Columna

Lo que cambia con Biden (y lo que no)

Por Mariano Tagliotti. 

  • 24/01/2021 • 08:39
Foto CNN en español.
Foto CNN en español.

Pudo darse en paz el traspaso de mando en una Washington militarizada, con una ceremonia emotiva, medidas sanitarias protocolares y Lady GAGA cantando el himno. Trump se fue repartiendo indultos (incluso a su rapero preferido) a vivir a la Florida. Desafíos y continuidades el presidente entrante.

 

1- No quiso saludar a su sucesor. Lo desprecia profundamente. Donald Trump dejó una carta escrita en la Oficina Oval dirigida a Joseph Robinette Biden, deseándole una buena gestión, más allá de la nula relación personal, en pos del bien de la Nación americana. Gesto ¿loable? de parte de quien tendrá que dar explicaciones en Tribunales por la carga y toma del Capitolio en manos de una turba enfurecida a la cual el líder republicano había arengado media hora antes. El pelirrojo magnate deja un país fuertemente golpeado por la Pandemia, a la cual subestimó, y un incendio racial al cual exacerbó con exclamaciones discriminatorias hacia los inmigrantes y la comunidad afroamericana. Mientras el cronista estas líneas escribe, ya se ha posado con su séquito familiar y empresarial en la comunidad de Palm Beach, estado de la Florida, donde reside la mayor cantidad estadística de población blanca y multimillonaria. Allí, juega de local. Es un referente enorme para la comunidad de exiliados cubanos y venezolanos residentes en esa península norteamericana. Intentó derrocar a Nicolás Maduro con la autoproclamación en una plaza pública de Juan Guaidó y se posicionó como obstinado enemigo del régimen cubano. No consolidó ninguno de sus objetivos, pero el intento le vale la popularidad entre los mismos latinos a los cuales desprecia (‘’los inmigrantes mexicanos son violadores, estafadores, narcotraficantes y alguno que otro es buena persona’’).

 

2-

Biden no logra conectar con la personalidad de su antecesor. Es un hombre de larga trayectoria política, de triunfos y fracasos, pero del sistema, respetuoso del mismo. Pesan sobre él, demandas por acoso sexual y abuso de autoridad, todo hay que decirlo. Aun así, no sería proclive a detonar la tradición democrática más antigua del planeta por perder una elección. De hecho, en voto popular, la paliza a Trump fue de escándalo. Lo superó por la friolera de 8 millones de sufragios. La misma historia en el colegio electoral. Sobre la cuestión latinoamericana, tienen una coincidencia que va más allá de los perfiles personales. Tanto como Trump, Biden considera que América Latina es el patio trasero del imperio norteamericano, un lugar con ciudadanos de segunda que no saben gobernarse y necesitan del tutelaje, especialmente del capital transnacional, para desarrollarse. Biden tuvo durante la guerra de Malvinas (1982) la típica posición imperialista yanqui, de apoyo hacia el pillaje del REINO UNIDO, y negando todo tipo de apoyo a la intentona del agonizante gobierno militar argentino, que mandó a morir a jóvenes héroes con valor pero sin preparación mientras cuadros superiores rendían armas sin combatir (el genocida Astiz levantó bandera blanca sin presentar batalla). Sobre Cuba, pequeños avances, pequeñas restricciones que se levantan, pero el grueso del Bloqueo firme y sin retroceso, como con Trump. Con Venezuela (viviendo una crisis humanitaria sin parangones) no hay retorno, USA seguirá presionando hasta que haya un cambio de gobierno, como se hizo durante estos cuatro años de los republicanos. La línea hacia Latinoamérica apenas sufrirá retoques. Maximización de ganancias para las empresas operantes en la región Y LAS MISMAS ALIANZAS Y ENEMIGOS.

