Básquet

Gabriel Deck, el pibe santiagueño que cumplió el sueño de ser NBA

El orgullo santiagueño, el crédito de Colonia Dora, llega a la mejor Liga del mundo. Sus técnicos, compañeros, rivales y periodistas lo felicitaron por redes sociales. Ahora llega la hora de hacer las maletas y encarar fuerte y al medio, sin prisa pero sin pausa, como siempre, el sueño de ser un NBA.

  • 21/04/2021 • 11:15
Gabriel Deck, el pibe santiagueño que cumplió el sueño de ser NBA
Gabriel Deck, el pibe santiagueño que cumplió el sueño de ser NBA

“Varias veces quise dejar todo por estar lejos de mi familia, pero hay que seguir adelante con los sueños”, dijo en una entrevista en 2018.

Ginóbili:Kobe Bryant me preguntaba todo. Era un enfermo del baloncesto, un apasionado total, estudiante del juego. Quedó enamorado de Gabriel Deck y se lo conté después. Le dije que se había vuelto su fan y que se lo quería llevar a los Lakers". Algo sabía Kobe.

La costumbre y la esencia, no las perderá jamás. El andar cansino, el desplazamiento anodino de las eses y las erres, la pasión por el folklore y por Los Palmeras. Aprendió a jugar de manera autodidacta, botando sobre el piso de tierra del patio de su casa y picando una pelota que primero fue de fútbol, hasta conseguir la naranja basquetbolera. Tímido, de hablar pausado, reflexivo; es en la cancha donde su personalidad explota, donde se agacha para defender, la zona en la cual exprime todo su atletismo a cancha abierta, la región donde su tiro de tres a pie firme castiga la flotación de los rivales. Gabriel Deck sufre y disfruta de una doble personalidad, manso como un atardecer serrano, fuera del rectángulo. Intenso y pasional, dentro de su perfil bajo, corazón caliente mente fría, en el parquet.

Mientras se criaba en su provincia natal, Deck veía de reojo al básquetbol. El fútbol lo atraía muchísimo más. Hasta que el hermano le hizo conocer la pelota naranja. "Entre mi papá y un vecino transformaron un volante de un tractor viejo en un aro y nos pusimos a jugar todas las tardes, porque a la mañana iba al colegio y después nos obligaban a dormir la siesta por las altas temperaturas”.

Aquel adolescente que se forjó entre los siete mil y pico de habitantes de un pueblo ubicado a poco más de 150 kilómetros de Santiago del Estero, es hoy es el 14° argentino en la NBA.

Mientras vivió en Colonia Dora, jugó para el club Bartolomé Mitre hasta los 13 años. A esa edad tuvo que armar las valijas y salir por primera vez de su pueblo. Irme de Colonia Dora a Santiago capital fue el sacrificio más grande que hice. Tuve que dejar a toda mi familia y a mis amigos. En el colegio me iba bien cuando era chico, hasta que me fui a la capital y lo descuidé un poco. Cuando uno empieza a ser profesional, tiene que dejar muchas cosas de lado porque es lo que uno elige”, explicaba.

Más tarde, cuando firmó con Real Madrid, repasaba en una nueva entrevista aquellas pequeñas pero valiosas cosas que recordaba del camino recorrido: "Uno se acuerda de cuando trabajaba allá en Santiago, en la alfalfa o limpiando colectivos. Mi carrera es cortita hasta ahora, pero es asombroso cómo me pasaron muchas cosas rápidamente. Por eso creo que estar en el lugar que estoy y disfrutarlo después de todo lo que pasé, es una bendición de Dios". 

El primer choque que vivió fue cambiar un pueblo por una ciudad al llegar a Quimsa, uno de los equipos más importantes de Santiago del Estero. “La transición fue difícil al principio. Yo era un chico de pueblo y costó salir a la ciudad -confesaba-. Por suerte en Quimsa me recibieron muy bien y pude hacer grandes amigos. Me hicieron sentir como en mi casa”.

Cuando este adolescente llegó a la pensión del club, nació enseguida el apodo que lleva y hasta incluso tiene tatuado: "Tortu". “El apodo Tortuga me lo puso un amigo de Santiago del Estero cuando fui a Quimsa, porque yo estaba tapado con una sábana y mostraba nada más los ojos. Entonces él decía: "Mirá a la tortuga" y ahí quedó -contaba-. Eso derivó en que me hiciera el tatuaje de la tortuga. Incluso mi abuela me dice así”.

