Listo para debutar

Lo que lo ilusiona, a San Miguel, es otra cosa. Tener su propia cancha. Algo por lo que lucha desde el mismo momento en que se creó esta escuela de básquet hoy devenida en club. Importante en cuanto a lo que hace, en el desarrollo personal y basquetbolístico tanto de sus jugadoras como de sus jugadores. Con el correr de los años, el Santo fue creciendo. Y lo hizo de la mano de la competencia. La primera, fuerte, fue la ya desaparecida Liga Patagónica. Jugó en la categoría B de este buen proyecto ideado por Enrique Tolcachier, entre otros, que acabó pronto y mal para desgracia de los clubes de la Patagonia. El Santo siguió adelante. Como siempre. Mirando hacia el futuro, pero haciendo fuerte hincapié en el presente. Otros desafíos, grandes e importantes, vinieron después. Uno de estos fue la participación con las Divisiones Formativas en los Campeonatos Argentinos de Clubes de la ahora denominada CAB, por cierto, con grandes resultados tanto en el femenino como en el masculino. El jugar a nivel nacional con los chicos y las chicas de la cantera se le cortó al Santo en el 2020. No fue por cuestiones propias que el club capitalino, dejó de participar de esta competencia. La pandemia del COVID-19 le impidió, como a todos y todas, seguir haciéndolo. San Miguel aprovechó cada oportunidad que se le presentó para jugar. Lo hizo antes y también después. Está en su ADN. Cuando la chance no llegó hasta el Santo, fue el propio club el que la buscó. Como cuando decidió cruzar la frontera para participar del Torneo Federado de Punta Arenas. O, también, competir en la liga de la Asociación de Comodoro Rivadavia. Los Juegos Evita fueron otro refugio competitivo para el Santo.

Todo esto, a medida que iba pasando les generaba ilusión a los propios. También a algún que otro ajeno, que veía con buenos ojos el crecimiento de la escuadra identificada con el color bordó. Pero, en ese tiempo de búsqueda incesante, como el de ahora, el gran sueño sigue siendo el de la casa propia. Ni más ni menos. Seguirá así hasta tanto logre cumplirlo. Si es que lo hace. Avances a pasos lentos se vieron en este último tiempo. Trabajos en el predio, que tienen en cercanías al autódromo de la ciudad, acercaron al Santo a su gran sueño. Aunque este sigue todavía lejos. La presentación de un proyecto para una primera etapa de obra y el aunar esfuerzos para intentar concretarlo fue lo último. Y sigue siendo lo primero.

Mientras tanto, siguen adelante, buscando la manera de mantenerse activos. A la caza de nuevos desafíos. El año pasado se le presentó uno nuevo, el de la posibilidad de jugar la Liga Federal. Esta, la tercera categoría del básquet de nuestro país. San Miguel se mostró interesado desde el vamos, pero la CAB frenó sus ansias en un primer momento. Sobre fines del 2021 el Santo volvió a la carga. Esta vez, fue la definitiva. Consiguió la clasificación en cancha y los avales afuera de esta. La Federación de Santa Cruz intercedió y la CAB aprobó. San Miguel jugará entonces la Liga Federal este año. Será su debut absoluto en la competencia. Llegó, en principio, para quedarse. Con la idea de representarse y hacerlo también en nombre de la ciudad y la provincia. También pensando en cobrar mayor visibilidad y que esta le permita no seguir ilusionándose más con la idea de la cancha propia. No hacerlo, finalmente, porque el sueño se concretó.

Desde fines de enero que el Santo se está entrenando. Hace unos días hubo presentación oficial y ayer el equipo riogalleguense viajó a Comodoro Rivadavia, para jugar sus primeros partidos en este certamen. Este fin de semana va a enfrentar al local Federación Deportiva y a Guillermo Brown de Puerto Madryn.

San Miguel va a jugar este torneo con jugadores propios. Lo hará pensando en seguir el viaje. De disfrutar el mismo y que este se convierta en una nueva y rica experiencia. Quizás, también, en una oportunidad para abrir otras puertas. En lo competitivo, siempre, y en lo institucional, igual.