Historia de vida

“Miguel Mazziotti”, eterno salesiano y amante de la pelota

“ Miguel Mazziotti ” es un vecino de nuestra ciudad de Río Gallegos, conocido por ser una entidad deportiva con más de 20 años de trayectoria y por aportar a la comunidad el amor por el deporte y la integridad social de los jóvenes de la Patagonia.

  • 12/05/2021 • 10:45
Miguel Mazziotti tiene una increíble trayectoria en el deporte local.
Miguel Mazziotti tiene una increíble trayectoria en el deporte local.

En la recorrida que realiza el móvil del Multimedio Tiempo, se encuentra en esta ocasión con la historia de Miguel Mazziotti, una entidad deportiva del Club Don Bosco con más de 20 años de trayectoria que nos recibió para contarnos un poco más de lo que ya sabemos y el amor que tiene por el deporte y el mensaje para futuros deportistas.


Inicio:
Miguel nos adentra en su pequeño mundo del 1971 donde anhela regresar de vez en cuando.
“Yo nací en el barrio de YCF por el barrio del ferrocarril, en junio de 1971, me crie en ese barrio donde se vivió mucho fútbol.

Hice todas mis inferiores en ferro, fui criado de cierta forma en la Virgen Niña, un grupo de juveniles, hice mi primaria en la Escuela 15 y pasando los años la secundaria, en mi querido Colegio Salesiano, hice la colimba acá en Gallegos, cuando terminé el secundario, estudié para ser técnico radiólogo, unos años hice la carrera, y después trabajé como preceptor del Salesiano y en la tarde en la escuela rural del Domingo Sabio, siempre rodeado de jóvenes y chicos apasionados al deporte”.

 

Infancia al aire libre:
En este tramo nos adentramos más en aquel mundo tan inocente de fútbol, amigos y aire libre.
“Mi infancia fue muy linda, una infancia barrial, casas del YCF eran el lugar predilecto, mi pasaje donde vive aún allí mi madre, era todo el día ir a la escuela y salir de allí, jugar a la pelota, jugar al karting, ir a pescar, ir a buscar lombrices, andar en bicicleta, en invierno jugar a la clásica chueca, andar en trineo, ir por la laguna La Gorda, laguna Ortiz, salimos en patota con todos los amigos del barrio, recorriendo cada lugar de Gallegos, una infancia hermosa, bien de barrio y en un grupo de amigos que hasta el día de la fecha compartimos la amistad.

Vivíamos tranquilos, eran otros tiempos a los de ahora, bicicletas afuera de la casa, pelotas donde las habíamos dejado el día anterior, yo tengo hijos hoy en día y no es lo mismo, uno tiene miedo de salir y dejar cosas a la intemperie, está totalmente diferente”.
 

Mis padres:
En esta ocasión, conocemos un poco más de la historia de su familia, el deporte de generación en generación.
“Mi padre fue jugador de fútbol profesional, jugó en Santa Marina en Tandil y en Olimpo de Bahía Blanca, él es de Río Negro, San Antonio Este, después volvió, se casó y vinieron al Sur. Luego de eso sí pudo llegar a jugar acá, después pasó a ser árbitro por un tiempo y fue vicepresidente del Club Ferro. Y por parte de mi madre, ella nacida también en San Antonio Este, muchos los conocen por el balneario de Las Grutas, cuando se casaron, se conocieron con mi padre, él trabajando en ese entonces en los ferrocarriles, justo en un tiempo difícil donde cerraron los ferrocarriles por cuestiones económicas y él tenía acá en el Sur una hermana que le avisó que había una trocha del Río Turbio - Río Gallegos y él sabía de ese oficio, así que vinieron desde aquella ciudad hacia esta ciudad”.

 

Colimba en Gallegos:
“Yo terminaba quinto año de la secundaria y recuerdo la incertidumbre de escuchar la radio en el aula, del sorteo que se hacía, fue un año que aprendés a valorar mucho más a la familia, me fui a Piedra Buena, estuve un tiempo ahí, volví a Gallegos con el regimiento, durante el año era una vida básicamente laboral, cumplir un horario de guardia, aprendí disciplina, el orden de respetar horarios, normas que a algunos les costaba pero que venía y dependía también de los valores previamente inculcados, en mi caso fue fácil acatar eso porque vengo de escuelas estrictas como la 15 y el Colegio Salesiano, cuando tuve la baja, disfruté ese momento, porque significaba volver a la normalidad, yo ya estaba trabajando, había pedido prórroga, tenía miedo de perder el trabajo y por suerte me guardaron el lugar y retomé mis actividades en el Colegio Salesiano como preceptor y hacía radiografías en otros consultorios a medida que me llamaban”.

