Aborto legal y la guerra contra el bordado chino

Por Sara Delgado

El grupo comenzó a juntarse en 2015 cuando convocó a la primera marcha por el Ni Una Menos en Puerto Santa Cruz, esa localidad de la zona centro santacruceña que según el último censo, no tiene más de 4500 habitantes.

Los medios las invisibilizan, algunos profesionales de la salud pública las defenestran y a ellas no les importa; abrieron un perfil que llamaron “Gato Negro para Democratizar la Palabra”, donde plantan bandera política con manifiestos contra los sectores antiderechos y la consciencia moral hegemónica.

Este año las trataron de locas porque pusieron pañuelos verdes en las rejas del mausoleo del ex Gobernador Carlos Moyano. “La maternidad será deseada o no será”, bastó para el repudio.

Son algo más de cuarenta mujeres, “profesionales de diferentes áreas, docentes, amas de casa, alumnas, estudiantes universitarias, y todas aquellas mujeres que tienen intenciones de estar, por voluntad propia. No pertenecemos a ningún partido político, aunque sí algunas de nuestras integrantes pertenecen y participan activamente de alguno. No es una cuestión partidista la que nos unifica, sino un sentimiento de lucha por aquellas mujeres que hoy no tienen voz” cuentan.

Pero no es sólo el proyecto para legalizar el aborto lo que las tiene sororas, sino también reconocer que las estructuras del Estado destinadas a aplicar políticas públicas para las mujeres, le estarían errando.

“Existe un área de la mujer pero ahí se hacen talleres de costura, tejidos, bordado chino, manualidades y esas cosas con las que el movimiento feminista desea romper. Si es cierto que se trabaja en la emergencia frente a los casos de violencia, pero también muchas de nosotras conocemos el funcionamiento de la Ley 26485 (para erradicar y sancionar la violencia contra las mujeres), y por eso queremos seguir tejiendo redes para poder acompañar”, aseguran.

Como pasa con el Hospital de Puerto San Julián, de Caleta Olivia, e incluso de Río Gallegos, prácticamente la totalidad del servicio de ginecología es objetor, por eso las Mujeres Autoconvocadas de Puerto Santa Cruz le van a pedir una audiencia a las autoridades del nosocomio para “pedirles que nos digan cómo están trabajando con el protocolo de aborto, porque además es información pública y la vamos a pedir”.

Las autoconvocadas de Puerto Santa Cruz no improvisan, su lenguaje está plagado de conceptos que de-construyen la cultura patriarcal. Hablan del “control moral de la iglesia sobre nuestros cuerpos” e interpelan la “virulencia de aquellos que dicen defender las dos vidas”.

Hace poco el Hospital del Pueblo habilitó una Consejería para atender a la prevención del embarazo, sin embargo ellas saben que “en nuestra comunidad muchas no han podido acceder a la toma de la píldora del día después (anticonceptivo de emergencia) que según la Ley 25.673 les debe ser garantizada, y que debe ser en primer lugar de entrega en hospitales públicos, sin emitir juicio de valor sobre quién la usa y también sabemos que las mujeres que van a comprar esta píldora a la farmacia local muchas veces no pueden acceder a ella debido a que les solicitan receta médica”.