo de causar daño a su pareja o expareja a toda costa supera cualquier afecto que pueda sentir por ellas/os. El asesinato de las hijas o hijos es la parte más visible de esta forma de violencia extrema que destruye a la mujer para siempre; pero es habitual la manipulación de hijas o hijos para que se pongan en contra de la madre o incluso la agredan. Esas hijas e hijos sufren un daño irreparable y son también víctimas de violencia de género. El objetivo es el control y el dominio sobre la mujer, en un alarde máximo de posesión en una relación de poder que se sustenta en la desigualdad.

La violencia vicaria cuenta con la complicidad de una sociedad que cuestiona permanentemente a las mujeres, que las priva de autoridad y pone en duda su palabra. Las mujeres suelen intentar que su voz se oiga en el colegio de esas hijas o hijos, entre las amistades, en la propia familia, en los Juzgados, pero los imaginarios del “buen padre” y la “mala madre” se imponen. Se prefiere escuchar al varón y apoyar al hombre que juega a ser víctima, que a esas mujeres que, desesperadas, intentan hacer oír su voz para evitar que el padre haga daño a sus hijas o hijos.

¿Cómo se manifiesta la violencia vicaria?

La violencia vicaria puede tener diversas manifestaciones, pero entre las más comunes se encuentran:

  • Amenazas de llevarse a los niños y niñas, quitarle la custodia o incluso matarlos.

  • Aprovechar la presencia de los hijos e hijas para insultar a la madre, hablar mal de ella, humillarla y amenazarla.
  • Interrumpir los tratamientos médicos o farmacológicos de los niños y niñas cuando deberían de estar en tratamiento.
  • Utilizar los momentos del régimen de visitas para inventarse información dolorosa acerca de las hijas e hijos o la ausencia de información durante esos días.

Si bien es una violencia no muy nombrada, existe y lo viven muchas mujeres de Santa Cruz. En esta oportunidad, TiempoSur pudo dialogar con cuatro mujeres (reservando su identidad y la de sus hijos con nombres ficticios) que vivencian esto todos los días y han utilizado todos los canales judiciales para que esto pare y aún, no han tenido respuesta.

“Soy Brenda y sufrí violencia, me separé y por todo lo que pasó denuncié tres veces y sigo esperando alguna respuesta por todo esto ya que me sacó a mis dos nenes más grandes y hace poco volvió mi nene más chico conmigo y estoy a la espera de que salga la restitución o les pongan psicólogo a mis hijos, pero todavía sigo con mensajes amenazantes y por esto perdí mi trabajo”, detalló una de ellas.

Por otra parte, María es una vecina que vivió en Río Gallegos donde tuvo a su hijo y por cuestiones de la vida debió volverse a su país: “Decidimos de común acuerdo que mi hijo viajara a Mar del Plata en el 2021 con su padre solo de vacaciones, cosa que no fue así. En marzo del 2022 viajé a buscar a mi hijo, al principio no me lo quería dar ya que los abuelos paternos decían que mi hijo tendría una mejor vida ahí. En diciembre del 2022 me pide que se lo quería llevar de vuelta con su hermana de 12 años, se lo di con permiso de un Juez, me lo tenía que traer de vuelta el 24 de febrero, cosa que nunca sucedió, dijo que quería quedarse con él y a mí me entregaron a la otra nena”.

Y agregó: “En enero del 2023 me volví con mis nenas a Paraguay, donde vivo con mi madre y mi hijo se quedó con su padre, en febrero fui a Mar del Plata a la Comisaría de la Mujer, pedí ayuda, fueron tres patrulleros y no hicieron nada y me volví a Paraguay sin mi hijo porque me hicieron una medida cautelar diciendo que soy una madre violenta y más cosas horribles, ahora debo buscar abogado y siento mucha impotencia porque al ser extranjera no he conseguido ayuda alguna”.

La historia de Carla también se suma a este escrito: “En mayo del 2021 decidí terminar mi relación, en septiembre logré que se vaya, pero viví varias cosas, me decía que se iba a llevar a mis hijas y el juez determinó que era violencia psicológica y le puso una perimetral que siempre rompía, por siete meses no me pasó plata para mi hija, nunca cumplió con el régimen de visita, desapareció y el año pasado empezó todo de nuevo a manipular a mi hija con cosas materiales”.

