Historia

El otro lado de Río Gallegos: La leyenda del Castillo Rivera

Se trata de una gran casa ubicada del otro lado de la ría. Cuál es su leyenda negra, sus mitos e historias que fueron pasando año a año. Qué hay de mito y de cierto.

  • 26/08/2021 • 14:40
Lo que quedó del castillo. (Fuente: Mi Río Gallegos / Hipólito Alonso)
Lo que quedó del castillo. (Fuente: Mi Río Gallegos / Hipólito Alonso)

Es una fría noche de finales del 1800. Desde la antigua Río Gallegos parte una pequeña embarcación de lo que hoy es la costanera hacia “el otro lado”, la costa que se encuentra cruzando la ría. Visten ropas de galas y se preparan para una fiesta mascarada, casi ritualística, digna de una sociedad secreta venida de Europa. El punto de encuentro es el castillo victoriano, también conocido como “Villa Victoria”. Allí se reúnen de manera elitista, bailan, beben y ríen. Lo que sucede en esa noche quedará solamente allí. Ya en la madrugada o en la mañana, volverán a tomar esas pequeñas embarcaciones para retornar a este lado del río y continuar con la vida diaria. Una vida de lujos que quedó un siglo atrás y que hoy resuena en el boca a boca de los historiadores de Río Gallegos.

Pero ¿Qué habrá de cierto en este escenario casi gótico de uno de los sectores menos conocidos de Río Gallegos? Con el pasar de los años como en casi todo, la realidad se va mezclando con los mitos y son varias versiones que terminan siendo el relato actual. Hoy hablamos del Castillo victoriano, Villa Victoria, una de las construcciones que han quedado en la ruina y se erigen como baluarte de la historia –menos recordada- de la capital santacruceña. Lo que anteriormente surgió como una de las casas más emblemáticas hoy por hoy son ruinas que recuerdan a una época muy, muy lejana. Llena de mitos, historia y verdades a medias, muchas veces rellanada con la imaginación de los ciudadanos.

 

Desde cero

La historia quedó recopilada en varios libros y páginas webs que se mantienen en vigencia, que han sabido recopilar y ordenar los hechos de los padres fundadores de la capital. Las leyendas urbanas además como siempre se han ido pasando de boca en boca, aunque los descendientes directos prefieren la discreción y el cuidado a la hora de tocar el tema.

En los libros

El libro “Patagonia Argentina” recopila y ordena algunos de los hechos que se sucedieron a principios del 1900, con dos personajes clave: Victoriano Rivera y Juan Rudd. El primero de ellos es uno de los pobladores que llegaron a Santa Cruz desde Europa, directamente de España. En aquellos años la Patagonia se abría al mundo como una región libre para el hombre blanco, dispuesta a ser trabajada incluso a instancia de los pueblos originarios.

Don Victoriano Rivera trabajó durante algunos años con los señores don José y Pedro Montes, en los campos que ocupan las estancias "Bahía" y "La Angelina". En 1900 se separaron recibiendo cada socio un lote de terreno, cuya extensión se calculó sobre la base de los respectivos aportes.

El señor Rivera hizo prosperar en poco tiempo su estancia, a la que dotó de instalaciones costosísimas y algunas de ellas hasta de aspecto monumental.

 

El segundo formador de las estancias de Río Gallegos es Juan Rudd. Nacido en las Islas Malvinas, llegó a Santa Cruz de la mano del gobernador de este territorio, quien le aconsejó y lo invitó a trabajar la tierra en la Patagonia. Junto a William Mac Call y William Halliday llegaron a Río Gallegos en 1886. La primera noche que tocaron suelo santacruceño la bienvenida del clima fue salvaje, con fuertes olas que les hicieron perder todas las pertenencias apenas bajados del barco.

Al poco tiempo de instalarse provisoriamente los pobladores se dirigieron al Estrecho de Magallanes, donde compraron algunas ovejas a Tomás Greenshield, que por ese entonces había empezado a trabajar en "Monte León" y en "Useful Hill".

Un año más o menos estuvieron en la situación que hemos descripto, hasta que don Juan Rudd arrendó al gobierno el campo que hoy ocupa su estancia "Cape Fairweather".

"Cape Fairweather" linda al este y al sud con el Océano Atlántico; al oeste con don Victoriano Rivera y al norte con don Pedro Montes.

Tiene una extensión de 12.143 hectáreas, perfectamente alambradas y divididas en potreros, cuya distribución y ubicación permiten una eficaz vigilancia y una rápida concentración de los animales en la época de faenas.

La leyenda

La construcción de un castillo de corte gótico-medieval en Río Gallegos no deja de llamar la atención. Poco se encuentra en los archivos de las supuestas fiestas de logias que se celebraban dentro de esas cuatro paredes y hay mucho de mito urbano y leyenda entre historiadores, que estudian fascinados cada recoveco de los relatos que se fueron pasando con el tiempo. ¿Qué había de cierto? Como se mencionaba anteriormente, hay mucha mezcla de fantasía y realidad, relatos que se fueron distorsionando hasta la fecha como un teléfono descompuesto. Lo que es fehaciente a la fecha es que los rumores sobre estas fiestas ultra elitistas existen. Muchos hablan de mascaradas –una reunión europea donde los participantes no dejan ver sus rostros- clásicas entre los cortesanos. Según comentan los historiadores hoy y aquellos que indagan en los mitos de la ciudad, para ingresar a las fiestas que se realizaban en el castillo había que ser obviamente parte del círculo interno. Los que llevan las teorías más allá de esto aseguran que la lejanía del castillo, el hecho de contar con una embarcación para llegar al lugar y el misticismo con el que se rodeaban las familias más acaudaladas, daban pie a teorizar sobre sociedades secretas.

El día que pasó el Marjory

La Marjory Glen fue construida en 1892, por la compañía de origen británica The Grangemouth Dockyard Company, en Grangemouth, Escocia. Era una nave de hierro remachado, de casco simple. Desde la cubierta hasta el casco tenía 34.1 pies, con un largo de 213 pies. Tenía tres mástiles, siendo de propulsión a vela con botavara y un mascarón de proa muy distintivo. El jueves 24 de agosto fue azotada en el Atlántico por un temporal con chubascos huracanados. Se intentó arriar velas pero en el proceso se pierden dos y otras sufren daños. Navegan con rumbo NO hasta divisar el Cabo Buen Tiempo (El lugar donde ocurren los hechos relatados del Castillo Rivera, siendo divisados por los pequeños del lugar) y los cerros de los Frailes, arriando las velas y fondeando el ancla con 55 brazas de cadena sobre la banda de babor ese mismo día 9 de septiembre.

Cape Fairweather

En un sitio verdaderamente privilegiado formó don Juan Rudd la estancia con que inició su vida laboriosa de poblador y a la cual ha seguido dedicando a través de los años todas sus energías y actividades. Situada en la costa del Atlántico y sobre la margen izquierda del Río Gallegos, une a las ventajas de su situación, ya que muy corta distancia la separa del puerto por el que se evacuan todos los productos de la zona, condiciones agrológicas insuperables, pues es notorio que los campos situados sobre el río mencionado pueden mantener un número crecido de animales en relación a otros ubicados más al norte, que tienen excelentes aguadas naturales y, por último, que sus pastos, sobre todo en Las Vegas, son de mejor calidad que los que en general se encuentran en el territorio.