Río Gallegos

Misa Crismal 2022

Ayer el Obispo Dioscesano, Jorge García Cuerva, ofició la Misa Crismal en la que participaron sacerdotes y diáconos de las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego.

  • 29/04/2022 • 11:46

Tal como estaba previsto, ayer en el Santuario María del Rosario de San Nicolás, Monseñor Jorge García Cuerva, celebró la Misa Crismal correpondiente a este año.

Con ocasión de celebrar este oficio religioso, también se llevaron a cabo en esta capital dos Jornadas de encuentro y reflexión de los sacerdotes y diáconos de las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego. Acompañó y guió estas jornadas el padre Jorge Catarineu, director del Secretariado Nacional para el diaconado permanente, de la Diócesis de Comodoro Rivadavia. Es el primer encuentro de todo el clero de la Diócesis, tras 2 años de pandemia, ya que en el 2020 no se pudo celebrar la Misa crismal y el año pasado, mons. Jorge García Cuervo la celebró en cada decanato para reducir los viajes de los sacerdotes y las posibilidades de contagio, en respecto a los protocolos sanitarios. Este año concelebraron la Misa crismal, en la que renovaron las promesas sacerdotales que hicieron el día de su ordenación.

 

Homilía

En su homilía, García Cuerva dijo “El evangelio (Lc 23, 26-32) que acabamos de proclamar es el camino hacia el Calvario; en este tiempo de la Iglesia en que somos convocados a vivir sinodalmente caminando juntos, creo que es una buena oportunidad, hoy que estamos todos reunidos en torno a la Palabra y a la Eucaristía, volver sobre nuestro caminar de consagrados en el seguimiento de Jesús. “Un tal Simón de Cirene, que volvía del campo”; el Cireneo viene del campo, de una periferia, no sabemos si trabajaba allí o si es un excluido por su condición de migrante. Hoy son el Cireneo los pobres, los marginados, los explotados, los despreciados por una sociedad exitista y materialista que arroja a las periferias existenciales, desarraigando familias e individuos. Son también los: “tales que pasan”, “los nadies” en palabras de Eduardo Galeano, que pasan a vivir en situación de calle, que no se los mira porque son peligrosos o porque no valen nada, adictos, abandonados.

Entonces sacerdote renovemos nuestro compromiso de ser Cireneo del despojo humano que hoy transita la calle del calvario”.

Más adelante expresó: “Sacerdote: caminar detrás del Señor es seguirlo donde nos pida, es reconocer sus huellas en los caminos de la vida, es descubrir sus pasos en el barro y entre las piedras, es andar por sus caminos livianos de equipaje monetario, es tomar conciencia en todo momento de que Él es el Maestro, que tenemos mucho que aprender aún, que nos tenemos que dejar sorprender por sus invitaciones de seguimiento, que haberlo conocido es lo mejor que nos pasó, y que darlo a conocer con nuestras palabras y obras es nuestro gozo”.

El evangelio resalta que en el camino del Calvario lo seguía un buen número de mujeres. Como tantas mujeres de nuestro pueblo que hoy lo siguen: mujeres protagonistas en la militancia social y política, mujeres luchadoras por sus derechos; mujeres madres y abuelas, con hermosas historias cotidianas de esfuerzo y dedicación a sus familias; mujeres emprendedoras, incansables; mujeres migrantes que desde sus tradiciones y cultura, aportan a hacer de nuestra diócesis, una sociedad cosmopolita, diversa, multicolor; mujeres que se pusieron la pandemia al hombro y son protagonistas solidarias y comprometidas en las parroquias, en comedores, merenderos, en Cáritas, y en tantas organizaciones de la sociedad civil.

Pidamos hoy por las mujeres que sufren violencia, soledad, abuso y discriminación, y que tantas veces se acercan a nosotros sacerdotes en busca de una palabra de aliento, un gesto de ternura, una escucha comprensiva y misericordiosa”.