Más allá del grooming: peligros y cuidados de internet

La semana pasada en Río Gallegos se vivió un caso que marcó la agenda en colegios y en el sector político: un niño de 12 años creó un grupo de whatsapp y comenzó a difundir imágenes de material de abuso sexual infantil (MASI) y violencia explícita. El objetivo, casi como un capítulo de Black Mirror, era llegar a 800 personas, aunque esto se terminó antes. Gracias a la advertencia de padres e instituciones escolar, se logró visibilizar la situación.

La División Cibercrimen, este jueves 24,  logró dar con el creador del grupo a través de diversas tareas investigativas, utilizando herramientas de inteligencia de fuentes abiertas (OSINT) en las distintas plataformas, poniendo en conocimiento al Juzgado Penal Juvenil; en tanto, tras la orden judicial emitida por el juez Dr. Fernando Zanetta, se llevó adelante el procedimiento en una vivienda céntrica de Río Gallegos.

Como resultado, se secuestró una notebook, una tablet, teléfonos celulares, tarjetas SIM, y una consola de videojuegos con conexión a internet. En tanto, la persona que estaría relacionada, fijó domicilio, quedando a disposición de la magistratura de turno, al tiempo en que se continúa con la investigación correspondiente.

Cabe resaltar que, durante el procedimiento, se contó con la colaboración de la División Investigaciones Río Gallegos y la presencia del Asesor de Coordinación del Ministerio de Seguridad, el Superintendente de Policía Judicial e Investigaciones, y el director General de Investigaciones.

Sextorsión

La sextorsión es un tipo de abuso sexual digital. Se define como “una forma de chantaje en la que se amenaza a una persona con divulgar y hacer públicas imágenes o videos de su intimidad sexual”?. En otras palabras, el agresor exige dinero, fotos o favores sexuales a cambio de no revelar fotografías íntimas de la víctima.
Las víctimas suelen ser niñas, niños o adolescentes que han compartido alguna imagen íntima (incluso sin comprender el riesgo). Los agresores pueden ser extraños que contactaron a la víctima en internet o personas conocidas (como ex parejas) que lograron obtener fotos privadas?r. En muchos casos el abuso empieza cuando un adulto o un delincuente se hace pasar por alguien joven para ganarse la confianza del menor y pedirle imágenes comprometedoras. Luego usa ese material para chantajearlo.
La sextorsión suele ocurrir a través de mensajería instantánea o correo electrónico. Por ejemplo, la víctima puede recibir un mensaje de WhatsApp o un e-mail de un remitente anónimo que asegura tener imágenes íntimas suyas y le exige un rescate en dinero o más fotos a cambio de no publicarlas?. Algunos delincuentes incluso afirman falsamente que ya tienen dichas imágenes cuando en realidad no las tienen. Otras veces provienen de exparejas a las que el menor envió fotos en confianza. Este delito puede suceder en cualquier momento tras compartir material privado, pero es particularmente frecuente en la adolescencia, cuando los jóvenes comienzan a experimentar con fotos íntimas.
No hay estadísticas oficiales locales sobre sextorsión, pero organismos internacionales advierten que es una amenaza en aumento. Por ejemplo, en Estados Unidos los informes de sextorsión contra menores superaron los 10.000 casos anuales en 2022?.

 En Argentina se recomienda la educación digital y la denuncia inmediata como medidas clave contra este delito. En general, la sextorsión ocurre en redes sociales y apps de mensajería (WhatsApp, Snapchat, TikTok, etc.), donde cualquiera puede enviar mensajes amenazantes; y afecta sobre todo a adolescentes que usan teléfonos personales sin supervisión?

