Arte

La diseñadora del espíritu de los hogares

TiempoSur dialogó con la creativa Andrea Zunino, artesana de diseño que inició un proyecto sin precedentes con Laura Durán en Río Gallegos donde vende artículos decorativos.

  • 06/06/2020 • 10:20

La vidriera de Zapiola 513 varía según la ocasión, pero como su nombre lo indica, siempre tiene objetos especiales. “El atelier de cosas lindas” nació como una apuesta al hacer desde la Patagonia. Banderines de telas color pastel, amigurumis de animales tiernos al crochet y cuadros pintados a mano gestan un escenario hecho a mano que nació desde la autogestión.

Todo empezó en la primera infancia de Andrea, en la que tomó todos los talleres y formó parte de todos los espacios de formación en las artes de corte y confección, costura, tejido, bordado y pintura que pudo. En su adultez, se dedicó a la docencia y conjugó sus oficios. “Muchas veces alfabeticé por medio del sistema del centímetro y fui trabajando con adultos y la integración manual”, relató.

Pero finalmente, sus pasiones sobrepasaron a su profesión y comenzó a apostar a crear. La porteña que buscó un futuro en la capital de Santa Cruz empezó cosiendo sus propios delantales, después los de sus compañeros y finalmente se dio cuenta que con las mismas técnicas podía crear otros objetos y así darles distintas identidades a sus espacios.

Así nació “mushkaz”, su proyecto de piezas de diseños únicos entre los que sumó, almohadones, cortinas y manteles con mucha personalidad. “Mushka era el apodo que me había puesto mi mamá por una muñeca de trapo que me regaló mi madrina” explicó, recordando su infancia con una mamushka bajo el brazo y relatando una adultez que la invitó a agregar una Z por su apellido, Zunino, para firmar sus creaciones en pintura.

Se animó a gestar un taller en su propia casa cuando desarmó el playroom de sus hijos en estas latitudes y armó un taller. Y como de su mamá heredó el apodo, de su abuela heredó las ganas de plantar semillas de oficio, por lo que comenzó a dar clases. Con la intención de generar trabajo genuino, conformó una comunidad de mujeres creativas.

“Interactuamos y llegamos a hacer una feria en el quincho de la CSS donde tuvimos un ingreso de 300 personas” recordó, con el orgullo de haber enseñado a coser y hacer. A este primer paso lo denominó “La feria las mushkitas” y así fueron expandiéndose y generando fuentes laborales genuinas.

Un evento bisagra fue el vínculo que generó con Laura Durán con quien se encontró hace 6 años. Ella había gestado “Cosas lindas by Laura Duránde manos argentinas para ayudar a personas de todo el país a catapultar sus artesanías. “Ella compraba productos y los ubicaba bien en Buenos Aires, como una representante. No pensó que yo era industria nacional” confesó y destacó que su encuentro fue mágico.

Creer en el proyecto y empezar desde abajo, fueron las claves del éxito desde la perspectiva de Andrea. No obstante, el primer encuentro fue fallido. “Ella me buscó en calle México de Buenos Aires, donde ella vivía y yo la estaba esperando en la calle México de Río Gallegos” relató entre risas recordando la cercana búsqueda a miles de kilómetros. Por suerte, a la semana siguiente Laura aterrizó en la Patagonia para emprender juntas.

Tuvimos una conexión laboral de intercambio de tres años, yo hacía productos y ella los acomodaba en ferias de Buenos Aires” explicó la diseñadora. Y así pudo ir creciendo, compró otra máquina de coser, pudo remodelar el quincho de su casa y alquiló otra casa, proyectando un negocio. Empezaron a trabajar juntas y nunca pararon.

Cuando las socias descubrieron que con sus creaciones podían generar ambientes cálidos y amorosos, con objetos sin igual y que le dan un espíritu singular a cada ambiente, la clientela comenzó a apostar de la misma manera. “A la gente le gustó y pude crecer también enseñando. Es difícil hallar espacios con costura decorativa y multitaller” comentó a TiempoSur.

A medida que fueron creciendo, participaron en más ferias. “Veíamos que muchas tenían madera o tejido, pero no tanta combinación de costura, bordado y pintura” destacó Andrea. Desde una propuesta inédita, pudieron abrir su local llamado “Atelier de cosas lindas” en el centro de Río Gallegos.

Seguimos apostando al crecimiento y vemos que a las personas les resulta agradable venir” resaltó la artista, que ahora ofrece sus creaciones desde un lugar con un espacio de exhibición de showroom con dos aulas para seguir aprendiendo. Además, amplió sus formas de enseñanza y junto con Laura, han brindado clases en simultáneo, dando herramientas a adultas y pequeñas costureritas.

Un 60% de los productos de diseño es diseñado por Andrea y Laura y el otro porcentaje por otros artesanos locales, que, en muchos casos, se han formado con las emprendedoras, generando empleo regional. La creativa asegura que cada objeto es hecho con amor y tiene un “detrás del telón” que conlleva dedicación y mucho trabajo, por eso son únicos.

Entre sus proyectos para el 2020, que se vieron algo frenados por la pandemia, estaban participar de ferias internacionales como la “hobbie” y la apertura del sector mercería en su comercio. Si bien todavía no abren sus puertas al público, el tener clientes que las eligen y el reconocimiento constante, que se vio reflejado en una nota de revista Caras, por ejemplo, las llena de ganas de seguir.

Estamos bien ubicadas y somos apasionadas, tenemos gusto por el hacer” explicó Andrea Zunino. Por eso invitó a seguir sus páginas en las redes sociales, que conjugan esfuerzos, arte y creaciones únicas con marca registrada patagónica. “Lo que los clientes quieren, los clientes tienen” concluyó, expresando sus ganas de seguir haciendo objetos únicos que le den identidad y calidez a los hogares de Argentina.