Hospital Regional

Lo que vio un médico: Internados jóvenes, un virus impredecible y una situación que le “partió el alma”

El Dr. Jorge Julián finalizó ayer su voluntariado en el nosocomio de Río Gallegos. Estuvo 45 días en la sala COVID-19 para casos moderados. El problema de la obesidad en la ciudad, la falta de vitamina D, fundamental para tener mayores defensas y los adultos mayores que se contagiaron por culpa de sus familiares, que realizaron reuniones sociales.

  • 04/10/2020 • 08:46

Ayer fue el último día como voluntario en el Hospital Regional del Dr. Jorge Julián, médico generalista, vicecomodoro de la Fuerza Aérea. Durante un mes y medio estuvo en sala intermedia de COVID-19. Originalmente iba a formar parte del grupo de profesionales destinados al Hospital Militar, que nunca pudo funcionar, precisamente por la falta de recurso humano.

“Veo mucha gente joven. Cuando empecé había gente mayor, pero hoy en día estamos con una población muy joven de internados. De 21, 28, 40 años” fue lo primero que señaló a TiempoSur el Dr. Julián al consultarle sobre qué es lo que más le llamó la atención de su sector. (Esto coincide con lo señalado a este medio por parte del neumonólogo Darío Barankiewicz, jefe del área de Neumonología del Hospital Aeronáutico de Pompeya, que llegó hace días para trabajar en Terapia Intensiva).

El profesional -que día a día podía analizar la evolución de los pacientes- añadió otra característica que sucede en todo el mundo: El virus actúa de manera diferente en cada persona y esto también aplica a quienes se le suministra plasma de convaleciente.

“Toda persona que ingresa y está dentro de la categoría para aplicarle el plasma, se vio en algunos un cambio de un día para el otro y otros no”, precisó y marcó -como lo demostró el estudio efectuado por 12 hospitales y que fue dado a conocer el viernes- que en casos graves “no hace ningún efecto”.

Pero es diferente en casos moderados. “En algunos casos moderados hizo efecto el plasma. El comportamiento del virus es totalmente inesperado en una y otra persona”, señaló.

Describió los casos de dos pacientes, de 41 y 43 años, que se encontraban en estados similares (requerían oxígeno) pero “uno mejoró abismalmente y otro no, y se comportó como si no hubiera recibido nada”, relató.

 

RÍO DE RIESGO

La obesidad, incluida como patología de riesgo hace pocos días, se manifiesta muy claramente en la capital santacruceña. “Hay mucha gente obesa. Es un gran problema en la ciudad porque hay muchos obesos. Desgraciadamente estamos viendo cómo se comporta el virus en los obesos, pero también, en algunos obesos positivos, solo presentan un malestar de garganta”, detalló.

Pero esto no significa que no existan consecuencias al contraer el virus si se pertenece a un grupo de riesgo. “Tenés más chances de que te vaya mal”, acotó.

En síntesis, destacó que esto incluye a lo que denominan síndrome metabólico. “Diabetes, hipertensión, colesterol, tiroides, sobrepeso, todos esos componentes son muy habituales acá y juega totalmente en contra”.

(Antes de pasar a Terapia, Julián pudo ver la evolución del Dr. Marcelo Casaro, infectólogo y médico generalista que falleció el pasado 29 de septiembre).

 

A LA GENTE

Dos recomendaciones importantes expresó el Doctor. Primero consumir Vitamina D (llamada “vitamina del sol”), ya que hay fuertes indicios -según estudios efectuados en 190 mil personas realizados por la Universidad de Boston- de que su consumo disminuye en un 52% el riesgo de muerte por COVID-19.

Esta vitamina se obtiene de la luz solar y en menor medida en alimentos (Pescados: salmón, trucha, fletán, caballa, esturión, pez espada y bacalao, arenque, sardina y tilapia); Hongos o setas: Portobellos y rebozuelos Leche: Incluye leche baja en grasa, leche con chocolate baja en grasa, leche de soja, leche de almendras y leche de arroz, Yogur, Huevo duro, Cerdo, Jugo de naranja fortificado, Cereales fortificados).

Por cuestiones geográficas en Río Gallegos el 100% de las personas carecen de esta vitamina.

“En el 100% de los análisis de las personas va dar mal, sin vitamina D y lo sé de mi experiencia de trabajar en laboratorios. En Córdoba por ejemplo, no lo tomábamos como estudio de rutina, pero desde que estoy acá, sí. Todos tienen vitamina D baja por eso no está mal hacer este aporte de vitamina y tendría un efecto beneficioso en la inmunidad”, contó.

El segundo punto que subrayó Julián fue que el principal factor de transmisión del virus fueron y son las reuniones sociales.

“No le echo la culpa a caminar por la ría, ni en andar en el auto, pero sí a las reuniones. Me tomo el atrevimiento de indagar en la gente internada, el nexo epidemiológico y la mayoría vienen de reuniones”, advirtió. Peor aún- recalcó- esto se evidencia en los adultos mayores los cuales no han salido de sus casas pero contraen el virus de parte sus familiares con los que conviven.

“Decían los adultos mayores que desde marzo no salían, y por eso da un poco de bronca al preguntarle por qué la familia no lo cuidó”, enfatizó y sostuvo que esas personas “estaban internadas peleando por la vida”.

 

LO HUMANO

Durante estos 45 días, no todo lo que vivió el médico fue negativo. “Rescato la humanidad de los médicos de la Sala COVID, que es en la que estuve pero es probable que en terapia como guardia sean iguales”, afirmó.

“El esfuerzo, de la guardia tras guardia, de dejar de ver a sus hijos para estar ahí, o cubrir las bajas de médicos cuando son pocos. Eso es un grupo excelente. Realmente excelente”, mencionó.

Julián vio médicos llorando luego del fallecimiento de pacientes. Pero también fue testigo de situaciones realmente conmovedoras. “Todos los días nos encargamos de ver a los pacientes en la mañana, es decir, cada médico que ve cada habitación y es responsable de hablar con la familia e informar el estado de salud de cada paciente. Ahí he visto a colegas que llamaban a los familiares y no les contestaban, pasaba un día sin haber contacto y al otro día la familia del paciente reclamaba injustamente porque no se comunicaban. Vi como un familiar puteaba a un médico y ese médico le decía que el médico estaba viendo a su familiar, en ese momento, y me constaba porque lo vi, le estaba dando de comer en la boca al paciente. Pero el familiar puteaba porque quería que le vaya a hablar y no le podían hacer entender que ese médico le daba de comer a su pariente. Eso me partió alma”, detalló.

Si se lo piden, el Dr. Julián volverá al Hospital.