Ciberacoso (Cyberbullying)

El ciberacoso es el acoso escolar trasladado a internet. Es cualquier agresión reiterada que se realiza a través de medios digitales: insultos en redes sociales, mensajes ofensivos por WhatsApp, circulación de fotos comprometedoras sin consentimiento, burlas en juegos online, rumores en grupos de chat, etc. (es el equivalente virtual del “bullying”). Las víctimas suelen ser niños y adolescentes de todas las edades; los agresores pueden ser compañeros de escuela o incluso adultos con malicia. En muchas ocasiones el ciberacoso ocurre por conflictos escolares o por discriminación: por ejemplo, un compañero publica fotos alteradas o rumores en Facebook para humillar a otro.
En Argentina, el ciberacoso infantil es un problema creciente. Un informe de la UNESCO ubicó a la Argentina entre los dos países de América Latina con mayor cantidad de casos de ciberacoso infantil?. En 2021 se registraron alrededor de 6.000 denuncias por ciberacoso en todo el país (un promedio de 25 denuncias por día)? Desde 2012 a 2021 ya se habían denunciado casi 30.000 casos. Según ese estudio, en los últimos 18 meses los casos crecieron un 50%?. Otro dato relevante es que aproximadamente 2 de cada 4 casos de acoso escolar ahora se producen a través de plataformas digitales, frente a 1 de cada 4 antes de la pandemia?. Además, el acoso en línea aumenta con la edad: a partir de los 12 años, más de la mitad de los casos de bullying son digitales. Las víctimas suelen ser en su mayoría niñas, aunque también hay muchos varones afectados.
El ciberacoso puede darse en cualquier momento (relacionado con situaciones escolares, personales o modas virales), y ocurre dondequiera que los menores se comuniquen en línea: redes sociales (Instagram, TikTok, Facebook), aplicaciones de mensajería (WhatsApp), foros y chats de juegos. Por eso, los momentos de ocio digital —al salir de clase o en el hogar— son los más comunes para este tipo de agresiones. No existe una edad exacta: puede empezar desde los primeros años de secundaria (10-11 años) y crece en la adolescencia. En resumen, el ciberacoso es estar expuesto a insultos, amenazas o humillaciones en internet por parte de otros chicos o adultos. Debido a su gravedad y frecuencia, las autoridades argentinas han alertado sobre su incremento durante la pandemia?

Retos virales peligrosos

Los retos virales son desafíos o pruebas que se hacen populares por las redes sociales, en los que se invita a los jóvenes a hacer algo extremo o arriesgado. Muchos son inofensivos (quedarse quieto como estatua, hacer retos de baile, etc.), pero otros son peligrosos y pueden causar daños físicos o psicológicos graves. Por ejemplo, campañas virales como el “Reto de la Asfixia” (autoasfixiarse hasta desmayar) o la “Ballena Azul” (una serie de 50 pruebas que terminan en suicidio) han causado muertes en el mundo. Las autoridades argentinas advierten que estos desafíos pueden terminar con la muerte? Incluso han circulado falsas leyendas urbanas (fake news) sobre personajes como “Momo” que incitan al suicidio o a compartir datos personales?
Los que suelen participar son niños y adolescentes que buscan diversión o popularidad en redes, a veces sin entender el peligro. Quienes proponen o difunden estos retos pueden ser influencers jóvenes o adultos, pero muchas veces son sólo modas que “vuelan” de un usuario a otro por TikTok, Instagram o YouTube. Suele ocurrir en momentos de ocio, sin supervisión adulta, y en cualquier lugar donde haya internet: colegios, casas, plazas. Un ejemplo reciente en Argentina fue el caso de un niño de 11 años en Mendoza que falleció en abril de 2025 tras intentar el reto viral del “apagón” (el Blackout Challenge de TikTok), que consistía en hacerse daño por asfixia mientras se grababa? Este y otros incidentes demuestran que estos desafíos peligrosos pueden difundirse en cualquier red social o plataforma de video, y los más mortales generalmente implican autoasfixia, consumo de químicos o automatismos sin control. En síntesis, los retos virales peligrosos son desafíos en internet que incitan a conductas extremas o autodestructivas. Las recomendaciones oficiales indican supervisión parental y educar sobre los riesgos, ya que cualquier joven puede recibir un reto en plataformas como TikTok y Netflix asegura que “sólo lograr terminar” el desafío es parte de la presión grupal?