Estar lejos de su familia, más aún si a pesar de la distancia mantiene un fuerte vínculo. Eso le pasó a Deck con tanta fuerza que hasta estuvo a punto de abandonar el básquetbol. “Varias veces me ha pasado de querer dejar todo por estar lejos. De hecho, estando acá en Buenos Aires también -confesó-. Pero creo que es parte del trabajo. Ahí es cuando uno tiene que ponerse a pensar y seguir adelante con los sueños y objetivos que tiene”.

Aunque lo separen más de 10.000 kilómetros de su familia, el contacto con ellos es diario. “Siempre me comunico con mis papás, mis abuelos, mis tíos... Los llamo, pero obviamente a veces es todo muy difícil. Por suerte hoy con la tecnología puedo estar más cerca de ellos virtualmente”, relató entonces.

De todos modos, siempre que puede, viaja hacia allá. “Cuando voy trato de quedarme quince días. Me encanta visitarlos, me hace bien y cada vez que hay un tiempito trato de irme, así sea un día y medio o dos”, resumía su sentir.

Hoy la realidad lo tiene en el papel protagónico de los focos del deporte argentino, y mundial. Deck se va a la NBA con una oferta mareante: 4 millones hasta junio. La franquicia pondrá además unos 630.000 euros para ayudar al pago de la cláusula, que ronda los dos millones. Después de la temporada, tendrá la opción de firmar otros tres años. Gabriel Deck ya le ha comunicado a su club, el Real Madrid, que no jugará más con ellos. Ni siquiera el siguiente partido, el Clásico del Palau Blaugrana contra el Barcelona. El alero argentino, que cumplió 26 años en febrero, deja el club blanco después de más de dos temporadas en Madrid. Su salida se precipitó en los últimos días, pero fue un proceso largo, que se coció a fuego por su desencuentro con el club a la hora de afrontar su renovación, en el que también influyó la pandemia, y por la gran oferta que finalmente puso sobre la mesa Oklahoma City Thunder. Gaby, que ha jugado a un gran nivel en el último mes, firmó en junio de 2018 por tres temporadas, y tenía uno de los salarios más bajos de la plantilla: no rebasaba los 500.000 euros anuales aunque la entidad hizo una apuesta inicial fuerte por él cuando pagó la cláusula para facilitar su salida de San Lorenzo de Almagro.

El año pasado, Deck ya barajó la opción NBA, toda vez que no llegó a ningún acuerdo para alargar un contrato que el Real Madrid habría renovado automáticamente a final de la presente temporada con la misma cláusula de rescisión: casi dos millones de euros. Ambas partes negociaron, antes de la pandemia, la renovación. Ahora, el adiós se aceleró porque la oferta de Oklahoma City Thunder estaba sobre la mesa y era para este momento, sin la certeza de que siguiera en pie después de la temporada. Y era una grandísima propuesta: 4 millones de dólares solo por este tramo final de temporada NBA (los playoffs, en los que no estarán los Thunder, arrancan el 22 de mayo) y una opción de tres años más y otros casi 12 millones por parte de la franquicia, que pondrá además un extra de unos 630.000 euros para el pago de la cláusula. Es decir, Deck acabará la temporada regular (finaliza el 16 de mayo) con los Thunder, que luego tendrán la opción unilateral de firmar un nuevo contrato por otras tras campañas y 11 millones de dólares.

Los Thunder podían realizar una oferta así porque, además, necesitaban cuadrar sus cuentas de cara al final de temporada. En la NBA hay un tope salarial (salary cap) que establece el máximo que una franquicia puede gastar en salarios de jugadores durante una temporada (ahora mismo fijado en algo más de 109 millones de dólares). Un dato igual para los 30 equipos y una forma de propiciar el equilibrio competitivo. Pero también hay un suelo salarial (salary floor), la cantidad mínima que hay que invertir en esos salarios. Y ahora mismo, y antes de firmar a Deck, los de Oklahoma están precisamente unos 4 millones por debajo de ese suelo, que es el 90% del tope.

Eso, y la posibilidad de renovación automática por parte del Real Madrid después de esta campaña, terminó de convencer al argentino, que pagará íntegro y al contado el importe de su cláusula de rescisión. Los Thunder habían hecho una oferta inicial de unos dos millones de dólares por lo que resta de temporada en la NBA. El Real se planteó igualarla, pero esta fue después casi doblada por la última y definitiva propuesta de la franquicia estadounidense, un equipo en reconstrucción y con muchos jugadores jóvenes (y no estadounidenses) en el que  Deck no tendrá (por ahora) grandes aspiraciones deportivas, pero sí minutos para demostrar, ese es su nuevo objetivo, que puede ganarse un hueco en la mejor Liga del mundo del mismo modo que se convirtió en un jugador importante en el Real Madrid.