Siguió el sueño de su mamá y encontró una profesión de vida 

No solo se trata de encontrar aquello que te guste, sino también algo donde proyectes un futuro. Algo de eso fue lo que motivó al joven abogado, Matías Cantín, a estudiar la carrera de Abogacía en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco en 2015.

Partió unos meses antes con un bolso lleno de expectativas y miedos, pero convencido que esa profesión lo iba a estimular.

“Desde chico quería estudiar Abogacía, ser abogado. Primero porque fue la carrera que mi vieja estudió, pero como nos cuidaba a mí y a mi hermano no pudo seguir, ya que trabajaba casi 12 horas por día”, relató a TiempoSur, para remarcar que “quise en primer lugar por ella estudiar Abogacía, cumplir su sueño frustrado”.

Y, además, quiso cumplir una promesa a su abuela paterna, que quería que él fuera abogado. “Falleció en el 2014, así que no pudo ver que ya su nieto es Abogado, pero estoy seguro que ya lo sabía”, lamentó.  

Eligió Puerto Madryn para estudiar porque era lo más cerca que tenía a su familia de Río Gallegos.  “Sabía que estaba Comodoro y Trelew antes, pero preferí la playa. Sentí que viví de vacaciones durante los 5 años que estudié”, advirtió.

Sus dificultades en la Universidad pasaron por una experiencia nueva, diferente a los años del colegio. “Se supone que la escuela te prepara para afrontar la Universidad, pero no se compara la exigencia de uno con otro”, sostiene Matías.

Los primeros meses, sin alquiler y sin auto, caminaba una hora y media para llegar a la Universidad, bajo el calor intenso de Puerto Madryn en marzo. “Venía de una ciudad que si hacían 10º era mucho, y cuando llegué hacían 32º todos los días”, indicó, al dar cuenta que era el único que iba a la universidad en ojotas y musculosa por la falta de costumbre al clima.  

La familia de su hermano, por parte paterna, fue quien le dio lugar durante los primeros años, mientras iba haciendo amistades que le permitieron conocer la ciudad y la "rambla", ese espacio de la costanera donde los jóvenes se reúnen a matear. “Nosotros en Gallegos le decimos costanera, así que tuve que adecuarme al lenguaje”, expresó.

A fines de su primer año comenzó a practicar actividades deportivas que ya conocía de nombre, pero que nunca había podido incursionar, como las artes marciales.  

La motivación por el estudio y el deporte lo llevó a coordinar los horarios para poder cumplir con todo, siendo que además de tener que rendir con todas las materias que iba cursando, participaba de torneos de fútbol y competía en judo donde conquistó el primer lugar en su categoría durante un torneo en Viedma. 

En 2017 comenzó a hacer unas prácticas de Abogado, para empezar a familiarizarse con el ámbito y, en 2019 probó suerte en una pasantía y quedó en el Servicio Público de Mediación dependiente del Poder Judicial, a cargo de la Dra. Daniela Almirón y la Dra. Carolina Zequencia.

La pandemia de 2020, con las restricciones y el encierro obligado, le permitió especializarse en alguna rama, así que decidió estudiar una diplomatura en Derecho Laboral y Civil, y en Derecho Animal. “Entre esas especializaciones, me dio curiosidad Escribanía”, advirtió Matías, por lo cual averiguó y se anotó en la Universidad Blas Pascal para la carrera de Notariado. “Tuve que vender el auto que tenía para poder inscribirme, pero valió la pena”, manifestó, siendo que el 21 de diciembre le dieron la noticia que había aprobado el último examen para transformarse en Escribano.

Hoy, desde hace un año que trabaja en el Estudio Jurídico Peruzotti, a cargo de la Dra. Vanesa Peruzotti. “Le gustó mi currículum y mis ganas de crecer, de seguir adelante, así que me dio la oportunidad de trabajar con y junto a ella, para aprender y seguir especializándome, mientras continúo con mis actividades”, expresó el joven Abogado, quien además es mediador y escribano y fue más allá de ese sueño que tuvo 6 años antes.