Río Gallegos

La misa navideña se celebró en el Madres a la Lucha

El Obispo de la Diócesis de Río Gallegos compartió la celebración religiosa junto a los vecinos. Bregó por la apertura del corazón frente a los que sufren. Además, los obispos patagónicos enviaron su mensaje por estas fiestas. 

  • 26/12/2019 • 07:47
El Obispo compartió la celebración religiosa junto a los vecinos del barrio.
El Obispo compartió la celebración religiosa junto a los vecinos del barrio.

El obispo Jorge García Cuerva el martes 24 celebró Misa de Navidad en el barrio Madres en Lucha, y luego ofició otra celebración en la Parroquia San Juan Bosco de Río Gallegos. En este marco, desde la Diócesis rememoraron que la convocatoria se basó en el mensaje "Niño de Belén que tu llanto nos despierte de la indiferencia y abra nuestros corazones ante el que sufre".

 

Mensaje de Navidad

Asimismo, como sucede de forma anual los Obispos de la regio Patagonia-Comahue emitieron su mensaje por este 25 de diciembre, en el que resaltaron “queremos celebrar y festejar Navidad. No teman porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo”.

Cabe mencionar que el escrito que fue firmado por Juan José Chaparro, cmf (Obispo de San Carlos de Bariloche), Fernando M. Croxatto (Obispo de Neuquén), Marcelo A. Cuenca (Obispo de Alto Valle del Río Negro), Jorge García Cuerva (Obispo de Río Gallegos), Joaquín Gimeno Lahoz (Obispo de Comodoro Rivadavia), Esteban M. Laxague, sdb (Obispo de Viedma), José Slaby, c.ss.r. (Obispo de la Prelatura de Esquel), Roberto P. Álvarez y Alejandro P. Benna (obispos auxiliares de Comodoro Rivadavia), Marcelo A. Melani, sdb (Obispo emérito de Neuquén), Néstor H. Navarro (Obispo emérito de Alto Valle del Río Negro), Fernando M. Bargalló (Obispo emérito de Merlo-Moreno), Juan Carlos Romanín (Obispo emérito de Río Gallegos).

En el mismo indica: “El tiempo de Navidad siempre nos trae sentimientos contagiosos de paz, de amor, de fraternidad, de esperanza. Aunque estemos viviendo tiempos complejos y difíciles, en estos días nos animamos a creer que todo parece distinto. Es que hay una buena noticia, Dios se hizo hombre. Dios se hizo uno de nosotros. Dios es un recién nacido lleno de inocencia y sencillez. Vulnerable y frágil”. Y seguidamente enumera: “Por eso queremos celebrar y festejar Navidad, en inclusión y equidad. Todavía conviven con nosotros la exclusión y la pobreza. Todavía hay familias que buscan trabajo y no lo encuentran. Familias que comen una sola vez al día y que, tantas veces, no tienen acceso a una casa digna. Familias cuyos hijos pasan meses sin tener clases. Jóvenes sin estudio ni trabajo. Migrantes angustiados y rechazados. Ancianos solos y desprotegidos. Y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue. (Lc. 2, 6-7). Una historia que vuelve a repetirse entre nosotros. Queremos, entonces, celebrar y festejar Navidad buscando que se multipliquen nuestros esfuerzos solidarios, se programen proyectos de desarrollo, para que todos se sientan incluidos, tengan su tierra, su techo, su trabajo, acceso a la salud, educación de calidad”.

Y continúan diciendo: “Queremos celebrar y festejar Navidad, en escucha y diálogo fraterno. Todavía no somos capaces de escucharnos y de hablarnos sincera y cordialmente. No tenemos la voluntad ni la grandeza de buscar la verdad, de no lastimarnos ni herirnos con palabras o frases que nos dividen y distancian. Hay muchos gritos que no son escuchados. Hay muchas miserias que no somos capaces de ver. Se trata de festejar Navidad teniendo el mismo corazón de los pastores de Belén que “volvieron alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído”.

Ante lo expuesto bregan por “Vernos. Escucharnos. Perdonarnos. “A veces se requiere poco para devolver la esperanza: basta con detenerse, sonreír, escuchar.” (Francisco, 13 junio 2019) Navidad puede cambiar nuestros corazones, nuestros oídos y nuestros ojos”. Por lo expuesto afirman: “Queremos celebrar y festejar Navidad, en tolerancia y dignidad. Se nos hace imposible erradicar tanta violencia y tantas agresiones. La intolerancia y la impaciencia nos manejan el corazón. Los femicidios, el aborto, la trata de personas, la drogadicción, los robos, destruyen nuestras familias”.

 

El camino de la vida

“Queremos, entonces, celebrar y festejar Navidad siendo capaces de elegir siempre el camino del amor y la fraternidad, de alejarnos y rechazar todo tipo de muerte. De “recibir la vida como viene”. De aceptar el desafío de estrechar una mano o de dar un abrazo. De resolver nuestros problemas en amistad y en la verdad”, manifestaron, y agregaron: “Queremos celebrar y festejar Navidad, en justicia y paz social. Todavía no logramos programas políticos que puedan asegurar la convivencia pacífica. Y los conflictos políticos y sociales se dilatan por meses, sin respuestas dignas, justas y duraderas. Cuántas veces vivimos engañados “como si no supiéramos que las armas y la represión violenta más que aportar soluciones crean nuevos y peores conflictos.” (EG 60). El delito de la corrupción y la iniquidad provocan tanta injusticia. “… Y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor!” (Lc 2, 14). Queremos celebrar y festejar la Navidad aprendiendo a vivir “aborreciendo el odio y construyendo la paz”. Asumiendo que “la paz social no es nunca algo adquirido de una vez para siempre, sino que es preciso irla construyendo y edificando cada día”.(GS 78)

“Queremos celebrar y festejar Navidad, siendo custodios de la madre tierra. Nuestra casa común es devastada y destruida por proyectos que benefician a unos pocos. La ausencia de controles serios lleva a abusos irresponsables y traen daños irreversibles que atentan contra la vida de quienes allí habitan. “… María conservaba todas las cosas, meditándolas en su corazón”. (Lc 2,19) Queremos celebrar y festejar la Navidad contemplando el sueño de Dios sobre nuestras tierras patagónicas, como “la casa” que no excluye a nadie. Necesitamos ser profetas de esperanza y cuidadores de nuestra tierra.

“Queremos celebrar y festejar Navidad mirando la vida con los ojos del recién nacido. Necesitamos dejarnos invadir por la frescura de la presencia siempre nueva del “Dios que nace de lo alto”, por el Dios “que se hizo carne y habitó entre nosotros. Sólo así podemos celebrar, festejar y decirnos son sinceridad: ¡Feliz Navidad!”.