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Desde los barrios advirtieron que lo que más se consume es pegamento

Según un integrante del  área de  Coordinación General de Políticas, el pegamento es lo más consumido en los sectores menos pudientes de la ciudad. Advierten que la prevención debe ser cotidiana y sostenida. Ayer, la Comisión de Transporte del Concejo Deliberante  dio despacho favorable para regular la venta de esta sustancia. 

  • 27/06/2012 • 00:00
La campaña tiene su epicentro en el Cenin Nº 7.
La campaña tiene su epicentro en el Cenin Nº 7.

Aunque no se basa en un relevamiento minucioso, desde el área que trabaja en la prevención de adicciones de la comuna de Río Gallegos, advirtieron que luego de  mantener conversaciones y reuniones con los referentes barriales de la ciudad, le indicaron que el pegamento  es la droga “legal” que más se consume, sobre todo en sectores de bajos recursos.   
Ayer hubo despacho favorable en la comisión de Transporte del Concejo Deliberante, para la regulación de la venta de esta sustancia que se expende actualmente sin control alguno.

Coordinar
La Coordinación General de Políticas de Niñez, Adolescencia y Familia lleva a cabo un trabajo interbarrial de prevención de adicciones, que actualmente tiene como epicentro el Cenin Nº 7, donde realizan la campaña “Compromiso social por las adicciones”. El lunes,  junto con la dirección de Salud Mental y Patologías del Consumo, se realizó la entrega de cintas azules en la esquina de Avenidas Kirchner y San Martín, debido a que se conmemoró el Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas.
“Las adicciones en líneas generales  preocupa muchísimo  a los referentes barriales y vecinos, pero es complejo y se requieren respuestas coordinadas”, sostuvo a TiempoSur Alfredo Jaramillo, integrante del área antes mencionada.
Sostuvo que la “sensación” de los vecinos en los barrios es que “no se puede hacer nada porque se llegó tarde” a tratar la patología de consumo.
Es por ello que marcó la necesidad de un trabajo preventivo, que sea cotidiano, constante y sostenido en el tiempo.
“Desde los barrios me dicen que lo que más se consume es pegamento. Incluso la campaña tiene que ver con sensibilizar  por la ordenanza vigente, aunque es una ordenanza que si no se conoce o la comunidad no la  exige es complicada su aplicación”, explicó.
Aunque está prohibido por ordenanza Nº 4006 del año 2000 -que regula el expendio de pegamentos a los menores-, en la última sesión el edil Jorge Gareca presentó un proyecto que  reforma dos artículos para poder concertar un control debido en el expendio de esta sustancia.
Ayer, la  Comisión de Transporte dio despacho favorable a dicho proyecto, por el cual se prohíbe la venta de pegamentos en kioscos, kioscos polirubros, supermercados, almacenes, minimercados, autoservicios y la venta ambulante de los mismos, por lo que de esa forma sólo podrían adquirirse en ferreterías. Dispone además que el comercio deberá llevar un registro foliado con los datos de los adquirentes.

Por delante
Fue en el Barrio Evita en donde el referente de la biblioteca Güent Aike advirtió el año pasado el consumo de pegamento en niños de 10 años.
 “Es una problemática de todos, que nos preocupa, y tenemos que ocuparnos todos. El consumo de pegamento se da principalmente en barrios de menor poder adquisitivo. Pero también es un problema el exceso de alcohol. Nosotros festejamos  que el pibe se emborrache  en casa, mientras esté en casa, pero nos desgarramos como comunidad con algunas cosas, mientras otras nos pasan por delante”, señaló.
Jaramillo aclaró que si a nivel mundial el inicio de consumo de drogas legales e ilegales se da  cada vez a una edad temprana, no debe circunscribirse la patología de consumo sólo a los adolescentes y jóvenes.
“Esto es mucho más amplio, porque incluso los adultos son en algunos casos fármaco-dependientes”, precisó.

Involucrar
Dijo que es importante involucrar  a vecinos, organizaciones e incluso a las escuelas para efectuar campañas preventivas, dado que este trabajo previo debe ser en red o articulado, más allá que los vecinos señalan “miedo” al momento de abordar esta situación.
“Esos adolescentes que están consumiendo no son extraterrestres porque crecieron en familias y barrios. Hay que asumir el rol de la familia también, pero  les da temor  involucrarse, y esos adolescentes forman parte del paisaje”, expresó.