Criptomonedas

La carrera criminal de Leandro Usín

El hombre detrás del esquema de criptomonedas promocionado por decenas de famosos, acumula dos condenas en la Justicia y abandonó sus oficinas de Puerto Madero la semana pasada entre rumores de un esquema Ponzi a gran escala.

  • 11/04/2022 • 07:00
Leandro Usin.
Leandro Usin.

Usín, oriundo de Comodoro Rivadavia, recibido en el Colegio Perito Moreno, era un cuentero, un estafador de poca monta que se dedicaba a robar pequeños montos con cheques sin fondo y con firmas falsificadas. Años después, Leandro tocó el cielo, en sus propios términos.

Durante el año pasado, decenas de celebridades promocionaron en sus redes sociales el esquema de criptomonedas Vayo Coin, en donde invitaban a ahorristas a poner su dinero para recibir dividendos mágicos, algo similar a lo que hizo Generación Zoe, hoy derrumbada, con su líder, Leonardo Cositorto, preso en una celda de la República Dominicana a la espera de ser extraditado.

Pura fachada

Vayo, con su firma madre, Vayo Business SA -instalada en una oficina del edificio Madero Center en la calle Juana Manso al 500 de Puerto Madero- intentó ir por mucho más. El 10 de febrero, el grupo lanzó en un evento en el hotel Hilton con celebridades pagas y la conducción de Florencia Peña y Marcelo Polino su proyecto más ambicioso: Universal Exchange, literalmente un exchange de criptomonedas como es Binance, pero argentino, de acá. Tendría Vayo Coin, la cripto del grupo, así como Ethereum y Bitcoin, según anunció Ena Ailín Andrada, la experta convocada por Vayo para conducir y lanzar el proyecto.

Vayo tenía un líder, uno que sabía permanecer en las sombras. Ese líder era Leandro Gustavo Usín, alias “Pachorra”.

Era una figura frecuente en la oficina de Juana Manso, con el hábito de vestirse de rapero y gritar mucho.

Estuvo allí en el Hilton cuando se lanzó Universal Exchange, según testigos, aunque no posó para ninguna foto. Usín tampoco dejó su nombre en la trama de sociedades. Vayo Business no tenía como domicilio fiscal su oficina en Juana Manso, sino un derruido edificio en el Once. La socia principal de la sociedad anónima conformada a fines de 2020, con un 95% del paquete accionario, es su madre, Ana María Lavitola. Su amigo Walter Cárcamo, un ex empleado bancario de Rada Tilly, terminó como supuesto CEO de Universal Exchange y conformó junto a la madre de Usín otras dos sociedades vinculadas al grupo.

30 millones en cheques sin fondos

A comienzos de la semana pasada, las firmas de Vayo Group debían poco más de $30 millones en cheques sin fondos, una jugada clásica de los gestores de esquemas Ponzi que comienzan a quemar dinero en descubierto cuando ya gastaron todo lo robado. Ese monto crece sin parar. Según números del Banco Central, Vayo ya debía casi 40 millones en cheques rotos.

La contadora Ailín Andrada -que asegura tener dinero cautivo en la empresa, que le deben su sueldo y una inversión en el esquema- dice que le escribe a Usín para reenviarle los mensajes de aquellos que se dicen acreedores de Vayo, ahorristas que llegaron a ella y esperan cobrar. El hombre, afirma Andrada, le contesta, le dice que trabaja en un cronograma y que les va a pagar a todos.

Hay algo sorprendente en todo esto. El 30 de diciembre de 2020, el Boletín Oficial publicó un complemento de edicto sobre la empresa con información de la Inspección General de Justicia, que establecía como objeto de la empresa “tomar o dar todo tipo de préstamos en dinero en moneda nacional o extranjera o en valores de deuda pública o privada, a particulares o sociedades constituidas o a constituirse, con o sin garantías reales o personales y en general realizar todo tipo de operaciones financieras con recursos propios”. Pero Usín tiene registros en el Estado mucho peores.

Procesado y condenado al menos tres veces

No existe un prontuario centralizado en la era de la hipervigilancia en la República Argentina. Crear una ficha de reincidencia para un delincuente que se mueve entre provincias a lo largo del tiempo requiere conectar datos de cámaras y tribunales de primera instancia, condenas y comisarías. Infobae hizo su rastreo.

Entre 2015 y 2020, Usín fue procesado o condenado tres veces, primero en el Tribunal N°15 porteño, luego en Santa Cruz y luego en Chubut. Al menos dos de esas condenas fueron por estafa.

En Río Gallegos fue condenado por un ardid de venta de casas. Su madre, casualmente, formó varias sociedades en el rubro de la construcción.

Datos de la Justicia de Chubut muestran que entre agosto de 2012 y septiembre de 2020 -un mes antes de la conformación de Vayo Business a cargo de su madre- Usín fue denunciado nueve veces por estafa en su provincia. La Cámara Criminal y Correccional porteña también cuenta parte de la historia. Entre 2013 y 2014, registró otros nueve expedientes en Capital Federal, la amplia mayoría por estafa también, además de delitos como retención indebida. Incluso, tuvo una causa por incendio y estragos.

Una de las causas porteñas en su contra, que aglutinó varios expedientes, incluye a una concesionaria para la que trabajó en 2013, ubicada sobre la avenida Córdoba. Según documentos de la Cámara, atendía clientes y tenía el hábito de engañar a quienes llegaban a comprar vehículos con trucos de firma. También, fue acusado de prender fuego esa concesionaria.

Fue detenido por ese expediente y elevado a juicio en el Tribunal N°15. Poco antes, lo declararon rebelde por no presentarse a la Justicia. Aseguró que se había radicado en Río Gallegos, donde, irónicamente, cometería su próximo golpe.

Fue detenido en 2019. Sin embargo, logró la prisión domiciliaria, su último movimiento conocido hasta llegar a Buenos Aires para volver a ser visto en las oficinas de Vayo Business. (Fuente: Infobae)