2018

Mensaje de Navidad de los Obispos de la Región Patagonia-Comahue

Como lo realizan de forma anual, los bispos de la Región Patagonia-Comahue emitieron su mensaje de Navidad, en el que resaltan “Bendito sea el señor porque ha visitado y redimido a su pueblo” (Lc 1,68).

  • 14/12/2018 • 15:06

El mismo fue firmado por Juan José Chaparro, cmf (Obispo de San Carlos de Bariloche), Fernando M. Croxatto (Obispo de Neuquén), Marcelo A. Cuenca (Obispo de Alto Valle del Río Negro), Joaquín Gimeno Lahoz (Obispo de Comodoro Rivadavia) Esteban M. Laxague, sdb (Obispo de Viedma), José Slaby, c.ss.r. (Obispo de la Prelatura de Esquel), Roberto P. Álvarez y Alejandro P. Benna (Obispos auxiliares de Comodoro Rivadavia), Miguel Robledo (Administrador de Río Gallegos), Juan Carlos Romanín, (Obispo emérito de Río Gallegos), Miguel E. Hesayne (Obispo emérito de Viedma), Marcelo A. Melani, sdb (Obispo emérito de Neuquén), Néstor H. Navarro (Obispo emérito de Alto Valle del Río Negro), Fernando M. Bargalló (Obispo emérito de Merlo-Moreno).

"Queridos hermanos, llega la Navidad. No quisiéramos que las preocupaciones y las angustias de cada día, ni el cansancio del final de un año difícil oculten este gran acontecimiento que viene para llenarnos de esperanza y paz, que ciertamente tanto necesitamos.

Por eso, nos invitamos unos a otros a abrir nuestros oídos y nuestro corazón al canto de los ángeles: “Gloria a Dios en los cielos, y en la tierra paz a los hombres amados por El” (Lc 2, 14) y hacer realidad en nuestra vida el camino de los pastores. “Los pastores se decían unos a otros: ¨vayamos a Belén y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado¨. Fueron rápidamente y encontraron a María y a Jesús, y al recién nacido acostado en el pesebre” (Lc.2, 15-16). 

Navidad de la Gruta de Belén: una mujer, María, que vive el gran don de la maternidad… junto a ella José, varón fiel, que la acompaña… unos animales que miran lo que está pasando en su propia casa. Allá afuera… el silencio de la noche estrellada es interrumpido por el canto de unos ángeles. La noche recibe a quien se presentará como la Luz… y por eso en esta noche se abre un sendero… los primeros en descubrirlo y recorrerlos son los pobres… unos pobres pastores que caminan al encuentro de ese Niño. Parece que nada grande ha sucedido… pero un niño acaba de nacer... y mientras allá lejos en la ciudad todo sigue igual con su ritmo y sus luces…  hoy el Señor nos visita y nos redime!!!

No dejemos que esta buena noticia pase desapercibida. La vida de cada uno de nosotros, de nuestras familias y la sociedad entera necesitan la Luz que trae ese Niño. No nos quedemos en un simple recuerdo, vivamos todo lo que significa esta noche de la Navidad.

2. En cada Navidad estamos invitados a quedarnos en silencio contemplando el misterio de Dios que sale de sí a nuestro encuentro, a vos, a mí, al de al lado, al amigo y al enemigo, a cada uno con su prójimo.

Dios en Navidad se despoja, se hace historia, toma la condición humana, elije y gusta todo lo profundamente humano y elije comenzar y estar junto a los últimos. Dios en Navidad se abaja, se hace ofrenda para ayudarnos a que nos demos cuenta por dónde germina la verdadera vida, la nueva creación. Dios en su Hijo Jesús viene a rescatar toda historia esclava de corazones encerrados, egoístas, engreídos y obsesionados por construir un futuro… sin futuro. Viene a caminar con nosotros para que no equivoquemos de camino, Él es “el camino”.

San Pablo en la carta a los Filipenses evidencia este misterio de encuentro, cercanía y redención: “Cristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres” (Flp. 2, 6-7).

3. La Navidad entonces es una profunda invitación a hacer de nuestra vida un camino de encuentro a semejanza del camino que hace Dios. El Papa Francisco en su carta “La alegría del Evangelio” nos dice: “Cautivados por ese modelo, deseamos integrarnos a fondo en la sociedad, compartimos la vida con todos, escuchamos sus inquietudes, colaboramos material y espiritualmente con ellos en sus necesidades, nos alegramos con los que están alegres, lloramos con los que lloran y nos comprometemos en la construcción de un mundo nuevo, codo a codo con los demás. Pero no por obligación, no como un peso que nos desgasta, sino como una opción personal que nos llena de alegría y nos otorga identidad” (EG 269)

Muchas veces vivimos o somos testigos de muchas situaciones que nos abruman: la falta de trabajo, los salarios que se alejan de poder satisfacer las necesidades diarias, la atención de la salud muy restringida, niños y abuelos sin protección alguna, el maltrato y la violencia como una manera de relacionarnos, una justicia que se hace demasiado lenta, la corrupción en muchos como regla de vida, el flagelo de las adicciones, tantas mentiras que cierran toda esperanza de cambio, la destrucción de la naturaleza por la constante contaminación… Ante todo esto, nos puede venir la tentación de resignarnos o de reaccionar violentamente o de mantener una prudente distancia aislándonos y encerrándonos en nuestras seguridades, o de tan solo ver enemigos y condenar, o tratar de no ver ni sentir para no complicarnos aún más la vida.

El ejemplo de Dios que se hace hombre nos urge a acercamos y pararnos en esa realidad que clama un cambio, que anhela vida nueva, que siembra esperanza. Urge encontrarnos y descubrirnos hermanos y protagonistas responsables de un cambio en ese lugar que clama vida. Algo nuevo no solo es posible, sino urgente. Este camino personal y comunitario no exime de anhelar la renovación de tantas instituciones que sostenemos desde la democracia y que lamentablemente a veces están muy lejos de su servicio al bien común, ya sea por la desidia, o la irresponsabilidad, o la corrupción que nos invade.

4. Esta Navidad nos invita también a asumir el mensaje de la 52ª Jornada Mundial de la Paz que se celebrará el 1º de enero de 2019 cuyo lema es: “La buena política está al servicio de la paz”. Los invitamos a leerlo con atención. Allí el Papa afirma que es esencial proteger los derechos de los más vulnerables, porque no pueden ser ellos los que siempre tienen que vivir en zozobra. Pero también que hay que ayudar a descubrirnos sujetos de obligaciones, preocupados y comprometidos por el futuro de la vida y del planeta, que estamos llenando de basura. Que urge recuperar sinceramente y con seriedad el diálogo entre los actores de la sociedad, las generaciones y las culturas. Pero sin ‘confianza recíproca’, sin una ‘escucha respetuosa’, cualquier diálogo se torna infructuoso y banal.

5. La Nochebuena nos convoca a reunirnos en familia y en torno de la mesa. Allí reunidos nos auguraremos paz y felicidad, y ¿por qué no acudir al Niño Dios con nuestra oración confiada? No dejemos pasar esa noche sin dejarnos abrazar y bendecir por Dios para que podamos abajarnos y abrazarnos entre nosotros, como hermanos que pisan un mismo suelo, con una misma historia y un mismo anhelo de país en dónde nadie quede afuera de esta ‘mesa navideña de cada día’.

Queridos hermanos ¡Feliz Navidad! y un año nuevo donde vivamos la Buena Noticia de reconocer “ser amados por Dios”. El Señor nos visita, anhelemos siempre vivir con Él"

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