Sistema arcaico

"Las cosas por su nombre, el apellido materno en Santa Cruz"

Bárbara vive en Calafate con sus dos hijos. En los últimos días ante la inminente renovación de documento de uno de ellos presentó ante el Registro Civil el pedido para que se incluya su apellido, además del de su padre, que lo reconoció al año de nacido. Todavía no lo logra.

  • 30/03/2019 • 12:06

A partir del reconocimiento paternal en 2014, se agregó al acta de nacimiento un documento nuevo en el que se le otorgó al pequeño el apellido paterno en el Registro Civil. Entre los firmantes en conformidad con esta nueva manera de identificación del niño deberían incluirse al padre y la madre. El documento estaba registrado, pero la firma no era de Bárbara. Esto quedó en evidencia cuando se contrastaron las actas, papeles que se movieron sólo cuando ella intentó agregar su apellido. A estos procesos ilegítimos se le sumó un formulario que contrasta con el escenario planteado en materia de filiación de hijos que detalla el Código Civil y Comercial desde 2015.

Hace ya cuatro años que el apellido del varón dejó de tener prioridad y la mujer está en igualdad de condiciones a la hora de elegir cómo identificar a su hijo. Este derecho podía obtenerse anteriormente, pero mediante una demanda judicial o engorrosos trámites administrativos, como los que presentaron ante la demanda de la decidida madre.

 

Denuncia- El primer ítem de los requisitos para el pedido de adición de apellido materno es presentar una nota solicitando los motivos de este nombramiento. “Me molestó muchísimo” expresó Bárbara que ante tantas irregularidades realizó la denuncia en la Fiscalía. En el registro riogalleguense entregan planillas en las que no se piden explicaciones al respecto. “Me sentí como si yo no fuera importante. Me sentí una incubadora, solo el padre tiene derechos” explicó en diálogo con TiempoSur.

Según estudios realizados en 2018, por día en Argentina se registran 21 recién nacidos que llevan primero el apellido de la madre.

Actualmente la joven porteña que reside en Calafate se siente engañada, disconforme y a la espera de su denuncia. Bárbara supone que en dicha ciudad se hacen muchos favores “flojos de papeles, porque se conocen todos”. Es la primera generación de mujeres en su familia en accionar de esta manera. Lo cierto es que deben darle respuestas ya que a 300 kilómetros el panorama es notablemente diferente:

Nazarena es periodista y hace 10 años eligió identificar a su hija con su apellido y el de su padre. “Nunca tuve problemas ni muchos cuestionamientos” comentó. Explicó que siempre le resultó egoísta la posibilidad de no poder nombrar a un hijo como quien lo parió. Desde su perspectiva este avance social es darle a la madre el protagonismo que merece. Ella considera que estas transformaciones van de la mano con el concepto de familia, “históricamente cambió y está un cambio constante, hoy los pibes saben que fulanita puede tener dos madres o dos padres y lo naturalizan, porque así fuimos criados nosotros también con “mamá y papá”, hoy no tiene que ver con lazos de sangre” relató. Explicó que el apellido de la madre debería ser prioritario y que este rol social sufre violencia en muchos ámbitos como para hacerlo también desde la palabra. 

 

Apellido de ambos- Otra madre de dos riogalleguenses que tienen ambos apellidos es Danitza, que considera esta decisión como tomada desde el vientre y de manera natural. Ella resalta que en ambos trámites colocaron como observación que su apellido fue adicionado al paterno, como si no fuese una elección con igual peso. “Pensé que era un trámite más normal, pero lo deja asentado” comentó. Para Danitza, que sus hijas tengan su apellido es justo. Agregó que su pareja siempre lo entendió de manera simple: Las chicas son de los dos, entonces tienen el apellido de los dos. “Y esto lo sostenemos con el ejemplo, mamá no cocina porque limpia el baño” comentó llevando la equidad también a las tareas domésticas y relató cómo su pareja, en su entrada adultez y por iniciativa propia agregó a su DNI su apellido materno.

“Era una obviedad para mí” comentó Yamila. Ella tiene una hija pequeña que posee su apellido y el paterno. Explicó que se ofendería en el hipotético caso de haber tenido que explicitar las razones de su decisión ante el Registro Civil de Río Gallegos. La joven estudiante y el padre de su hija tienen familia chilena, postal que se repite en las latitudes patagónicas y que se caracteriza por el doble apellido por lo que para las personas cercanas a esta cultura no es nada nuevo esta manera de nombrarse. “Se merece la identidad” agregó.

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