Exposición a contenido inapropiado

Los menores pueden toparse con contenido no apto para su edad sin buscarlo. Esto incluye pornografía, violencia explícita, discursos de odio, autolesión o bulos peligrosos. A menudo, los algoritmos de YouTube, TikTok o Instagram sugieren videos basados en tendencias y pueden mostrar imágenes violentas o sexuales a niños sin filtrar la edad. No existen estadísticas argentinas exactas, pero estudios internacionales resaltan el alto consumo de pornografía entre jóvenes. Por ejemplo, un informe de Save the Children en España encontró que más de 6 de cada 10 adolescentes (68%) consumen pornografía online con frecuencia, comenzando a los 12 años en promedio?. La mayoría ve estos videos en el teléfono móvil (94%) y son contenidos gratuitos que en su mayoría incluyen violencia y desigualdad de género?s.
Además de contenido sexual, los menores pueden encontrar material violento (guerras, asesinatos), videos extremos (riesgos peligrosos o autolesivos) o incluso propaganda de grupos radicales. También hay noticias falsas (fake news) que incitan al pánico o la violencia. Generalmente, esto ocurre cuando el menor navega sin filtros en sitios de streaming o redes sociales, donde un clic equivocado puede abrir imágenes no deseadas. Los más expuestos son aquellos que pasan muchas horas en línea: en Argentina, los niños entre 9 y 17 años pasan en promedio unas 6 horas diarias frente a las pantallas? En ese tiempo es fácil que, al buscar un juego o un video, se encuentren con cosas inadecuadas. En resumen, la exposición a contenido inapropiado implica que los niños ven información no apta para su edad –pornografía, violencia, mensajes de odio, etc.– por medio de internet, a veces accidentalmente o a través de redes sociales sin supervisión.

Contacto con desconocidos en juegos online

Los juegos multijugador en línea (como Minecraft, Free Fire, Roblox, Among Us, etc.) permiten hablar con personas de todo el mundo, lo que trae riesgos de contacto con extraños. En Argentina este fenómeno es muy común: según una encuesta de la ONG Grooming Argentina, el 70% de los niños y adolescentes que juegan en red ha hablado con personas desconocidas, ya sea durante la partida o después por redes sociales?i. Otro estudio reciente encontró que el 49% de los chicos admitió haberse comunicado en redes con un extraño y que 7 de cada 10 recibió propuestas de noviazgo de desconocidos?. Estas conversaciones suelen comenzar con chats de juego y a menudo continúan por WhatsApp o Instagram?.
Generalmente, los extraños que contactan a menores pueden ser otros niños o adolescentes, pero también adultos con malas intenciones (depredadores sexuales que buscan grooming o sextorsión).

Esto ocurre sobre todo en los juegos más populares entre los más chicos: plataformas como Roblox o Free Fire permiten el chat de voz o texto abierto, por lo que un atacante puede entablar una conversación amistosa fingiendo ser otro jugador joven. El momento en que sucede suele ser cualquier sesión de juego en la que los niños juegan en solitario o en grupo.

No hay un lugar físico; sucede en los servidores de los juegos y chats vinculados. La encuesta de Grooming Argentina incluso indica que 1 de cada 4 niños que juegan en línea recibió pedidos de imágenes desnudas de parte de extraños?i. Además, 2 de cada 3 conversaciones con desconocidos en juegos termina cambiando a otra red social (como WhatsApp o Instagram)?i. En síntesis, el contacto con desconocidos en juegos implica que niños hablan en línea con personas que no conocen, lo cual puede exponerlos a engaños, grooming o extorsión. Estos contactos ocurren “dónde juegan”: en las salas de chat y voz de los juegos multijugador, especialmente cuando juegan sin supervisión adulta?