Historia de vida

El tío actor y su sobrino músico luego de la dictadura

En Caleta Olivia, Jorge Montoya prepara un monólogo cuya música sería compuesta por Ignacio, el nieto de Hortensia Ardura y Estela de Carlotto, nieto 144 recuperado hace cinco años. La familia de artistas, el abuelo saxofonista en YPF, sus charlas por WhatsApp.

  • 01/12/2019 • 12:03
Visita de Jorge a Ignacio el 29 de junio.
Visita de Jorge a Ignacio el 29 de junio.

-Voy al campo y vengo, dice Jorge Montoya desde el altavoz de su teléfono mientras conduce camino a su casa en Caleta Olivia. Las dos casas dividen su rutina diaria, pero también el teatro, cuyo grupo cumple 45 años en diciembre.

Es el tío de Ignacio Montoya Carlotto, músico (pianista) y docente, nieto recuperado 114 el 5 de agosto de 2014, hijo de Walmir Omar “Puño” Montoya y Laura Carlotto, hija de Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. “Puño” y Laura se conocieron en la militancia de La Plata en la década del ‘70. Fueron secuestrados y asesinados en 1977. Ignacio nació en cautiverio. Su madre quería que se llamara Guido.

La realidad de la familia cambió en Cañadón Seco aquel agosto en donde nació “Puño”.

-No sé si de los primeros pero fuimos un grupo de teatro independiente, representamos a la provincia muchísimas  veces en festivales nacionales. Hay camino. Dimos talleres y trabajé en la Universidad de acá como 10 o 12 años, cuenta.

Jorge también fue Director de Cultura. Actualmente prepara un monólogo de “un tema actual que tiene que ver con cosas pasadas” de “un autor que vive en Río Grande”.

-Lo tengo ensayado. Ayer hicimos una reunión con quien quiero que me dirija… Ahora calculo que en uno o dos meses  veremos dónde la hacemos, explica.

La música es muy importante para Jorge, por eso le gustaría que Ignacio sea el compositor de su obra.

-Hago teatro hace muchos años y el otro día estábamos hablando si me podía hacer la música para la obra. Él tenía ganas, le comenté lo que estábamos haciendo... Pero viste que eso lleva todo un proceso... Pero sí, estoy seguro, me encantaría que él sea parte de una de las cosas que uno hace y creo que se va a dar, expresa.

Todos los días  o “casi todos” está en contacto con Ignacio, quien presentó su último disco con “Ignacio Montoya Carlotto Trío”  en Comodoro Rivadavia en julio pasado.

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-Con él tenemos comunicación todos los días… Bah no sé si todos los días pero casi por WhatsApp en el grupo familiar… Todo el día estamos boludeando, dice y se escucha que sonríe.

Su padre y abuelo de Ignacio, José Montoya, fue puesto por su abuela en un barco con destino a Argentina para que huya de la Guerra Civil Española y antes que comience la Segunda Guerra Mundial.  

-Era músico, tocaba el saxo. Mi abuela lo mandó para acá y se radicó acá porque el sur de España es parecido a esto y se fue acostumbrando. Ayer justamente encontré una fotocopia de una foto que le di a Ignacio cuando mi viejo llegó a la Argentina y empezó a tocar en la banda de YPF. Entró a YPF por ser músico. Después  no tocó nunca más, relata.

Jorge nunca escuchó a su padre tocar el saxo aunque “estaban las partituras, las fotos y él hablaba a veces de música”, aclara. “Puño” era baterista.

Su madre Hortensia Ardura de Montoya o “Tenchi”, fue docente. Con José -ya en YPF- se instalaron en Cañadón Seco en 1952. Cinco años después nace “Puño” y en 1957, Jorge.

La última vez que lo vio a su hermano Jorge fue en la Plata en 1976. “Apenas un poco, me habló, me abrazó y se subió a la bicicleta. Vi cómo se iba alejando hasta quedar chiquito y desaparecer. No volví a verlo nunca más. Lo persiguieron siempre: Desde que vivía en Cañadón hasta que lo mataron en La Plata”, contó Hortensia en una entrevista.

“Tenchi” falleció el 5 de abril de 2016, dos años después de encontrar a Ignacio y nueve años después de recuperar los restos de “Puño”, cuyo cuerpo había sido enterrado como NN en el Gran Buenos Aires y fueron identificados por el EAAF.