3- No cree en el cambio climático, o no quiere creer en él. Trump tiene como religión, como Dios, al capitalismo, en su modo salvaje. Sin ningún tipo de reparos respecto al medio ambiente. No hay en su bagaje intelectual ningún prurito a glaciares, especies animales, altura de los mares, ecosistemas, diversidades. Cash, negocio puro y duro, a la antigua, a la explotación. Tal y como hacía negocios con la mafia de Nueva York y el abogado lumpen Roy Cohn, apretando fiscales y funcionarios de la alcaldía para las aprobaciones de planes inmobiliarios. Cuando en su momento, por divorcios, malas inversiones y subas y bajas del mercado, entró a comienzos de los ‘90 en una crisis financiera sin precedentes para la familia Trump, adivinan bien si eligen la opción ‘ajustó despidiendo empleados para corregir el rumbo de liquidez de su emporio’. En su opinión el cambio climático es ‘’un invento de las empresas periodísticas que se dedican a proliferar y ampliar estudios falsos de universidades de izquierda’’. Muchas personas en su país creen algo parecido, con diversos matices. 70 Millones de votos a su favor hablan de una porción importante del registro humano de los Estados Unidos que además de estar fascinados con su figura carismática, creen es sus verdades alternativas, comprobadamente divorciadas de los hechos con asiduidad. Hay facticidades que no merecían discusión. Si los osos polares nadaban en promedio 55 km al año para procurarse alimento en principios de los ‘80, y hoy más de 600, es que es imposible negar que hay menos hielo, y que tiene su origen en el calentamiento global, fácilmente corroborable. Trump esas verdades, las desconoce. No olvidemos que antes de la Pandemia, con Trump como presidente, la economía de los Estados Unidos volaba e iba rumbo a la elección. La combinación de dinero y discurso del odio mantenía feliz a una porción importante. Derrumbada la economía, el campeón se quedó sin amigos y ya nadie quiso salir en la foto de las declaraciones racistas…

4- Biden, la gente que lo rodea, los asesores en medio ambiente y ecología, los movimientos que impulsaron su candidatura, la comunidad científica, lo ven de manera diferente. Seguramente las ONG como Greenpeace considerarán insuficientes las medidas que tome el oriundo de PENSILVANIA, vicepresidente de Obama dos veces, pero se notarán algunos cambios, en ocasiones cosméticos porque el volumen de política lo decide la masa empresarial, y en otras ocasiones con cierto espesor.

Con Biden-Harris, Estados Unidos vuelve al acuerdo de París. ¿Y qué es el acuerdo de París?

El Acuerdo de París (en inglésParis Agreement; en francésAccord de Paris) es un acuerdo dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que establece medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). El acuerdo busca mantener el aumento de la temperatura global promedio por debajo de los 2°C por encima de los niveles pre-industriales y perseguir esfuerzos para limitar el aumento a 1.5°C, reconociendo que esto reduciría significativamente los riesgos y efectos del cambio climático.

El acuerdo establece que esto debería ser logrado mediante la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero tan pronto como sea posible. También propone aumentar la habilidad de las partes del acuerdo para establecer medidas de mitigaciónadaptación y resiliencia al cambio climático, y generar flujos financieros para lograr la reducción de emisiones y el desarrollo resistente a los efectos del cambio climático.

Trump lo abandonó en 2020, luego de anunciarlo en 2017. Las primeras medidas de Biden como presidente, incluyeron el regreso a dicho acuerdo. Nuestros glaciares santacruceños, agradecidos.

 

5- Todos los que respetamos a Estados Unidos, los que creemos que su sistema interno de chequeos y balances han sido la piedra basal de una comunidad que abrazó el progreso como ninguna otra en la historia de la humanidad, nos sentimos un poco huérfanos al ver el mayor monumento a la libertad de dicha Nación (el Capitolio), tomado por una turba de vándalos con cueros de bisonte, cuernos de ciervos y proclamas neonazis como estandartes, enviados por un presidente derrotado incapaz de aceptar un resultado claro, producto de sus propios e inadmitidos errores. Estados Unidos proclama en el mundo la seguridad jurídica, el no cambiar de caballo cruzando el río, el no correr de lugar el arco, las reglas no se tocan más allá de cómo vaya el resultado.

Y nos toca ver este caos, esta ¿vergüenza?

A la administración demócrata, al dúo Biden-Harris, bajo la tutela intelectual de Obama, le corresponde reconstruir el respeto del mundo hacia la patria de Abraham Lincoln. Trump puso a funcionar la economía, se creyó Julio César y terminó metafóricamente como Calígula.

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