Coronavirus

Estado y mercado en tiempos de pandemia

Las secuelas de esta pandemia sin lugar a dudas provocan interrogantes en las personas, en el pensamiento sobre cuestiones de la vida, de la subsistencia humana, que antes eran invisibles, o bien estaban, en una escala secundaria, no formaban parte de las prioridades del ser humano.

  • 19/04/2020 • 14:10
Dr. Gabriel Lucio Giordano (Abogado)
Dr. Gabriel Lucio Giordano (Abogado)

Por Gabriel Giordano.

Las manifestaciones de afecto se han visto profundamente trastocadas, las señas, las miradas y las conexiones virtuales, son ahora nuestra necesaria nueva y vital forma de relacionarnos, y coetáneamente se podría decir que se ha incrementado las comunicaciones con las personas de la esfera más íntima, personal o familiar que se encuentra en otros y distantes lugares y latitudes. La inevitable pregunta retórica que surge es: ¿Cómo estás? Nace de la necesidad de saber del otro, ahora que no podemos comunicarnos de manera presencial. Sin lugar a dudas nuestra eterea vida cambió, en lo personal, familiar, laboral, y social, no teniendo certeza aun por cuánto tiempo y de qué forma se prolongará esta nueva forma de vivir. Tenemos quizás una mayor conciencia de la vulnerabilidad de nuestro ser y de nuestro sentido de pertenencia a la comunidad, que si bien somos seres dotados de personalidad, individuos, necesitamos de lo gregario y comunitario para trascender.

Desde luego que aun así por más inconscientes que parecen se necesita del rigor y la fuerza del Estado en la prohibiciones, para tutelar los derechos tantos individuales como sociales. Cuidarse, cuidar y observar las reglas de conducta social e higiene no es un simple y vacío slogan, una mera prohibición sanitaria, es una necesidad vital en la sociedad actual pandémica, puesto que el experto ha señalado con crudeza y valor científico que el aislamiento social aminora en parte los contagios del virus COVID-19, por lo que ser RESPONSABLE con nosotros mismos y con los demás, es la esperanza que los demás lo sean con nosotros.

Pero claro queridos lectores que vivimos acontecimiento inéditos e históricos globales, ya que a nivel mundial la preocupación de los Estados hoy, es optar por la salud. Si bien aún así los regímenes más liberales preocupados por la economía demoraron sus toma de decisiones, poniendo en riesgo no solo la salud de sus nacionales, sino de todos los seres humanos del planeta, tal cual está demostrado la comunidad científica, por el alto grado y capacidad de propagación y contagio del virus COVID-19, hizo rever la toma de decisiones a estos díscolos para enfrentar la Pandemia, puesto que las evidencias y la amenaza sobre la vida y la guerra biológica yacen en la atmósfera y sin distinción podríamos decir que pusieron en marchas todas las maquinarias y recursos disponibles en esos Estados para amortiguar el impacto de la Pandemia.

Paralelamente los analistas internacionales a los que adhiero, manifiestan que el Coronavirus ha dejado muchas cosas en evidencia, siendo la más destacable que de la crisis no se saldrá bien parado, sin una respuesta amplia de cooperación entre los países, dejando las mezquindades ideológicas o las adversidades de que los estados se vean atravesados por políticas de mayor o menor inclusión social, ejemplo de ello resulta los pretendidos acuerdos de nuestro país con los vecinos chilenos. La alternativa será una larga y dolorosa depresión económica mundial, más dura sin lugar a dudas que la del año 1929, por eso señalan que el Coronavirus “es el preludio de problema mucho más complejo porvenir, como el aumento del nivel de los mares, el recalentamiento del planeta y la escasez hídrica” que son las grandes amenazas de la Humanidad para las generaciones futuras.

En idéntica línea la Editorial Salamandra, hace pocos días, publico “En tiempos de Contagio”, me llamó la atención la nota del Físico y Escritor italiano, tal vez mi pariente, Paolo Giordano, quien en una entrevista al medio inglés expresaba “La solidaridad, la información, el clima, nuestra relación con el planeta: Estas ideas estaban allí, en el fondo, y esta pandemia de repente las ha conectado unas a otras”.

Entendemos que para superar esta Pandemia y sus consecuencias tendremos que hacer renuncias a nuestro estilo de vida, como dijo el autor del libro mencionado “Todas las líneas de pensamiento de las que hablo en el libro conducen a un consecuencia: El hecho de que nuestro estilo de vida son demasiados voraces, quieren demasiado, consumen demasiado, tal vez se mueven demasiado”.

Con todo ello me permito concluir esta primera reflexión, que el bienestar de los demás nace solo como una consecuencia del crecimiento económico y no de los principios de una sociedad más igualitaria, estamos frente el egoísmo, la especulación y la codicia es tiempo de cambiar, ¿será éste el momento?

Pero como siempre nada está perdido y el sol sale una vez más, las voces sembrando esperanza ante la desbastadora Pandemia se multiplican y se aprecian con mayor sensibilidad. No es trivial pensar que todos los países están angustiados por la salud de sus co-ciudadanos, siendo primordial la preocupación por los temas sanitarios para salvar vidas, muchas voces también del campo de la intelectualidad, hablan del regreso en gloria de KEYNES (John Maynard Keynes 1883-1946- el economista británico más influyente del siglo XX) y sus teorías, cuya idea fundamental a la cual adhiero sin temor, se basen en la intervención estatal, para lograr estabilizar la economía, aumentando los niveles de empleo y producción, principalmente mediante el aumento del gasto público (yo lo llamaría inversión social) en periodos de desempleo o de crisis.

Nuevamente propiciamos y anunciamos como lo pensaba el mismo Keynes, la muerte del neoliberalismo (en su versión más ideológica, macrista y codiciosa) que al parecer se olvidó de las personas que viven en la comunidad y no son seres puramente individuales regidos por las premisa de “sálvese el que puede” y “gobiernan las reglas del mercado donde el Estado no intervine”, total y diametralmente opuesto a un Estado protector y benefactor de los sectores más vulnerables para compensar las desigualdades y lograr la inclusión, proteger las fuentes de trabajo, la industria y capitales nacionales el desarrollo social sostenible.

Con ello concluyo mi segunda apreciación, que la PANDEMIA COVID-19, nos pone en alerta sobre cuál es el modelo de país que queremos, porque pone en evidencia que cuando las PAPAS QUEMAN fue el Estado el que está enfrentando la crisis y no los dueños del mercado.