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“Uno vuelve y se reencuentra con aquel joven de 19 años que dejó parte de su corazón allá”

Fernando Alturria pisó las Islas Malvinas después de 33 años de la guerra junto a dos de sus hijos y contó la experiencia vivida. No encontró palabras para describir el sentimiento, y estructuralmente cambió pero “las imágenes que a uno le quedaron de aquella época son idénticas”. Se mostró sorprendido por la fortaleza que tienen las Fuerzas Armadas británicas.

  • 24/11/2015 • 07:00
Alturria junto a sus hijos exhibiendo la bandera en las Islas.
Alturria junto a sus hijos exhibiendo la bandera en las Islas.

Tal como se informó, alumnos y profesores de la EPP 78 Soldado José H. Ortega de Río Gallegos, con Fernando Alturria, presidente del Centro de Veteranos, viajaron a las Islas Malvinas, siendo la primera escuela pública en pisar dicho suelo.

En el caso de Fernando Alturria, quien estuvo en la guerra en 1982 tuvo la posibilidad no solo de acompañar a los chicos, sino también de ir en esta ocasión con sus hijos, Carolina y Emanuel, de 18 y 13 años respectivamente. Para él fue su segunda vez, la anterior había sido en octubre del 2011.

Quien es referente del Centro de Veteranos comentó en una entrevista a TiempoSur cómo fue volver a pisar las Islas Malvinas; sus sensaciones, las de sus hijos, el recibimiento y la transformación de dicho lugar.

 

Reencontrándose a sí mismo- Consultado por cómo fue volver a pisar Malvinas, Alturria describió: “Con sentimientos encontrados y una gran felicidad, en este caso con mis hijos que pudieron conocer el suelo donde su padre luchó, el lugar de combate. Ver los diferentes cerros donde fueron los combates más duros, cómo vivíamos”.

Asimismo, recalcó que “fue un bálsamo al alma, uno vuelve y se reencuentra con aquel joven de 19 años que dejó una parte de su corazón allá y pude reencontrarme con él”, para lo cual “no existen palabras que exprese todo ese sentimiento de vida. A veces hay que estar allá para sentir realmente lo que es Malvinas”.

 

Edades similares, contextos distintos- Los hijos de Alturria tuvieron una decisión particular, ya que ambos egresan este año, y al preguntarles si deseaban ir al viaje de egresado o acompañarlo a Malvinas, optaron por esta última.

Fue así que “lo vivieron muy intensamente, ellos aman esta causa como yo” indicó, añadiendo que mostraron un respeto muy sentido al visitar el cementerio argentino en Puerto Darwin, donde rindieron homenaje a los caídos.

En esta línea, el veterano de guerra comentó que allí “lloramos juntos, saludamos a cada uno de los hermanos que están ahí. Nos tocaron todos los climas, no se podían explicar cómo aguantamos tanto tiempo durante la guerra”.

Ya en Río Gallegos, aún “no cayeron, están muy felices de haber pisado este suelo tan argentino”, lo cual “fue emoción y un sentimiento profundo” durante esos días.

 

Modificación en el territorio- Han pasado los años y las cosas cambian en todos lados, allá también: “Desde el 82 hasta ahora creció mucho Puerto Argentino por todas las actividades de pesca y petróleo que están realizando, usurpando nuestros recursos naturales”, contó.

Pero para él, que estuvo en Darwin y Pradera del Ganso, “no cambió nada, están las mismas casas”; actualmente hay una conexión por ripio entre las Islas, más allá de que quedó impresionado por la fortalece que tienen las Fuerzas Armadas británicas.

Pero “el paisaje, las imágenes que a uno le quedaron de aquella época son idénticas”, sostuvo.

Haciendo referencia al recibimiento que tuvieron, señaló que por parte de la gente malvinense fue “con indiferencia, no nos trataron mal pero nos hacen sentir que ellos están presentes a través de las banderas en los autos y las casas”, y recalcó que “no hubo ningún inconveniente, nos manejamos libremente por los lugares que se pueden visitar”.

 

Trasmitiendo historias- Respecto al viaje -que fue con los chicos de la EPP N°78- Alturria expuso que fue un sueño concretado, teniendo “el honor de ser los primeros en pisar suelo malvinense desde el 82”, de modo que produjo “una satisfacción enorme, me llenaron el alma los chicos con su espíritu malvinero. Fueron un sol que iluminó”.

Finalmente dijo haber disfrutado de poder “contarles todo lo que he vivido allá, la atención y el amor que tienen, fue un gran honor estar compartiendo con ellos esta semana”, en el marco del proyecto de la escuela que se pudo cumplir al “recorrer los lugares donde estuvo José H. Ortega. Es impagable, y para saber lo que se siente realmente hay que estar ahí”, concluyó.