Agricultura familiar

ProHuerta: Tres décadas de una semilla que nunca paró de crecer

Un programa que nació y se nutrió en el INTA y el Ministerio de Desarrollo Social de Nación, que trascendió los gobiernos y tiene una continuidad que le permitió crecer y diversificarse. El relato en primera persona de alguien que se vinculó muchos años y destaca cómo logra este programa mantenerse en el tiempo.

  • 23/09/2020 • 08:26

En el mes de agosto se celebró un nuevo aniversario del INTA, 30 años de Prohuerta, una herramienta de extensión del INTA que se incorpora en cada unidad territorial o agencias de la provincia para atender a un determinado estrato social de la comunidad.

Se trata de una política que se gestionó a partir de las carteras de Desarrollo Social de la Nación y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

Experiencia

Julio Mora es técnico extensionista de la Agencia de Extensión Rural de Los Antiguos y fue durante algunos años, entre 2010 y 2016, el coordinador del Programa ProHuerta en toda la provincia. En sus primeros pasos la institución, se incorporó en 1997 como técnico voluntario al prohuerta y trabajaba con la INTA por medio de la Cooperadora.

“Me incorporé como voluntario para acompañar el desarrollo de la huerta en la Experimental Santa Cruz”, indicó, y rescató el trabajo de la coordinadora Catalina Carella. Agregó que “fue muy lindo, y rápidamente en pocos meses me vinculé como técnico prestador de servicio del Programa para acompañar en instancias de capacitación y articulación con los promotores institucionales y con las organizaciones”.

En aquel entonces, se realizaban diversas jornadas y se llevaba a cabo la producción de plantines como actividades propias del Programa.

A partir del 2010, cuando asumió la Coordinación Provincial, comenzó un trabajo diferente, más vinculado a la extensión y que lo llevó a relacionarse con muchos otros técnicos y promotores,que fueron claves en el proceso del trabajo territorial.

En sus inicios, “Trabajaba con técnicos como Ana Camejo y visitas puntuales de Ana Contardi”, recordó a algunos de los promotores y técnicos con los que se vinculó en el proceso, como María Luisa Lazo, Eduardo Miserendino, Mariana Vidaurre y Camilo Páez, entre otros.  

 

Historia

Mora destacó que el programa ProHuerta ha tenido una relevancia especial para el país, siendo que se trata de “una política pública y social que se ha sostenido a lo largo de 30 años”. Es decir, que logró una continuidad en el tiempo, más allá de los distintos gobiernos y atravesando los signos políticos diferentes a nivel nacional.  

En este sentido, el ex coordinador provincial remarcó que una de las estrategias clave para que esto ocurriera fue la figura de los promotores voluntarios “a lo largo y ancho de todo el país”. “Es algo muy singular de este Programa”, expresó, al poner en relieve que fueron las redes las que han permitido una “representación en el territorio respecto a las instituciones madre, como Desarrollo Social de Nación e INTA”.

Esto les permitió tener más presencia en localidades de la provincia, al igual que lo hicieron los componentes elegidos para trabajar en los distintos momentos. Allí, señaló en primera instancia “la lucha contra el hambre donde la prioridad era el trabajo de la huerta, la semilla y sembrar” de modo tal que al ampliar esa red pudieran llegar a todos los hogares que lo necesitaban.

Más tarde, se incorporó la granja y se diversificó la huerta con los frutales. En tanto, en muchos lugares comenzó a ampliarse el proceso con la conformación de ferias, producir excedente y comercialización de los productos.  

Mora destacó el apoyo del Estado nacional y provincial para “aprovechar la estructura territorial, para avanzar con el trabajo de las ferias comunitarias, un mercado, ofrecer un producto del productor directo al consumidor”. “Eso fue muy positivo”, agregó.

 

Promotores

“Para el INTA han tenido un rol fundamental en la provincia”, sostuvo el ex coordinador provincial del Programa, quien explicó que “atiende una demanda social que con la estructura tradicional del INTA no hubiera sido posible, y ahí radica una gran fortaleza del ProHuerta”.

¿Cuál es esa fortaleza? “Se trata de la red de promotores institucionales, voluntarios y docentes, que hizo que se ramificara y penetrara en las comunidades como nunca se ha visto”, advirtió Mora, como el punto clave para el crecimiento. Al mismo tiempo, puso en relieve que las bases (vecinos y huerteros) tuvieron un rol fundamental, siendo que eran y son el eslabón a partir del cual se generaba y discutía la demanda del sector. 

“Nos valemos de nuestros promotores para llegar con la tarea”, advirtió Mora, en relación a tareas como el pedido de insumos, actividades, eventos y estimulación de huerteros, entre otras. Ellos, los promotores tienen reuniones con cada uno de sus grupos para planificar. Y, luego, se reunían con los equipos técnicos para canalizar la demanda de sus huerteros, y así se iba construyendo el programa y se van tomando decisiones. La construcción participativa fue el eje fundamental que favoreció el sentido de pertenencia. 

