Columna

Siempre hay una salida

Hoy en día mucha gente sufre de lo que conocemos como “ataques de pánico”. ¿Qué entendemos por ataque de pánico? Una situación en la que la persona experimenta un terror profundo asociado a la muerte. Literalmente siente que se va a morir. Si bien esto puede ocurrir en alguna ocasión, cuando dicho estado dura meses, ya estamos frente a lo que se denomina “trastorno de pánico”.

  • 23/05/2021 • 09:27
Bernardo Stamateas.
Bernardo Stamateas.

En el trastorno el miedo intenso es acompañado de síntomas físicos tales como sudoración, dificultad para respirar, mareo, palpitaciones, etc. Surgen así ciertos miedos específicos como a tener un ataque al corazón, a terminar asfixiado, a perder el conocimiento en cualquier momento y a no poder tener el control de sí mismo.

Sobre este último miedo, es necesario aclarar que actualmente es bien sabido que el ataque de pánico no provoca locura de ninguna manera. Alguien con trastornos relacionados con la ansiedad, que se manifiestan con ataques de pánico, no puede perder la cordura, aun cuando sienta que sucederá. Es importante recordarlo.

¿Qué hacer frente a un ataque de pánico?

Lo fundamental es concentrarse en el momento presente, en la situación que estamos atravesando, es decir, en el aquí y ahora. Luego respirar profundamente, inspirando, reteniendo el oxígeno durante cinco segundos y exhalando lentamente. Y por último dedicarnos a hacer algo que colabore a disminuir la ansiedad. Por ejemplo, podemos escribir o grabar un mensaje de voz con las sensaciones experimentadas, la duración del ataque, etc.

Aunque el breve tiempo que dura parece una eternidad, el ataque de pánico pasa y el pronóstico de los tratamientos que hay hoy disponibles es excelente. Tenemos que recordar que el pánico nace de los miedos sostenidos en el tiempo que se vuelven irracionales. Por eso, es muy aconsejable trabajar con ellos. Te comparto algunas técnicas sencillas que pueden ayudarnos a tal fin:

-Reemplazar los miedos que no tienen fundamento por emociones reales. Por ejemplo, en vez de declarar: “Tengo que sacarme esta idea de la cabeza”, podemos reemplazarlo por algo que sea positivo: “Me voy a ocupar de organizar el cumpleaños de mi hijo”. Nadie puede modificar las conductas de los demás, pero todos podemos controlar nuestra mente y nuestras acciones.

-Confiar en uno mismo como confiamos en los demás. Para que aumente la autoconfianza, uno debe poner el foco en sus fortalezas (en lugar de en sus debilidades). Cuando confiamos en nosotros mismos, podemos enfrentar la vida con mayor facilidad.

-Admitir que tenemos miedo. Cuando tenemos miedo e igualmente accionamos, esa es una señal de que estamos superándolo porque el miedo ha acompañado desde siempre a los exitosos. Todos sentimos miedo pero solo quienes se atreven a reconocerlo lo superan.

Ya sea que lo deseemos o no, los miedos estarán con nosotros toda la vida pero, si tenemos la valentía de hacerles frente, descubriremos que el león que nos rugía no es tan poderoso como parece. Y sobre todo, estos no derivarán en un ataque de pánico. Siempre es posible ser libres y la libertad empieza solo con una decisión.

*Bernardo Stamateas, Dr. en Psicología.