Especial para TiempoSur

Un monitoreo que anticipa los casos COVID y sus variantes: Una de las investigadoras estudió en Río Gallegos

María de los Ángeles Marinzalda, doctora en Ciencias Biológicas; y Ariana Cachi, Licenciada en Biotecnología y Doctora en Bioquímica y Biología Molecular, analizan el agua de cloaca residual de la Ciudad de Córdoba y de seis localidades del Valle de Punilla. Su estudio permite alertar posibles brotes del virus y así el Ministerio de Salud, saber qué medidas puede adoptar.

  • 13/09/2021 • 18:00
Un monitoreo que anticipa los casos COVID y sus variantes.
Un monitoreo que anticipa los casos COVID y sus variantes.

El virus del COVID-19 se excreta por materia fecal y se ha detectado genoma del virus en las heces de pacientes infectados, tanto sintomáticos como asintomáticos. Se estima que el 35% de los infectados lo pueden excretar, por lo que el monitoreo de aguas residuales es fundamental para adelantarse al trabajo de los médicos clínicos, ya que anticipan en qué sectores de una ciudad se debe testear y tomar políticas públicas en medio de la pandemia.

Es el trabajo que llevan adelante María de los Ángeles Marinzalda, Doctora en Ciencias Biológicas; y Ariana Cachi, Licenciada en Biotecnología y Doctora en Bioquímica y Biología Molecular.

Ambas son investigadoras adjuntas del CONICET-FAA y profesoras e investigadoras de la UNDEF-Facultad de la Fuerza Aérea, e investigadoras del INMAE Córdoba (Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial).

El equipo de investigadores analiza el agua de cloaca residual de la Ciudad de Córdoba y de seis localidades del Valle de Punilla.

Toman muestras semanales y realizan un informe que también lo dan a conocer cada 15 días. Esto permite conocer no sólo la presencia del virus salvaje del Coronavirus, sino también las diversas variantes, como la Delta, cuyo contagio comenzó en Córdoba: El primer caso fue dado a conocer a fines de julio.

“También monitoreamos las tapas de cloacas de las zonas sanitarias de Córdoba, tomamos estratégicamente para reflejar lo que sucede en los barrios y en estas zonas, y así nos permite saber si hay zonas en las que deben testear más, y qué variante circula en esta zona”, precisó Marinzalda, la Doctora que cursó sus estudios secundarios en el Colegio María Auxiliadora de Río Gallegos.

El estudio que comenzó el año pasado, se  denomina “Monitoreo ambiental de Sars-CoV-2 en aguas cloacales de la ciudad de Córdoba, Argentina” y fue seleccionado en una convocatoria nacional orientada a la investigación del virus que recibe para su realización fondos de la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF), del Programa de Articulación Federal de las Capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19 y de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación de la Nación.

“Es un trabajo colaborativo interinstitucional. La pandemia hizo eso: Que uno decida hacer algo a pesar del miedo que pueda implicar venir a trabajar con un virus del cual no se conocía, pero las ganas y la pasión hicieron que nos tocara hacer algo. Es nuestro granito de arena pero el Instituto de Virología nos abrió las puertas, nos capacitó, por eso esto es la suma de todo y no uno solo”, acotó la Dra. Cachi.

Las investigadoras reciben las muestras de distintas plantas de tratamiento de agua residuales, el agua sin tratamiento, es sometida a un proceso de centrifugación que permite concentrar el virus y microorganismos en una muestra de 5 mililitros. Allí buscan el genoma del SARS mediante la detección de tres genes: N, E y ORS. “Con la biología molecular nos permite conocer si está presente o no el genoma del virus. No detectamos el virus en particular, sino su genoma y el ARN”, explicó Marinzalda.

TS: El estudio permite anticiparse y detectar incluso las diversas variantes del virus, como la Delta.

Dra. Cachi: Cuando detectamos los casos en el agua, nos da un alerta de que se viene un aumento de casos y permite tener una herramienta para anteceder una o dos semanas a una suba exponencial de casos clínicos.

En la primera y segunda ola, en Ciudad de Córdoba y Valle de la Punilla, nos podíamos anticipar una o dos semanas lo que iba a pasar en lo clínico. Con esta alerta se pueden tomar medidas desde el Ministerio de Salud para evitar la propagación del virus. Así, por ejemplo, se realizan testeos masivos en esas zonas.

Además de detectar la presencia del virus, podemos identificar en las aguas qué variante está circulando en la población.

Por ejemplo, hemos podido ver que antes de la segunda ola teníamos la circulación de variantes que no eran de preocupación y en la segunda ola detectamos la variante Manaos y la de Reino Unido.

Hace dos semanas detectamos que empezó a circular en la población la variante Delta.

-¿Eso significa que hay circulación comunitaria del variante Delta?

Dra. Marinzalda: La circulación comunitaria significa que no podés encontrar el nexo epidemiológico entre los casos, lo que sabemos es que circula en la población, lo que no sabemos es si es mayoritaria o no. La variante está con las demás.

Dra. Cachi: El virus y las variantes están en un escenario con gente que ya ha sido contagiada e inmunizada, con gente vacunada, en donde las variantes están compitiendo por lo mismo que quiere la variante Delta. Aparece en un contexto con otras cepas circulando, con la vacunación avanzando y medidas de seguir cuidándonos. Todo esto ayuda a que no haya una explosión de casos.

-Expertos señalaron que podría haber circulación comunitaria de la variante Delta en un lapso de 4 a 8 semanas.

Dra. Marinzalda: No somos Infectólogas, pero sí decimos que debemos aprovechar esas semanas con una estrategia para prevenir ese brote. Por eso la importancia de este estudio que tiene en el mundo, que se utiliza para hacer el monitoreo de la circulación de las variantes que da las herramientas para estrategias, evitar los brotes, prever el aumento de casos.

Dra. Cachi: Es una herramienta para que el Ministerio de Salud pueda tomar decisiones, adelantarse.

-Es un estudio importante, ¿por cuánto tiempo seguirá? La pandemia no ha terminado y se estima que seguirá durante un buen tiempo.

Se tendría que adoptar como modo de monitoreo, más allá de la investigación, porque demostramos que esto nos permite predecir y anticipar la dinámica, cómo va variando el virus y la circulación de distintas cepas.

Contamos con el apoyo del Ministerio de Salud de la provincia para el estudio y dependemos del financiamiento que tengamos, por eso esperamos una prórroga, una nueva convocatoria de una agencia o a nivel nacional para seguir teniendo apoyo financiero.

Por ahora se realizan muchos testeos, pero llegará un momento en el cual disminuirá y allí es donde aumenta la importancia de monitorear las aguas, porque es como un vigilante silencioso de lo que ocurre, y así actuar.