Conservación

Santa Cruz es el último refugió de los huemules y busca evitar su extinción utilizando GPS

Las poblaciones más numerosas de este animal, en el país, se encuentran en la provincia. Cinco ejemplares fueron capturados y se les colocó collares que portan dispositivos GPS y VHF.

  • 24/07/2021 • 10:46

El huemul es una de las ocho especies de ciervos nativos de la República Argentina y es la más amenazada del continente americano. Tiempo atrás, habitaba desde el sur de Mendoza hasta las últimas latitudes del sector continental nacional, en zonas boscosas cordilleranas y de estepa, desde los 3000 metros de altura en los Andes hasta las costas del Atlántico.

Hoy, está en peligro de extinción y Santa Cruz es su último refugio. "Tenemos una gran responsabilidad en su conservación", expresó la gobernadora Alicia Kirchner.

En la actualidad, especialistas estiman que sobreviven menos de 400 huemules adultos, por lo que la especie se encuentra en peligro de extinción. Las poblaciones más numerosas en Argentina se encuentran en la provincia de Santa Cruz. "Esto es motivo de orgullo para los santacruceños, pero implica a la vez que tenemos una gran responsabilidad en su conservación", reflexionó la mandataria santacruceña.

Según los expertos, el primer paso para conservar al huemul es conocer más sobre su ecología y comportamiento. Por esta razón, durante el mes de abril, en forma conjunta con la Administración de Parques Nacionales y la Fundación Rewilding Argentina, el gobierno santacruceño comenzó un estudio que contempla la utilización de tecnología satelital de monitoreo.

Cinco ejemplares (tres hembras y dos machos) fueron capturados y equipados con collares que portan dispositivos GPS y VHF que permiten seguir los movimientos de estos animales vía satélite y por tierra. El operativo de captura y marcado resultó un éxito y los collares de los cinco huemules ya han comenzado a mandar información. Dos de ellos habitan la zona norte del Parque Nacional Los Glaciares y otros tres, la Reserva Natural Los Huemules. Además de recibir los datos de posición enviados por el GPS vía satélite dos veces al día, las especies pueden ser localizadas y observadas en el terreno.

De esta forma, se pudo comprobar que dos meses después de las capturas, los collares no ocasionaron ninguna molestia ni herida. Conocer más sobre la biología y ecología de la especie permite llevar adelante acciones para conservarla en los sitios donde aún subsiste y recuperarlo en aquellos lugares donde ha desaparecido.