 

Deporte:

La etapa dura de la colimba impedía reactivar los deseos futboleros de aquel joven Miguel y nos contaba cómo fue volver a la cancha.
“Yo jugaba en la primera de Ferro y obvio cuando hice la colimba, perdí el contacto de ir a entrenar, la constancia de la actividad física, había tres meses de la colimba donde no salías a ningún lado y tenías la instrucción, un año difícil, a veces iba, pero era muy poco.
Usualmente todos los viernes teníamos turnos en el Salesiano con compañeros de trabajo, teníamos un equipo de AFUSA y siempre vinculado al deporte, desde ahí con un grupo de compañeros decidimos anotarnos en la Liga de Fútbol de Barrios en el año 2000, desde ahí, en seis años ascendimos hacia la A, salimos campeones, pasando el tiempo, nos pedían de hacer femenino, lo hicimos y luego en 2011 nace infantiles, y hasta el día de la fecha con distintas comisiones, conseguimos un terreno para nuestro Club, todo a pulmón pero con una gran ayuda de los chicos, padres de los jugadores y algunos fundadores del club.

Jamás pensé que iría tan lejos esto, siempre uno piensa, sueña y proyecta, pero no tan a largo plazo, fue un placer desde el inicio, los hijos fueron creciendo y qué mejor que estén en la institución donde uno viene creciendo, allí nace la escuelita, una gran familia, mucho más abierta a la sociedad desde sus inicios, juegan desde los integrantes del Salesiano hasta el vecino que quiera estar allí y participar”.

 

Filosofía de cuna:
“Siempre fui criado con la base de que ´El deporte es salud´. Un ejemplo en el que implementé esa base fue en mi hijo, en el 2011, yo veía que mi hijo con su grupo de amigos estaban muy abocados a la tecnología y necesitaba ver que hagan algo de deporte, cuando venían a casa yo los sacaba a la ría, a los playones a jugar un rato y allí hablando con amigos y compañeros, les explicaba que tenía un grupo de 11 chicos y los anoté en el “Luchito” Torneos que se hacía en los gimnasios municipales, ese mismo año comenzamos desde abajo, hoy en día la mayoría de los jóvenes con sus 20 años”.

 

La pausa y la virtualidad:
2020 Y una pandemia que sigue dando incertidumbre en el deporte.
“Fue muy duro y es dura la pandemia, pedimos en oportunidades reabrir y reactivar la actividad deportiva, yo siempre apunté a volver no sé si a lo deportivo, pero sí volver a socializar, los chicos han vuelto desconcentrados, cuesta y hasta en niveles psicológicos, y físicos”.

“Un año entero utilizando clases mediante Zoom y Meet, mi hijo volvió en mayo del año pasado con otro compañero, preparaban clases guiados por profesores de educación física y así con mucho sacrificio, dimos clases en conjunto hasta junio del 2020 y recién en diciembre volvimos a la presencialidad hasta ahora, trabajamos en gimnasios y afuera en la cancha, perdimos chicos por distintas circunstancias, limitados por todo esto y hasta por los cambios en la rutina de las personas y otro factor son las clases virtuales que nos tienen horas en la casa”.

 

La escuela:

Me toca cada día pensar en nuestro club, antes éramos Casa Salesiana, porque éramos solamente personal del colegio, después incorporamos gente de la Domingo Sabio y nuestro patrono es Don Bosco, así que en honor a él, el patrón de toda la Patagonia, un fiel acompañante de los jóvenes, decidimos en una pequeña asamblea, cambiarle el nombre y de allí sacar la personalidad jurídica en 2005, formalmente somos club y con ello, poder abrir muchas puertas para seguir creciendo.
En el año 2018 tuvimos 14 viajes con distintas categorías, dentro de la provincia y hacia el exterior, como Puerto Natales y Punta Arenas. Muchos de los chicos no conocían nada del interior y eso nos dio la pauta a seguir creciendo como personas, como profesores, nos satisface mucho que los chicos puedan conocer lugares nuevos, disfruten y de verdad todas esas experiencias no se olvidan más.