Elecciones 2021

Todos ríen, pero hay un derrotado absoluto y un ganador impensado

Se derrumbó un espacio (Cambia en su versión Reyes-Costista) que sólo debía patear el penal sin arquero y pierde una de las dos bancas. Se hizo mayor una generación de sindicalistas petroleros y justicialistas independientes dispuestos a consensuar el poder. El Frente de Todos, tercero.

  • 14/11/2021 • 23:14
Claudio VIdal, la sorpresa de esta noche electoral. (C. González)
Claudio VIdal, la sorpresa de esta noche electoral. (C. González)

Por Mariano Tagliotti

Claudio Vidal recordará las Elecciones Legislativas 2021 como aquellas en las que entró definitivamente en la mesa chica de la política santacruceña.  Las grandes ligas, los torneos importantes. Hasta ahora, venía avisando, tratando de consolidarse, con más ganas que precisión, en un armado preñado de trompicones, salidas en falso y amontonamiento de dirigentes. Hoy, nadie podrá subestimarlo de cara al futuro de la provincia. Fuerte en Zona Norte, aplomado en el Centro, haciendo saltar las quinielas en Gallegos y confirmando en la Cuenca. La certeza anunciada en estas mismas páginas días atrás (territorio de impronta peronista histórica), le regaló la sonrisa del “sorpasso” ante una estructura nacional, provincial y municipal. Muchos justicialistas desencantados con el devenir del kirchnerismo, dieron el salto, en silencio, subterráneamente como suelen darse las corrientes que al final del complejo proceso electoral va a terminar descubriendo más coincidencias que diferencias entre el vidalismo y la conformación de la oferta electoral kirchnerista en 2023. Pocos lo vieron venir. Lo de Gallegos, tiene mérito, mucho mérito, porque no es su espacio natural, un público complejo, de difícil convencimiento. Hay que repensar el espacio del sindicalismo en la política. “No son nada distintos”, se cansaron de proclamar desde la oposición. En Buenos Aires, haciendo experiencia en la política nacional, se verá un Vidal más institucional y alineado al justicialismo que en la contienda que acaba de terminar.

El esperpento lo consuma Cambia Santa Cruz, con cero desgaste gubernamental, la calidez de la lejanía en el poder y el sillón de denuncia y opinión funcionando cual factoría de chocolate. El maridaje de Reyes (¿le sirvieron las fotos tomando cervecita a último momento con un despreocupado Eduardo Costa, borrado de la política los últimos dos años?), con las huestes del roquel-fadulismo y el mestelanismo nunca resultó del todo cómodo, pero terminó siendo una piedra en el zapato.   No se entienden, no se llevan, y se les nota la ansiedad por resolver la interna. Si insisten en subir al barco a Eduardo, es una alianza con destino de partición. ¿Alguien imagina a ese trípode sectorial gobernando en consenso? Otra elección fría en Gallegos, apática, de un espacio anti k con el boleto picado en Gallegos, que deja un porcentaje de cara a 2023 frío, magro, a galaxias de los mejores tiempos del poderoso empresario de múltiples rubros de la economía patagónica. En el Gorosito fue más el amague y la intención, que el resultado final. Para la anécdota, el triunfo en Deseado contra el candidato local, un verdadero mazazo a la autoestima del Intendente en licencia. Bajar en los guarismos generales, en los porcentajes, con todo el viento a favor, es una señal muy crítica de cara al futuro. El enamorarse del internismo, la eterna reunión sin definición, la preocupación por el pago chico y el ego pequeñito, detona a una oposición a la cual la sociedad santacruceña desconfía hasta de darle a cuidar un kiosco, media hora. Volvieron a errar el penal, en (otra) oportunidad histórica de armar un proyecto de poder. Nada es más cómodo que la derrota eterna.

El Frente de Todos logró mejores resultados a nivel país opacando la fiesta de la “transición ordenada” que había intentado adelantar Macri, y termina dándole forma a un enroque que no por no deseado termina por dejar de ser conveniente.  El empate técnico en Buenos Aires y repunte en NOA y NEA, trajo más alivio que en su casa madre, el origen de la criatura, las calles que pateó Néstor Kirchner, que contando los porotos en calle 25 de Mayo saldaría la cuenta con que más que el amague de una gran victoria, sirve el llevarse el 66 x ciento de las bancas. Lo de Gallegos es para hacerlo ver, lo de Deseado, impensado. Dos cachetazos para hacer autocrítica y barajar de nuevo. En los últimos quince días previos a la votación, resultaba arduo encontrar un cargo político con ganas de defender la fórmula, el gobierno y la gestión. Teléfonos apagados, móviles sin señal, perfiles de redes bloqueados. Obviamente llovió y fuerte desde Nación (Fabiola Fest, Pandemia), pero se podría haber hecho más, amén de una recuperación de casi el 10 por ciento de la economía, a niveles mejores que los que dejó Cambiemos.  Fallos a corregir.  Todos tienen noción que Macri no resolvió los problemas, pero la sana y dulce ambición de Alberto de cerrar la grieta, hasta ahora sólo es negocio para Larreta.

Lo que más debe preocupar al oficialismo es que debió desgastar estructura y aparato para crecer un punto porcentual. Han pasado inadvertidos, a pesar de tanto ruido. Toca dar vuelta la página y consolidar un bloque que no carece de nombres propios. Belloni tiene estructura, al igual que González y Grasso. A las pruebas, se remite el cronista.

En definitiva. Un ganador perdedor, una figura en ascenso y un oficialismo obligado a revisar los por qué y definir los cómo.