Curiosidades

¿Luna, cara o montaña?: lo que veas primero determinará rasgos íntimos de tu personalidad

A partir de una figura y el elemento que más te llame la atención, podrás saber rasgos desconocidos de tu forma de ser.

  • 01/09/2020 • 04:00
¿Luna, cara o montaña?: lo que veas primero determinará rasgos íntimos de tu personalidad
¿Luna, cara o montaña?: lo que veas primero determinará rasgos íntimos de tu personalidad

Un nuevo reto viral, inspirado en la psicología de la Gestalt, muestra una imagen con una serie de elementos que son difíciles de captar todos juntos y en un mismo marco temporal. ¿Cuál de los elementos te llamó más la atención? ¿Un rostro, la Luna o una persona en la colina? La respuesta a esta simple pregunta puede revelar aspectos interesantes de tu personalidad.

Cara

Si lo primero que te llamó la atención fue el rostro, significa que sos una persona a la que le encanta tallar pequeños momentos de soledad porque te permite reflexionar mejor sobre los proyectos que pretendés realizar.

Esto no implica que no te guste pasar tiempo en compañía de otras personas pero que, en ocasiones, es necesario centrar la atención en sus deseos y sueños. Tus seres queridos y amigos te valoran mucho porque además de ser decidido y ambicioso, sos empático y nunca retrocedés cuando te piden ayuda.

La Luna

Si lo primero que te llamó la atención es la Luna, significa que estás enérgico y positivo: te encanta divertirte con tus amigos y sos el alma de las vacaciones. Tu creatividad y energía te permiten alcanzar tus metas de manera brillante y cuando surgen obstáculos en tu camino no te dejás abrumar por el miedo sino que afrontás todo con una espléndida sonrisa.

Una persona en la colina

Si tu atención fue captada por el hombre de la colina, significa que no te gusta engañarte a sí mismo y que siempre estás castigado. Sos responsable y preferís llevar a cabo cualquier compromiso que se te haya encomendado.

Sos una persona que tiende a la perfección pero hay que tener cuidado en las relaciones personales porque la búsqueda continua de la perfección puede generar cierta incomodidad en las relaciones: no todo el mundo acepta la rigidez de los puntos de vista que pueden verse como ambición o peor aún, como egoísmo.