Otra tragedia en Deseado

El padre del joven con problemas de adicciones que murió en el incendio apuntó al juez Villa

Javier Maradona (21), oriundo de Puerto Deseado, fue uno de los seis jóvenes que falleció en el incendio de una vivienda el 31 de marzo. Según el padre, necesitaba que el magistrado firmara una autorización para internarlo.   

  • 25/02/2020 • 10:14
“Le conseguí una cama en el SAMIC, pero necesitaba que el Juez lo justificara con una nota porque era mayor de edad”.
“Le conseguí una cama en el SAMIC, pero necesitaba que el Juez lo justificara con una nota porque era mayor de edad”.

Los cuestionamientos por casos penales no resueltos de parte de concejales y residentes de Puerto Deseado al accionar  del juez Oldemar Villa, a cargo de la causa por la muerte del niño de 4 años y violación de su madre, María, suman uno más, y aunque diferente, es otra trágica historia.

Se trata de Javier Maradona (21), uno de los seis jóvenes que murieron el 31 de enero en un incendio en Caleta Olivia.

Javier padecía problemas de adicciones y como los otros cuatro que fallecieron, eran de la localidad portuaria.

“Mi hijo -que lo crié desde que tenía un año- estuvo conmigo siempre. Por eso me cansé de pedir ayuda al Juez”, dijo a TiempoSur Arístides Córdoba.

El padre de crianza contó que por todos los medios buscaba que Javier sea internado. “Le conseguí una cama en el SAMIC, pero necesitaba que el Juez lo justificara con una nota porque era mayor de edad y cuando estaba bien quería internarse, pero cuando consumía, no quería. Él era un problema para él mismo y la sociedad y necesitábamos internarlo”, relató.

Pero según Arístides, si bien le pidió “infinidad de veces” y “con lágrimas y por favor” que firmara esta nota judicial, el magistrado nunca accedió.

“Usted sabe que Javier tiene problemas y que tiene muchas causas de él, porque es un problema y en el SAMIC podían asistirlo”, detalló que le dijo al Juez.

En el hospital de El Calafate le harían un “lavaje” y lo contendrían con profesionales. “Necesitaba la nota para que sea internado, pero nunca lo quiso hacer”, marcó.

Sin la firma del magistrado y para poder internarlo, el nosocomio realizaba  diversas entrevistas cada 15 y 30 días y allí “sacaban la conclusión de si debía ser internado”. Pero este tiempo era preciado como para perderlo.

“Mientras tanto qué pasaba con él o chicos con problemas de adicciones porque cuando uno habla con ellos, aceptan que necesitan ayuda, pero luego vuelven a recaer y con la necesidad de la droga, cambian su mentalidad y creen que uno lo quiere meter preso y se niegan”, explicó.

Otro camino que buscó Arístides y que consiguió fue una beca del SEDRONAR para que Javier acuda a una granja terapéutica, (sin la ayuda económica hubiera sido imposible por los altos costos de tratamiento).

“Necesitaba lo mismo para internarlo porque (Javier) solo me decía que sí cuando estaba bien y el Juez tampoco hizo la nota. ¿Querían que lo traiga en una bolsa? Bueno, así ocurrió”.

 

LA ADICCIÓN Y EL INCENDIO

A los 16 años Javier comenzó a consumir. Cerca de esa edad fue padre de una niña  que ahora tiene cinco años.

“Su problema era evidente cuando estaba así, porque cuando estaba bien era otra cosa”.

Arístides remarcó en todo momento que su hijo “pedía a gritos ayuda, necesitaba ayuda, como por ejemplo un trabajo, pero nunca se la dieron”.

“Le reclamé al Juez que en un caso así hay un final inevitable, pero le dije que se iba a ir a dormir a la noche sabiendo que podría haberle dado la posibilidad de que el chico mejore”, recordó.

Javier fue invitado a pasar unos días en Caleta Olivia junto a otros amigos de Deseado. El padre recalcó también que no era un joven en “situación de calle” como se publicó en un momento. “Si hubieran sido chicos de la calle, nunca hubieran  viajado a Caleta”, reclamó.

Fue un lunes -27 de enero- cuando Javier  viajó a El Gorosito. Tres días después llama a su madre para decirle que al día siguiente lo esperara en Fitz Roy, “así lo encontraban allá”. Esa madrugada del 31 ocurrió el incendio.

“Su madre esperó un llamado que nunca llegó”.