La historia del matrimonio que retornó del exterior, no les hicieron controles y están varados

El 19 de marzo a las 21:00, tres horas antes de que empiece a estar vigente la cuarenta obligatoria que dio a conocer el propio Presidente, el matrimonio compuesto por Marisa Díaz y Gustavo Ojeda llegaron al Aeropuerto de Ezeiza en Buenos Aires.

Retronaban de sus vacaciones, cuando partieron desde Caleta Olivia el 9 de marzo a Búzios, Brasil.

En Ezeiza -según contó Marisa- no sólo a ella, sino a todos los pasajeros del vuelo, no les realizaron ningún tipo de control sanitario. Es decir, no fueron trasladados a ningún hotel o alojamiento para realizar el aislamiento durante 14 días. “Cuando llegamos nadie nos hizo ningún control”, advirtió Marisa.

Ese día no consiguieron lugar donde alojarse, ya que el hotel que habían reservado antes de la pandemia, no les abrió la puerta, como así tampoco 10 hoteles más en donde consultaron.

Acudieron a Aeroparque para tomar su vuelo que partía el 20 a las 00:30, pero les impidieron ingresar. Esa noche, durmieron en la vereda de Aeroparque.

“Ese día podríamos haber contagiado a cualquiera”. Previamente pidieron “ayuda” a dos comisarías pero los efectivos les pidieron retirarse, sin antes darles los teléfonos para ser asistidos.

“Nos autodenunciamos y nadie nos ayudó. Necesitábamos hacer el aislamiento en algún lado y si nos decían que debíamos hacer estudios, que nos digan dónde… No nos negamos a hacer el aislamiento en ningún momento”, aclaró.

Tuvieron la “suerte” de conseguir el mismo 20 de marzo un departamento por el que pagan 53 dólares diarios. “La Casa de Santa Cruz lo único que hizo fue conseguirnos un hotel por 5900 pesos por noche, que es muy caro. En ningún momento tuvimos ayuda”, reclamó.

En este departamento se encuentra el matrimonio realizando la cuarentena. “Si tuviésemos Coronavirus, no existiéramos en este momento”.

Recién el 28 de marzo pudieron obtener boletos en Aerolíneas Argentinas a un costo de 50 mil pesos con destino Comodoro Rivadavia para el 4 de abril, fecha hasta la cual abonaron la estadía en el departamento. Pero el vuelo fue reprogramado para el 4 de mayo.

El matrimonio originalmente se iba a quedar en Búzios, hasta el 19 de marzo, pero tres días antes, decidieron ir a Río de Janeiro. “Dios nos iluminó porque si nos quedábamos en Búzios quedábamos ahí porque esa ciudad cerró”, contó su marido, y precisó que en Brasil el Consulado “no nos dio ayuda, porque los teléfonos a los que llamamos no atendían, era todo mentira”.

Otro problema se añade. “Mi preocupación –añadió la mujer- es mi madre que es grande. Y ella llora todos los días y ella depende económica y psicológicamente de mí”.

Los días corren y al matrimonio se les está acabando el dinero.