Columna

La verdadera riqueza

Por Bernardo Stamateas. 

  • 28/03/2021 • 09:44
Bernardo Stamateas.
Bernardo Stamateas.

A todos los seres humanos, independientemente de la condición en la que vivamos y los obstáculos y desafíos que tengamos que enfrentar, la vida nos ofrece cuatro regalos (o fuentes de plenitud) que podemos disfrutar para vivir vidas que nos permitan decir al final del camino: “He corrido la buena carrera”. Te invito a considerar cada uno de ellos en detalle:

1.      Deseos

Quien tiene buenos deseos es próspero, lo cual no es lo mismo que tener mucho dinero. Hay personas con abundancia de bienes materiales que no conocen la felicidad. Cantidad no es sinónimo de prosperidad. Prosperidad es, en realidad, cómo nos relacionamos con aquello que tenemos. Podemos tener poco y compartirlo con alguien que tiene menos (porque nos relacionamos libremente con lo poco). Todos tenemos dos necesidades básicas: comer y dormir. Con un empleo, podemos satisfacerlas a ambas. Pero otro nivel de necesidades que todos compartimos son los deseos.

Muchas veces confundimos un deseo con una necesidad. Por ejemplo, un auto es un deseo, no es una necesidad. ¿Por qué? Porque podemos vivir sin el auto propio pero no podemos dejar de comer y dormir (porque nos moriríamos si lo hacemos). Todos tenemos deseos y es importante diferenciarlos de las verdaderas necesidades que, de una forma u otra, siempre serán satisfechas. Fuimos diseñados para procurar satisfacer también nuestros deseos que tienen que ver con los sueños. Es decir, con lo que nos llena de pasión y nos da la fuerza para seguir adelante. Es por ello que quien tiene buenos deseos y los ve cumplidos es alguien próspero.

2.     Buenas palabras

Quien habla bien es alguien que avanza en la vida. ¿La razón? Porque en nuestra boca hay poder para construir (también para destruir si hablamos mal). Nuestra fortaleza no se halla en nuestras circunstancias sino en nuestros dichos. Las palabras que soltamos siempre impactan en nosotros y en los demás. Lo ideal es que el impacto sea positivo porque, de esa manera, logramos superarnos a nosotros mismos e inspirar las vidas de otros. Todos podemos llenarnos de riqueza de palabras de impacto que motiven, levanten, sostengan y hagan saltar los sueños propios y ajenos.

3.     Legado

Nuestros seres queridos son nuestra extensión y todo lo que logremos en la vida no solo es una bendición para nosotros solos, sino que en algún momento se lo transmitiremos y dejaremos como legado a las personas que amamos (sean de sangre o no). Por esa razón, no es egoísta procurar siempre lo mejor y atraer cosas excelentes hacia nosotros que podamos pasarlas amorosamente a otros.

4.     Vida interior

Cuidar nuestro ser interior, nuestro espíritu, nos afirma más que cualquier otra cosa. Solo así podemos convertirnos en columnas que nada ni nadie podrá derribar y, además, pueden sostener a los demás en tiempos de necesidad. Cultivar nuestra vida interior hace que, cuando no estamos presentes, otros lo noten y que expresemos nuestra verdadera riqueza como seres humanos.

¿Estás disfrutando estos cuatro regalos que la vida te ofrece? Nunca es tarde para comenzar a hacerlo…

Bernardo Stamateas, Dr.  en Psicología