Un grupo de mujeres denuncia acoso sexual en la Fuerza Aérea

* Por Sara Delgado

Son alrededor de las ocho de la noche cuando una mujer se comunica con TiempoSur para querer hacer pública una denuncia por acoso sexual en la Fuerza Aérea. Como el tema desde el vamos sonaba fuerte le di mi celular y le propuse intercambiar información por WhatsApp. Cinco minutos más tarde el teléfono de la redacción del diario suena y del otro lado la misma voz que me proponía mejor vernos.

La casa está en uno de los barrios más tradicionales de Río Gallegos. Antes de llegar, una mujer de jeans y buzo capucha dice mi nombre y me pide que la siga.

Adentro de la casa hay otras cuatro mujeres alrededor de una mesa chiquita donde parece que habían tomado mates. Todas tienen acusaciones de acoso sexual contra una de las máximas autoridades de la base de la Fuerza Aérea. La mujer que pidió la nota se apoya contra una pared y entonces otra empieza a contar su historia.

Dicen que hace tiempo que padecen acoso sexual, a través de mensajes y de manera verbal explicita donde él les pide tener “secretos” y contacto.

Alguna se animó a buscar ayuda en la Oficina de Género conjunta, a través de una acusación administrativa que quedó asentada en un expediente que pasó a manos del Jefe de Unidad.

La Fuerza Aérea tiene tres tipos de sanciones: simple, grave y gravísima, que amerita la destitución. La simple se corresponde a un apercibimiento como podría ser llevar la camisa arrugada o estar despeinado.

Pero ella no habría sido la primera en denunciarlo, ya que habría otra acusación en la Oficina, por hostigamiento similar.

_Nosotras lo que queremos con esta nota es que esto se sepa porque ya no sabemos que más hacer ni a dónde recurrir. Hablamos de alguien con poder, ¿quién nos va a creer?

Dice una de las chicas que está apoyada sobre un bajo mesada de la cocina.  Es un tanto más joven que la primera y parece más determinada a llegar hasta las últimas consecuencias. 

Manifiestan que sufrieron situaciones de mucha incomodidad y que incluso hubo proposiciones de sexo oral.

_¿Cómo reaccionó cuando le dijiste que no?

_Me insistió  que no nos iba a ver nadie.

Las mujeres coinciden en que rechazarlo no fue gratuito, ya que habrían empezado a recibir sanciones por llegadas tarde o ‘clavadas’, otro mecanismo de subordinación que usa la Fuerza para con los trabajadores de menor rango.

Cuando los rumores de acoso sexual empezaron a circular fuerte, la máxima autoridad de la base habló con algunas de las chicas. Sin embargo, se les habría pedido que la cosa no trascienda y les pidieron “consideración” por la familia del acusado.

Una de ellas está sentada, los codos sobre la mesa y las manos sobre la cara, de mirada profunda y áspera. Ella también dice ser víctima del mismo acoso sexual y del mismo miedo a quedarse sin laburo.

Entre los relatos que dan hablan de insinuaciones en la oficina del alto mando, donde él bajaba las persianas para reclamarle que le dieran besos y abrazos.

También algunas mencionan llamadas a cualquier hora de la noche y durante la madrugada, un intento de comunicación insistente que si no era bien correspondido derivaba en la amenaza de darle la baja.

La mujer que pidió que TiempoSur conociera el caso sigue apoyada contra la pared, prácticamente no interviene hasta que el resto dijo lo suyo, pero resulta que ella también es militar y también dice que fue acosada.

“Nunca hice nada porque nadie te cree. Es una situación muy difícil de sobrellevar” asegura.

Las mujeres coinciden en que la autoridad es un hombre entrador, que es querido y respetado en la Fuerza, que incluso muestra ser un buen militar. Pero ellas dicen tener en su poder las pruebas de los mensajes de texto que él les mandó.

En la casa las mujeres hablan entre ellas y surge que hasta les dicen que si eso les pasó “fue por algo”. Desde la entrevista la base se llenó de rumores imposibles de silenciar, los ánimos están caldeados y se las acusa de poner contra las cuerdas a un jefe, pero ellas no se callan más.