Allanamiento por grooming

Ayer se conoció que una comisión de efectivos de la Dirección General de Protección Ejecutiva, de la DG9 de San Luis, viajó a hasta nuestra ciudad capital, para investigar un caso de grooming.

Los policías de San Luis junto a los efectivos de la División de Investigaciones de nuestra ciudad capital, realizaron algunas averiguaciones y en la tarde noche de ayer, allanaron una vivienda de calle Corrientes al 400.

TiempoSur pudo conocer que la denuncia fue realizada por el padre de la víctima, un chico de 15 años, en la oficina de la Dirección General de Protección Ejecutiva. Ya radicada la denuncia, los policías comenzaron con las investigaciones del caso, analizando las redes sociales de la víctima y el teléfono celular, logrando establecer que el ciberacosador se encontraba en Río Gallegos, quien les enviaba fotos con connotación sexual y abuso infantil.

Por otra parte, se conoció que el sospechoso del delito sería un hombre de 66 años, que residiría en la vivienda allanada, donde además incautaron una notebook, pen drives y otros elementos de interés para la causa.

El sujeto quedó a disposición de la Justicia de San Luis, la comitiva regresó a la provincia puntana en forma urgente a los efectos de realizar las pericias de los dispositivos incautados, para realizar el informe y que el Juez tome una decisión sobre el imputado.

Vivienda allanada.

¿Sabemos qué es el grooming?

El grooming es el acoso sexual virtual a niños y adolescentes, consiste en acciones deliberadas por parte de un adulto de cara a establecer lazos de amistad con un niño con fines sexuales. Se trata de una serie de conductas y acciones deliberadamente emprendidas por un adulto con el objetivo de ganarse la amistad virtual de un niño, creando una conexión emocional con el fin de disminuir las inhibiciones con el mismo. El adulto procede a elaborar lazos emocionales (de amistad) con un niño.

En algunos casos, a través de internet pueden simular ser otro niño o niña. Utiliza tácticas como la seducción, provocación y el envío de imágenes de contenido pornográfico logrando vulnerar la intimidad del chico, a cambio va obteniendo datos personales y de contacto. El adulto consigue finalmente que el niño se desnude o realice actos de naturaleza sexual. Entonces se inicia el acoso, chantajeando a la víctima para obtener cada vez más material pornográfico o tener un encuentro físico con el niño para abusar sexualmente de él.

En algunos casos, se puede buscar la introducción del chico al mundo de la prostitución infantil o la producción de material pornográfico. Por tanto, está muy relacionado con la pederastia y en muchas ocasiones es la antesala de un abuso sexual en persona. El daño al niño tiene una dimensión inherentemente moral. El acto tiene que ver con la vulnerabilidad en los niños y sus derechos individuales. Es un proceso que comúnmente puede durar semanas o incluso meses, provocando daños en el aparato psíquico de la víctima.