Y resaltó: “Él se encuentra en una mejor situación que yo económicamente y sumado a eso un funcionario le puso un muy buen abogado. Tengo audios de mi hija que quería verme y él no la dejaba y en enero del año pasado ella decidió irse con él y sé que está manipulada, hablé con una funcionaria que me dio una mano muy grande y tenemos turno con el psicólogo esta semana y hasta ahora solamente la vi tres veces, estoy viviendo un calvario, se que mi hija está mal psicológicamente y encima el juez no dio a lugar y se pusieron todos del lado de él”.

Otra de las vivencias es la de Marcela que comenzó su declaración con una frase desgarradora: “A veces decir basta a los malos tratos, a la violencia física, económica, sexual y psicológica nos hace pagar con lo que más nos duele”.

Y comenzó con el relato de lo que le ocurrió: “En febrero de 2023, algo empezó a cambiar, fue la primera vez que mi hijo me dijo: ‘no te quiero ir a ver, estoy cansado’. Esto se repitió dos veces más, a la tercera, le pregunto al padre, a lo que él me contesta ‘él está enojado con vos por la separación, vos sos la que de un día para el otro te quisiste separar y él no quiere ir y no lo voy a obligar’”.

“En su momento mi hijo decidió quedarse a vivir con su padre y visitar mi casa por las mañanas para desayunar, almorzar y luego ir al cole, después del cole, nuevamente nos veríamos y se volvería con su padre, a cenar y dormir. A mí esto no me pareció mal, ya que papás somos ambos y mi hijo tiene derechos y obviamente por mi parte siempre será escuchado y respecto al motivo de la separación fue la violencia de género, los malos tratos hacia mis hijos y también violencia, cosa que con más frecuencia ocurría cuando tomaba alcohol y no fue algo que se dio de un día para el otro, fue meditado y tuve que juntar los recursos económicos para poder hacerlo, ya que cuando decido judicializar las cosas, es cuando empeoran las cosas, no solo mi hijo no quiso verme más, sino que me bloqueó todos los medios de comunicación, diciendo que su psicóloga le dijo que si él quería, podía dejar de hablarme y estaba bien”, manifestó.

En este marco, desarrolló: “Al día de hoy, hace más de 10 meses que no sé nada de mi hijo, tengo en el expediente de cuidado personal de mi hijo un informe donde su psicóloga recomienda que no me vea, que no me hable, porque mi hijo tiene un relato que lo mantiene y lo sostiene, con sus propios argumentos para no querer verme. Esa misma psicóloga me dio dos sesiones, a las que fui con las mejores intenciones, pero lo único que hizo fue ser dura con sus palabras y pedirme que no moleste a mi hijo, ya que decía que, al enviarle mensajes de texto, yo lo hostigaba y después retrocedía en su tratamiento psicológico y al día de hoy, aún no hemos tenido una audiencia, estamos a la espera y hemos pasado las pericias psicológicas y en mi hijo encontraron rastros de manipulación, era de esperarse, si vive con un manipulador y narcisista y no lo digo yo, quedó plasmado en su pericia psicológica. Al día de hoy, toda su familia, amigos y profesionales están encubriendo a un violento y le faltaba solo un título en su pared y era el de la violencia vicaria”.

Marcela, conmocionada, concluyó: “Sé que en algún momento vamos a tener una resolución, pero al momento la espera se hace eterna, sé que tal vez recupere el vínculo con mi hijo cuando ya sea un adolescente, pero voy a seguir luchando por él y no por decir, es mi trofeo, sino porque él tiene un padre y una madre, ambos tenemos el mismo derecho a verlo crecer y disfrutar de su niñez, cosa que lamentablemente me ha quitado un violento que no acepta la separación y no logra sanar”.

Como hemos comentado al inicio de esta nota, las cuatro mujeres utilizaron todos los canales legales, algunas han realizado más de 40 denuncias por violencia para con ellas y sus hijos y hoy, por determinaciones de la Justicia, no han tenido respuesta, siguen a la espera o la ley ha fallado en contra de ellas.

A tener en cuenta: ¿Cómo podemos proteger a las infancias?

Cuando un hombre amenaza a una mujer con quitarle a sus hijas o hijos está dando signos claros de violencia vicaria. Las amenazas a las mujeres con sus hijas o hijos deben hacer saltar todas las alarmas. La protección a las víctimas de violencia de género es esencial, reconociendo que un maltratador nunca puede ser un buen padre.