Un colapso silencioso

El cambio climático destruye las corrientes del Atlántico y amenaza la economía mundial

Un grupo de científicos demostró que el cambio climático y la suba de las temperaturas acercan al colapso al sistema de corrientes del océano Atlántico, y que esto podría suceder a partir de 2025.

  • 14/02/2024 • 20:19

Por corresponsal de TiempoSur

El cambio climático, exacerbado por el aumento de las temperaturas, está llevando al borde del colapso al sistema de corrientes del océano Atlántico, especialmente la Circulación Meridional de vuelco del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés). Un estudio, publicado la semana pasada en Science Advances, muestra que el colapso abrupto de la AMOC es posible y podría ocurrir tan pronto como el año 2025, aunque el inicio del proceso es muy incierto todavía.

La AMOC, una corriente crucial para regular el clima global, se ha visto alterada debido a la entrada de agua dulce en el Atlántico Norte, un fenómeno directamente relacionado con el cambio climático. Esta perturbación podría desencadenar un efecto dominó que afectaría no solo a los sistemas oceánicos, atmosféricos y del hielo marino, sino también a los climas regionales de todo el mundo.

Para obtener una perspectiva más profunda sobre esta cuestión, TiempoSur consultó a Alberto Piola, director de Investigación en el Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Piola, un destacado oceanógrafo físico, enfatizó la gravedad del problema y su impacto a escala global.

Alberto Piola, director de Investigación en el Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.

“Lo más notable de este estudio es que se consigue reproducir en estos modelos que se usan para predecir la evolución del clima futuro, por primera vez, empiezan a dar este tipo de señales. Es un proceso que ya era conocido, o sea, el clima en el pasado ya tuvo cambios del tipo del que muestran ahora estos modelos. Y, lo que es sorprendente y de alguna manera la gente lo siente como alarmante, es el hecho de que ocurren en escalas de tiempo relativamente cortas”, explicó Piola. 

En ese sentido, destacó que “la razón por la cual tiene tanto impacto en los medios es por eso. Porque cuando a uno le dicen que hay algún riesgo potencial dentro de mil años, tenemos tantos problemas que, la verdad, la preocupación por lo que va a ocurrir dentro de mil años no es tan intensa. Ahora, cuando nos dicen que algo puede pasar en las próximas décadas, bueno, ahí ya empezamos a verlo de otra manera porque inclusive es capaz que algunos vamos a estar vivos cuando pase esto”.

Más allá de la vinculación con el Mar Argentino, Piola subrayó que este es esencialmente un problema de escala global, con repercusiones en el nivel del mar, el clima y una variedad de factores cruciales para la vida en todo el mundo.

“El clima terrestre va a estar impactado por este tipo de cambios, porque ya en el pasado hubo eventos que creemos fueron similares, causados por otras cosas. Pero en el registro, lo que se llama  paleoclimático hay evidencias en testigos de hielo, en testigos de sedimentos marinos que el clima ha tenido estos cambios. Y lo que no parecía tan evidente es que sabíamos que podían ser rápidos, bueno, cada vez vemos como que son muy rápidos: que en unas décadas eso puede ocurrir”. 

“La economía va a verse afectada y, por supuesto, los que más van a sufrir son los países más pobres, la vulnerabilidad es muy desigual en ese sentido. Los países ricos, probablemente, van a tener herramientas para poder hacer que los cambios que pueden ser dramáticos tengan el menor impacto posible”, agregó Piola. 

Por ejemplo, aclaró que “si alguien tiene una enorme reserva de gas podrá calefaccionar lo que haga falta para poder pasar períodos más fríos, o refrigerar, si hace demasiado calor. El que no tenga esos recursos va a tener que sufrir los cambios que se produzcan. La disponibilidad de agua, la disponibilidad de comida, todo va a ser diferente con un cambio climático de las proporciones de las que esto podría provocar. Algo parecido ya pasó, por ejemplo, durante las glaciaciones. La Tierra tenía un clima totalmente distinto y no hace tanto eso, hace unos cuantos miles de años, nada más”. 

Por otro lado, mencionó que el cambio de régimen de las corrientes oceánicas probablemente sea irreversible en el corto y mediano plazo, con consecuencias que podrían perdurar durante siglos. 

"Ya participé en algunas de estas conferencias de cambio climático y los intereses geopolíticos, generalmente, dominan estas cosas. Los países que producen la mayor parte de los hidrocarburos, básicamente, bloquean cualquier cosa que tenga que ver con la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Y los países más ricos, están más pensando en cómo mitigar los efectos del cambio climático que en cómo evitarlo, porque es como que ven que esto no tiene retroceso. Que el uso de combustibles fósiles va a seguir, por lo menos, aumentando en las próximas décadas y, por lo tanto, la influencia del hombre en el clima va a seguir siendo negativa", explicó.

Además, el oceanógrafo físico indicó que el cambio climático es inevitable porque abarca a toda la Tierra en su conjunto. “Entonces no importa que nosotros podamos tomar alguna acción que restrinja ese impacto localmente, porque nos va a afectar lo que hagan los vecinos y los que viven en otro hemisferio. Ahí la escala del problema es mucho más grave, o incontrolable, que los problemas potencialmente locales”. 

Por último, Alberto Piola remarcó que “lo más preocupante del problema del clima, es que tiene una escala de tiempo que se está acortando. Cada vez estamos más cerca de estos límites que son bastante dramáticos y, por otro lado, una vez que estas cosas ocurren, es imposible revertirlos”.