#Yopeguéloscarteles

Gordofobia en el campus

El presidente del Centro de Estudiantes de la UNPA UARG descalificó a una compañera en un grupo de WhatsApp. El “gorda prostituta” corrió como reguero de pólvora y el movimiento de mujeres de la universidad pública no se lo dejó pasar.

  • 09/07/2018 • 10:07
Imagen de Antonio Páramo, ilustrador español contra la gordofobia.
Imagen de Antonio Páramo, ilustrador español contra la gordofobia.

Por Sara Delgado

Walter Marinkovic preside el Centro de Estudiantes de la Unidad Académica de Río Gallegos. Hace poco se filtraron unas conversaciones de un grupo de WhatsApp donde, para insultar a una compañera, la califica de “gorda prostituta” y la definición sobre el cuerpo de una obligó a las demás a intervenir sororas.

¿No se puede ser gordx? ¿De quién es ese mandato? Aceptamos que la gordofobia esté en los locales de ropa que no cumplen con la ley de talles, en los programas de tv con panelistas de acotada masa corporal, en las revistas adictas al photoshop pero no en una universidad pública donde se buscan habilidades para la vida y menos de boca de quien representa a los estudiantes.

Pero Walter pidió disculpas. Lo habían confrontado algunas mujeres, el tema saltó en redes, el Colectivo de Géneros repudió su insulto y aparecieron carteles que lo acusaban de machista y gordofóbico.

“Quiero hacerle llegar mis más sinceras disculpas a la compañera que se sintió agraviada y ofendida por mi desafortunado comentario… asumo que lo dicho fue un error de mi parte…me reconozco como una persona que se encuentra en un constante proceso de deconstrucción y reconstrucción, incluso me animo a decir que es el proceso en el que todos nos encontramos al habernos criado en esta sociedad patriarcal…  lo personal es político pero esto no nos da el derecho de utilizarlo políticamente en contra de unos o de otros, porque estoy convencido que la construcción se debe hacer entre todos”.

Pero después de este pedido de disculpas, las autoridades convocaron a una mediación institucional que pidió el propio Walter, entendiendo que estaban ensuciando su buen nombre y honor.

Se responsabilizó de la campaña en su contra a Constanza Rayn, que integra el Colectivo de Géneros, y le dejaron en claro que podrían correr sanciones en su contra. A partir de ahí la juventud socialista del MST lanzó en su apoyo la campaña #yopeguéloscarteles.

Para el Colectivo de Géneros “él quiso aleccionarlas, queriendo acallar la exposición de algo que admite haber hecho y por lo que puede obtener sanción inclusive”. Lo interpretan como una persecución ya que “la condena social es un recurso de esta época 2.0” aunque aclaran que “no tenemos problema de construir y enfrentar el machismo, la misoginia y la gordofobia por vías institucionales”.

Ellas, como muchas otras, sintieron que “el gorda prostituta” con ánimos de ofender y en un momento donde el movimiento de mujeres está consolidado, atrasa, sobre todo si aquello viene de un estudiante de la comunicación.

En este punto, desde el Colectivo de Géneros, reivindicaron. “Estamos orgullosas de ser gordas y sabemos la revolución que implica querernos sin tener cuerpos hegemónicos al servicio de los demás.  Y respetamos y apoyamos a aquellas que toman el camino de la prostitución y el trabajo sexual autónomo con todo lo que eso significa…”

Pero ¿cómo se sintió la piba para quien estuvo dirigido el insulto?

Se llama Carla Catrihuala, también es estudiante de la UARG y dice que todavía se siente enojada.

Carla cuenta que cuando el tema explotó fue a pedirle explicaciones al presidente de los estudiantes, pero le saltó con un “si te sentís identificada es mambo tuyo".

Ella siente que las palabras que usó Walter para ofenderla “no tienen una connotación negativa, no es un pecado ser gorda o ser prostituta. Para él sí”.

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