Hermanos Ortiz, un sueño hecho realidad

Dos embajadores del potrero, el frío y del viento santacruceño ya se encuentran en Buenos Aires. Uno se quedó en Avellaneda, más precisamente en Racing. Se trata de Lorenzo, el más grande de los hermanos Ortiz, categoría 2006. El taxi siguió viaje, hacia la zona Sur, destino la ciudad de Quilmes. Allí se bajó Tiziano, categoría 2008, que en los próximos días se realizará la tradicional revisión médica para posteriormente firmar los papeles que lo vinculen con la institución "cervecera".

En las valijas de ambos jóvenes no llevaban solamente sus pertenencias. Se llevaban, además, las banderas, cartas, besos, recomendaciones y abrazos de los familiares y amigos que, pese a la fría mañana dominical, le pusieron calor y "coparon" el aeropuerto de Río Gallegos para despedirlos, en medio de sensaciones ambiguas, entre lágrimas y sonrisas.

Con una gran repercusión, palabras de aliento de propios y extraños, pero siempre con buena energía, semanas atrás, en Tiempo Sur, contábamos la historia de estos jóvenes talentos que finalmente y luego de tantas pruebas, habían "llegado". Eso por lo que tanto lucharon, era realidad. Como hoy es una realidad que ya están en Buenos Aires, mentalizados en comenzar a darle forma al sueño.

Toda historia tiene un comienzo

Las escuelitas de Boca RG y del Club Ferrocarril YCF fueron el puntal para "Loren" y "Tizi". Los años transcurrieron por diferentes instituciones de la ciudad, pero una imagen recurrente se podía observar en cada entrenamiento, cada partido, cada paso que los hermanos fueron dando y fue el acompañamiento de la familia.

Algunos allegados comentaban por lo bajo en el aeropuerto: "Ella es Verónica, la mamá y él es Daniel, el papá. No faltaron a un solo partido desde que son chicos, siempre estuvieron con ellos, y este presente es, en gran parte, de ellos también".

En los próximos días, Lorenzo en "La Academia" y Tiziano en "El Cervecero", se pondrán a disposición de los respectivos cuerpos técnicos para continuar dándole forma a su preparación física y deportiva, además de continuar con sus estudios secundarios. El camino aún es largo, pero cada paso que los jóvenes hermanos y su familia van dando juntos, los acerca un poco más al objetivo. Nadie dijo que iba a ser fácil. Pero tampoco que iba a ser imposible. Con ADN patagónico seguirán construyendo paso a paso su gran sueño.