Generación Migrante

Julia Osorio celebra hoy sus 101 años en la ciudad que la cobijó hace 60

“La Lela”, como suelen llamarla familiares y allegados, es parte de los tantos chilenos que llegaron a la ciudad incluso desde antes que nos llamemos Río Gallegos. Ella llegó una fría noche de 1960 buscando un mejor porvenir, dedicó su vida a la cocina y a la atención de casas de familia, y cosechó “amigos y amigas” que aún hoy conserva con cariño. Hoy disfruta de sus nietos y bisnietos, celebrando sus jóvenes 101 años.

  • 19/08/2020 • 08:09
Feliz Cumpleaños Julia (C.G)
Feliz Cumpleaños Julia (C.G)

La ciudad de Quemchi fue fundada en agosto de 1881, aunque su historia se remonta a mucho antes. Era parte importante de la ruta naviera que realizaban los chonos en sus dalcas (canoas), quienes se valían principalmente de la extracción de mariscos y la caza de lobos marinos, aves y peces. Fue bautizada por el escritor chileno Francisco Coloane como la comuna de los mil paisajes y fue donde en 1919 nació Julia Osorio: “La Lela”, nuestra protagonista.

Julia es hija de una familia trabajadora de la isla chilota, pasó su infancia en este poblado cuando solo pocas casas se podían encontrar en largos kilómetros, hasta que finalmente se mudaron a la ciudad de Punta Arenas, cuando aún era Magallanes, a secas. En esta ciudad del cono sur americano pasó la última parte de su niñez y adolescencia, de donde recuerda su paso por la escuela de monjas de esa ciudad. De cuna trabajadora, también su vida estuvo signada por el trabajo desde muy joven, etapa en la cual también la sorprendió la maternidad. Tuvo 9 hijos todos chilenos, aunque hoy ya tiene nietos, bisnietos y tataranietos, que comparten también su amor por ambos países.     

“Llegué a Río Gallegos en 1960”, recuerda en dialogo con TiempoSur y rápidamente refresca la memoria para detallar que “eran las 8 de la noche y no se veía nada”. Eran épocas de grandes espacios baldíos, la mayoría de calles de tierra, poca iluminación pública y mucho carbón.  

“Me vine para donde una amiga para trabajar, primero nos quedamos en la casa de un familiar de ella, nos recibieron muy bien”, comenta, algo que tiempo después ella también pudo devolver ayudando a algunas familias que llegaron a la ciudad. 

“En Punta Arenas siempre trabajé, pero un día me dije ‘me voy a probar suerte, si me va mal me vuelvo’”. Claramente algo que no sucedió. A los 15 días inicio con tareas domésticas en una casa de familia, aunque solo duró 2 meses. “Nunca me gustó que me trataran mal”, sentenció. “Siempre me dediqué a la cocina o a la limpieza, por eso después estuve trabajando en la Confitería Carrera un tiempo, en una pensión donde hacía comida para la gente que baja el campo, y después en la casa de López Lestón”, fueron algunos de los recuerdos que afloraron en la conversación. Ya para esto, con el correr de los años había logrado traer a sus hijos desde Chile. “Si yo le contara mi vida, estaría todo un día”, dice al sonreír en víspera a cumplir hermosos 101 años. “Yo me siento muy bien de salud, aunque uno tiene sus penas también. Solo tengo algún problemita de presión y la vista que está empezando a tener lo suyo”, vuelve a sonreír.

En el último tramo de la nota, cuenta que ya está un poco aburrida de la cuarentena, es que otra de las facetas que tiene Julia es la de disfrutar, junto a sus amigos y amigas jubiladas, de una partida de cartas, algo de tejo y por qué no algo de baile, aunque lamenta que “ahora hace mucho no nos podemos juntar”. Hoy como estamos, tratamos de no pensar. A uno le da pena, porque no puede salir a ningún lado”, cerró.