Moníssimo Ajuares: Del emprendimiento al local propio

Mónica Avarese es una reconocida fonoaudióloga de Río Gallegos, especializada en estimulación temprana de niños y niñas. Dirige el local Moníssimo Ajuares, dedicado principalmente al recién nacido, pero de una manera no industrial, sino artesanal.

Comenzó desde temprano, con el interés de Mónica por la confección de ropa durante la adolescencia. El diseño de indumentaria desde un principio y la gestación de su embarazo -tiempo después- fueron la combinación perfecta para una idea brillante que tuvo: ajuares de niños. Lo que empezó como un hobby luego fue un pequeño emprendimiento a través de las redes sociales, y ahora es un local ubicado en Zapiola 669. Para ello hubo un camino de sacrificio, decisiones, capacitaciones, marketing, pero sobre todo mucho amor y dedicación. Su abuela jugó un rol fundamental en este camino que hoy culmina en el sueño cumplido, pero que todavía tiene mucho trayecto hacia adelante.

“El local lo abrimos la primera semana de noviembre y es un local que se dedica a la indumentaria para bebés recién nacidos hasta los 18 meses. Es un emprendimiento que yo empecé hace ocho años más o menos, en mi casa, justamente con la edad de mi bebe”, contó en primer lugar en diálogo con TiempoSur.

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En este sentido recordó: “estaba embarazada cuando empecé a hacer la ropa de bebé ,es decir, se me ocurrió trasladar esto a mi bebé. Surgió con la necesidad de por ahí” y señaló: “yo tengo otra profesión, me tuve que quedar en mi casa y esto me sirvió mucho. Yo aprendí todo esto en la adolescencia con mi abuela. Luego estudié diseño de indumentaria, fui diseñadora de modas. Siempre me gustó esto de la moda y el diseño”.

Su abuela y las primeras telas fueron fundamentales a la hora de empezar a construir este nuevo esquema de trabajo. El local recibe no solamente a las madres que están esperando a sus bebés, sino también a las personas que quieren realizar un regalo especial y diferente, más artesanal y menos industrial, pensando de otra forma y con un cariño distinto a la hora de su producción.

“El hobby fue de chica, de adolescente. Yo empecé haciendo prendas de mi pequeña y por ahí las vendía, o hacía mi ropa. Para bebés empecé a hacerlo trasladando a domicilio”, sostuvo. De esta manera lo que se comenzó haciendo fueron prendas o regalos para recién nacidos y respecto a la producción actual detalló: “Hacemos regalos originales para las mamás y empezamos a hacer casitas de madera, pintadas a mano, todo artesanalmente”.

Luego llegó un momento en que el pequeño emprendimiento tuvo que seguir creciendo. La casa quedó chica y las redes sociales no resistían; en relación a ello afirmó: “Pero en el momento que se me fue de las manos, había muchos pedidos y tuve que empezar a cambiar un poco algunas estrategias de los pedidos. Ahora actualmente estamos vendiendo casas de madera e indumentaria”.

“Las redes sociales jugaron un papel fundamental. Soy rústica, me tuve que amigar con lo tecnológico. Hubo un boom y me tuve que empezar a aprender lo de las redes sociales”, contó, indicando que “todos los días aprendés algo nuevo. Uno va en ese sentido y vas actualizándote, hacés cursos y es la única salida que se tiene. Tuve que aprender marketing por ejemplo”.

Cuando se dio cuenta, necesitaba tener el local propio ya, para poder tener una cercanía con el cliente que su casa no le permitía. “Surgió con la necesidad de que la gente vaya y poder mostrarle el producto. Costó mucho, costó encontrar el lugar justo. Ahora tenemos un desafío enorme, pero la meta siempre es que las personas que vayan al local se encuentren con algo diferente y si tienen que hacer un regalo que sea diferente”

Por último y como un mensaje a los emprendedores de la ciudad, indicó que “creo que las cosas se pueden hacer, puede haber cosas lindas. Hay muchos emprendedores, muy buenos. Esto se hace con trabajo, con mucho esfuerzo y creo que con convicción de lo que uno hace, creyendo que las cosas van a salir bien, se vienen cosas buenas”.