“El promotor se nutre en general de la demanda de la gente, construye su demanda a partir de lo que le demanda la gente”, explicó, pero aclaró que son los equipos técnicos del ProHuerta los que priorizan en base a las posibilidades que se tienen. “Todo tiene una priorización de acuerdo a las posibilidades”, precisó y expuso que “a lo largo del tiempo la gente se da cuenta que se llega con respuestas a demandas sentidas y no impuestas”. 

Por esto, más tarde, Mora sentenció que “hay que permitir que siga creciendo y volando, dándole a la posibilidad a la gente que siga opinando a través de sus estructuras de representantes sociales como son los promotores”.

Semillas

Anualmente, se hace un control a través de los equipos técnicos y con los promotores para ver el grado de relación entre el insumo entregado y las huertas logradas.

Ese trabajo se realiza ante la gran demanda del kit de semillas que reparte el INTA año a año, para quienes comienzan o continúan con la huerta de frutas, verduras y hortalizas en su hogar. 

“Las huertas logradas es algo cíclico y aumenta o disminuye de acuerdo a la situación socioeconómica”, explica Mora, quien recuerda que entre 2013 y 2016 hubo una demanda creciente de semillas y creció el número de huertas logradas.

Fue un período de un crecimiento importante, teniendo en cuenta el promedio entre el número de huertas frente al número de kits entregados. “Cuando hablamos de las semillas en Santa Cruz hablamos de un insumo universal, no se le negó la semilla a nadie porque estimula a la generación de una huerta”, sostuvo el ex coordinador.

Sin embargo, también dio cuenta de una peculiaridad: “Muchas de las semillas del kit no llegan a la huerta”. Esto es porque “hay especies que se cultivan más y algunas menos”. En esta provincia, por ejemplo, advirtió la mayor demanda de habas, arvejas, papa semilla y cilantro. A raíz de esto, es que se trabajó en proyectos paralelos que les permitieron la compra y adquisición de insumos para poder complementar el kit de semillas para residentes locales.

Mora dejó en claro que esta demanda diferenciada se da por “particularidades propias de la comunidad y por el clima”.

 

Ambiente

Al ser consultado por la cada vez mayor concientización por el cuidado del medio ambiente y en relación a la aparición de personas que realizan reciclado y compost, Mora dijo que la relación directa entre las prácticas de reciclado y la demanda de semillas es en sentido inverso. Es decir, la gente que comienza con la huerta es la que luego se vuelca a clasificar los residuos orgánicos. 

“Hay una necesidad de generar sus propios alimentos y la relevancia de una huerta en casa y se da la demanda y necesidad de contar con un material más apropiado para el desarrollo de los cultivos y ahí viene el reciclado que colabora que haya menos residuos en la comunidad”, explicó.  

Para dar más precisión al asunto, el ex funcionario de ProHuerta dijo que se han hecho evaluaciones en estudios y trabajos en la comunidad de Río Gallegos a través de la Agencia Ambiental, quienes realizaron experiencias en los barrios, en relación al reciclado y pruebas piloto para conocer el material que se reciclaba por parte de las familias. 

“Había una colaboración mutua de programas ambientales con el aprovechamiento de residuos domiciliarios y el ProHuerta que da la posibilidad de un uso real y concreto del material, como la posibilidad de brindar una mini huerta hasta utilizar a otras escalas también como la lombricultura”, remarcó.

 

 Aniversario

El mes pasado, al recordarse los treinta años del Programa, se puso en valor la trayectoria con charlas y testimonios, haciendo un recorrido del ProHuerta con promotores, coordinadores y ex coordinadores. Fue un modo de compartir los 30 años del ProHuerta con la comunidad.

“Yo rescato la política social en todo el país”, indicó Mora, quien dijo que “hay elementos que deben dar cuenta de por qué una política social subsiste durante tantos años”. “Lo asocio a que se trata de un programa que fue creciendo y mutando con la intervención de las bases, es uno de los programas que mejor puede explicar cómo una política pública se nutre desde las bases”, remarcó al poner en relieve los nodos de participación del Programa.

“Soy alguien de paso en el Programa –manifestó Mora- pero no hemos tenido estos logros en soledad”. Por eso, insistió en rescatar el trabajo de los promotores e instituciones intermedias que trabajaron durante su gestión. “Se conformó un equipo de trabajo más que interesante, donde se incorporaron técnicos de otras disciplinas no tradicionales dentro del INTA”, indicó.

Al finalizar la entrevista, el ex coordinador agradeció haber pasado por ese programa del INTA y puso en relieve que ha quedado “un grupo de recurso humano con una forma de generar la formación bien distinta a la forma tradicional” para enaltecer esa forma de “alimentarse y nutrirse de las bases”.