Columna

Todo gol es político

Por Rubén Zárate. 

  • 06/12/2020 • 09:39
Rubén Zarate.
Rubén Zarate.

La muerte de Diego Armando Maradona provocó un debate político global que aún no podemos asimilar. Una enorme cantidad de líderes mundiales y presidentes en ejercicio se manifestaron sobre D10S; algunos sentidos genuinamente por su muerte y la condición humana, y otros obligados por sus estrategas de comunicación ante una noticia que fue tapa en casi todos los diarios del mundo y provocó una actividad explosiva en las redes y medios de comunicación en todos los idiomas.

Líderes mundiales y presidentes ante el que gobierna la pelota

El presidente de Francia, Emanuel Macrón, intentó encerrar su dimensión política en la cancha, pero no pudo evitar hacer referencia a ¨1986, con el partido más geopolítico de la historia del fútbol". Hizo una crítica a la posición de Maradona en relación a Fidel Castro y Chávez, y abrió una interna en su país que aún dura; en la tapa de L´Humanité, unos de los principales diarios parisinos titularon ¨AD10S compañero¨ acompañando una foto con el diez dando la espalda y mirando la tribuna.

La imagen fue para recordarle al presidente francés que, en 1981, durante la dictadura militar, en un amistoso de Boca contra el Paris St. Germain, Maradona (tenía 20 años) fue el único jugador que saludó a la tribuna señalando una bandera llevada por exiliados argentinos que reclamaban la aparición con vida de los 30 mil desaparecidos. El principal opositor al gobierno francés actual, Jean-Luc Mélenchon, completó la imagen despidiendo al Diego como "un compañero de combate" que siempre "se había quedado del lado del pueblo".

Otros, más cercanos en sensibilidad y convicciones, se centraron directamente en su identidad política; Lula Da Silva destacó directamente ¨Su genio y pasión por el campo (de juego), su intensidad en la vida y su compromiso con la soberanía latinoamericana que marcaron nuestro tiempo", agradeciendo su compromiso con ¨las causas del pueblo brasileño¨.

La lista de referencias sería interminable, pero éstos dos hechos son ilustrativos. Nadie vinculado al poder pudo prescindir del análisis político, incluso periodistas cuya línea editorial está en las antípodas como Fernando Rincón, el principal periodista político de la CNN en español, quien empezó su programa citando a Maradona cuando le dijo a Bush que era ¨un asesino, un criminal de guerra¨, y una larga reflexión sobre su condición de líder latinoamericano en la lucha contra el ALCA.  

Nada de esto ocurriría si ese pibe nacido en Villa Fiorito no hubiera despertado el amor de pueblos enteros, no por sus hazañas deportivas reflejadas en estadísticas, sino por su capacidad de representarlos de múltiples formas, dentro y fuera de la cancha, algunas de ellas absolutamente imprevistas y potentes, con enseñanzas políticas de largo plazo, como fue la temporada en Nápoles. Aún es tema de seminarios políticos analizar cómo su liderazgo puso en marcha toda una ciudad deprimida y empobrecida, no solo en términos deportivos, sino especialmente en los aspectos económicos, culturales y políticos, fortaleciendo su identidad de forma que no pudieron imaginarse los estrategas de ciudades.  

Meritocracia, éxitos estadísticos y nuevos liderazgos

Una pregunta que seguirá motivando reflexiones de todos aquellos que tienen vocación de liderazgo por sus importantes implicancias en la teoría de la democracia moderna es: ¿Qué vieron esas multitudes de desamparados del mundo para que su popularidad tuviera tanta incidencia política?

Las estadísticas de la FIFA desde 1966 sobre los líderes de la Copa del Mundo indican que el ¨bombardero alemán¨, Miroslav Josef Klose aún es el máximo goleador con 16 y que Maradona tiene apenas 8 goles. Pero el destino de popularidad de cada uno de ellos fue diametralmente opuesto. Ninguna teoría del marketing moderno, sobre las que se basan innumerables campañas políticas para la instalación de líderes globales, nacionales y locales podría brindar buenas explicaciones de esto.