En España -agrega Jorge- todos los parientes, como sus sobrinas “que ya son gente grande, son todos músicos y tocan en orquestas. Hay una relación artística”.

Sus hijas: Sabrina (39) vive en La Plata y es psicóloga, Melina (36) vive en Caleta y trabaja en producción de arte.

-La familia está llena de artistas.

Sí es una de las cosas que me pasó cuando lo conocí. Estaba hablando con alguien del palo... Es así. Hablamos casi de las mismas cosas. Cuando él vino a tocar acá a Comodoro, lo acompañé y fue la primera vez que lo vi tocar en vivo en donde presentó su nuevo disco. Juntos fuimos al teatro en Perito Moreno. Eso es algo que cuando hablás con alguien del palo… Como te pasaría a vos si tenés un hijo periodista y vas a hablar de lo mismo, te vas a sentar y vas a sentir lo mismo por más que haya una diferencia de edad. El arte es arte, es así.

 

-Fue natural la relación desde hace cinco años cuando se encontraron hasta ahora.

Recuerdo que una amiga me preguntó, a modo de curiosidad, cómo es que alguien puede querer a alguien que nunca vio y de golpe lo querés. La única explicación que se me ocurrió decirle, porque eso no lo sé, es que lo querés porque lo buscaste toda la vida y sabés que es parte tuya, y es así como cuando nunca viste un hijo y nació... Es una cosa… Lo nuestro fue, gracias a Dios, bien natural. Él no la debe pasar fácil porque es así, es real. A él le ha tocado, a mi modo de entender, una parte que puede ser linda por un lado pero fea por el otro. De golpe le pasa lo que le pasó y nosotros tenemos otra, porque más allá de lo que podemos haber pasado mal y que es sabido o no, nosotros estábamos en esa búsqueda desde hace muchísimo tiempo, hablo de mi familia pero me imagino que la familia de Estela igual. Estamos desde la misma época diríamos de una u otra manera, buscando. Cuando aparece para nosotros es todo lindo. La realidad es que para mí la primer época me descajetó la cabeza, me volvió la bronca, tuve que volver a ir al psicólogo… Para acomodar un poco la carreta. Es así, pero lo que es nuestra relación, está bárbara. Por lo menos yo estoy muy contento y agradecido a la vida porque tocó un vago de esta manera: Un tipo que razona, un tipo bueno de leche, como era mi hermano. Muchas cosas las comparo, no es bueno comparar, pero hay cosas que son innatas creo yo. Con mis hijas de golpe son primos, y están charlando y se hablan siempre.

 

-No le llamó la atención, como me dijo,  que mantuviera el nombre de Ignacio y no Guido.

No. Él me lo dijo en su momento, que siempre se llamó así, se siente de esa manera. Él acepta, por lo que me dijo,  que entiende a la abuela que lo llame Guido. Son decisiones y cuestiones tan personales… Yo no opino de eso, lo hago desde una cuestión de estar al lado y acepto todo, tanto lo que le pasa a Estela como lo que le pasa a él. Entiendo más que aceptar.

 

-Es complicado porque está abierta la causa por expropiación contra sus padres adoptivos, pero Ignacio no siente que se hayan apropiado de él.

Sí, es una cosa fea. Debe ser fea para él y fea para todos, pero es algo que sí lo charlamos, lo charlamos mucho en el seno familiar.

 

-¿Habló con Carlotto?

Sí, fue este año en el cumpleaños de mi nieto. Ella fue. No hablo seguido pero  cuando nos encontramos hablamos. Fue agradable. Estela es gente agradable para mí. Charlar con ella me es grato.

 

-Qué pensaría la abuela Hortensia…

Estaría feliz. Gracias a Dios lo pudo ver. Ella estuvo feliz y es real esto que dijo porque lo hablamos, ella estaba completa cuando apareció… Tuvimos esa suerte de primero encontrar los restos de “Puño” y después que aparezca Ignacio. Lo único que faltó es que mi viejo haya vivido un poco más y lo haya podio conocer.

 

Ignacio visita todos los años la Patagonia. Para enero planean volver a encontrarse. Según las cuentas que sacó Jorge, le adeuda una visita a su sobrino.

-Quizás estoy yo faltándole un poco porque me falta ir para allá a la casa de él, pero vamos y venimos.