Historias de vida

El mundo de Juan

Es herrero desde los 14 años. Obtuvo el título Secundario a los 35 años y se recibió con el mejor promedio nacional como Profesor de Historia. Ahora estudia Derecho.

  • 19/11/2017 • 11:48
"Cuando llegás al final te preguntás qué hice, qué logré, qué no hice, o qué es lo que no pude".

9,33 Es el promedio con el que Juan Olavarría se recibió de Profesor de Historia en 1995. Recibió la Medalla de Oro de la Academia Nacional de Historia. Tuvo diversos reconocimientos, desde la Cámara de Diputados, hasta de la UOM cuando el propio Lorenzo Miguel le entregó en mano un diploma. Es herrero desde los 14 años.  
Terminó el Secundario en 1989. Podría haberse recibido 10 años antes, pero cuando finalizó 4° año en el Colegio Ladvocat, la “colimba” y el conflicto armado con Chile lo complicó, debió dejar, y trabajar. Sus padres habían muerto y quedó solo con sus 4 hermanos.  
En 1990 se anotó en el Profesorado de Historia en la antigua UFPA (Universidad Federal de la Patagonia Austral).
“Hice un amague. Entré y pregunté si se podía estudiar de viejo. Yo tenía 35 años”, relató desde su taller de herrería que comparte con su hermano.
“Estudiaba y tenía dos trabajos, porque  yo trabajaba de herrero y era radio operador”, expresó. 
En 1982 quedó seleccionado para realizar un curso para encargarse de las comunicaciones que había ente Nación y Provincia. “Quedé seleccionado y lo logré. Me leí todo. El diploma me lo entregó Bignone”, contó esto último con sarcasmo.  
“Me daba vergüenza que veían que estudiaba en la universidad. En el taller no se enteraron hasta que fui noticia”, recordó, sonríe, y hasta se pone colorado.
Estudiaba de noche, de día, los fines de semana, cuando podía. 
En 1995 se recibió, ejerció en varios colegios de Río Gallegos. Fue eje de la campaña “Prestigio Santa Cruz”, que el gobierno de ese momento impulsó con figuras de todos los órdenes. 
Juan paseó por todos los medios de comunicación conocidos en esa época. Desde  el programa de Bernardo Neustadt, Siglo XX Cambalache, los diarios Clarín, Página 12, Revista Flash, y lo entrevistó por radio un no tan conocido Nelson Castro. (Hasta fue al programa de Susana Giménez, pero salió “solo un ratito, re tarde”, contó). 
Juan fue noticia hace más de 20 años. Ahora divide su vida entre la herrería y leer apuntes de Derecho. Transita el segundo año en la Fundación Demos. 
El taller en donde trabaja es grande. Máquinas se mimetizan con fierros, chapas, overoles. Nadie se imagina que allí trabaja un Profesor de Historia. 
Como al metal, y a base de mazazos, Juan forjó su vida.

-TS: ¿Por qué seguir estudiando?

Primero por gusto, pero también por necesidad, para mejorar la situación económica. Pero si no te gusta no podés estudiar contra tu voluntad, es un deseo de progresar, para mí. 


-Ahora estudiás derecho.

Sí… Un poco. Ahí vamos… A los ponchazos. Era un gusto que me quería dar en la vida, si es que sale, sale. Y habrá quedado. Un intento más, por lo menos lo intenté, de progresar más intelectualmente. 

-Siempre leés. ¿Por qué? ¿Es curiosidad?

Sí. De curiosidad. De leer lo que venga. Diarios, revistas, todo. Si no tenés  ganas de leer, no progresás, te encerrás en tu mundo y no ves más allá. Yo creo que la persona que lee puede ver el mundo de otra manera, y además ser alguien que pueda dar su opinión con mayor fundamento. 


(Nota completa en la edición impresa de TiempoSur)