Los simplificadores, en general asociados al poder en su función de construir el sentido común hegemónico desde las instituciones y medios del poder concentrado, fueron superados por este fenómeno global, de sentido popular, complejo e impugnador del orden instituido, no solo en Argentina.

Para intentar comprenderlo es posible que haya que indagar no solo en los valores de éxito de la punta de la tabla sino también en otros aspectos que son más constitutivos de la persona y del personaje en términos de imagen pública. En la misma serie estadística Pelusa tiene el liderazgo indiscutido con 8 asistencias de gol, 66 oportunidades creadas y 152 faltas sufridas (quien le sigue solo tuvo 62 faltas).

En estos últimos números parecen radicar indicios más precisos de esta pregunta que suele estar ausente de la política cuando solo se la analiza desde el poder. ¿Cómo construyen su empatía – que forma líderes- los que viven más cerca del suelo por las ¨faltas del poder¨, que cada día hacen un esfuerzo más para levantarse y que saben que la ¨asistencia¨ es una necesidad?

La punta de la tabla de los goleadores ha sido una metáfora recurrente para ponderar líderes durante el siglo XX. Pero, la combinación de una meritocracia vacía y una explicación del éxito por resultado no parece funcionar del todo ahora. Maradona expresa en este sentido un nuevo tipo de líderes, los que impactan profundamente en los procesos de masas, que definen las nuevas gramáticas de las multitudes sin tener el ¨mérito¨ de ser los máximos goleadores de la tabla. Ser el exitoso de la punta de la tabla en un sistema que ya no satisface a la mayoría condiciona indefectiblemente las condiciones del ¨buen gobierno¨ de las democracias.

D10S y la complejidad democrática

Por unos días D10S hizo volátil las principales agendas políticas del mundo. Ninguna situación anterior en los medios de comunicación parece comparable, probablemente lo más cercano fue la ola comunicacional que provocó el atentado a las Torres Gemelas en 2011, que por otro lado fue un evento difícil de asimilar con una trayectoria de vida.

El intenso proceso político que disparó la muerte de Diego demuestra mejor que cualquier tesis académica la magnitud de los cambios que viven democracias cada vez más complejas. Lo global no simplificó la política, en un sentido amplio del término, sino que la convirtió en más exigente para sus líderes y funcionarios, no solo globales sino también para cada uno de los territorios locales, por más alejados que quieran mantenerse.  

Quienes tengan vocación política y sentido del liderazgo democrático deberán anotar sus propios análisis y reflexiones sobre las acciones cotidianas, el sentido político de su biografía y la estrategia de comunicación de Maradona, dentro y fuera de la cancha. Quienes manifiesten compromisos transformadores no podrán evitar su persistencia en la organización de la defensa de los derechos humanos y laborales, como ocurrió con la Asociación Internacional de Futbolistas Profesionales que lideró junto al francés Eric Cantoná.

Quienes no valoren a quienes se animan a generar nuevos liderazgos en instituciones en crisis no percibirán la magnitud del esfuerzo político que significó del proceso y el valor de la disidencia interna. Aún falta una buena investigación de los enormes impactos de su impugnación al poder formado por Havelange y Battler en los negocios mundiales del fútbol y las zonas más oscuras de muchos gobiernos del mundo. Todavía no valoramos su capacidad de resiliencia y persistir en sus convicciones luego de que ¨le cortaron las piernas¨ en una lucha muy desigual.

Si por un lado la interacción parece ser la clave para comprender esta complejidad democrática por otro lado en estas biografías políticas emergentes se generan nuevas expectativas, impugnaciones al poder y esperanzas de transformación.

La primera respuesta de la dirigencia ante el vértigo es en general la simplificación de la realidad. La gran virtud de Diego fue hacer lo contrario, asumir esa complejidad, despejarla y desnudarla para el pueblo en varias de sus dimensiones. Tuvo la inteligencia de no abdicar ante la complejidad y ubicarse en un lugar de representación política y social preciso. Ahora desde allí interpela a buena parte de la política que sabe que la curva de aprendizaje es corta e intensa. En esto también dejó una pedagogía imprevista y a la mano.

 

Rubén Zárate es Profesor Titular e Investigador I, Instituto de Trabajo, Economía y Territorio, Universidad Nacional de la Patagonia Austral.