Arte y cultura

El modelaje de Dimitri que transforma la belleza en expresión

En el espacio cultural de hoy, TiempoSur dialogó con la modelo alternativa Dimitri Mirol, que hace poco más de un año se aventuró en un mundo artístico que ofrece representaciones diversas en los márgenes de la hegemonía impuesta a la hora de retratar mujeres.

  • 15/02/2020 • 09:08
Dimitri Mirol.
Dimitri Mirol.

Dimitri Mirol nació en 1983, en Río Gallegos, bajo el signo de libra. Tras una adolescencia patagónica, habitó en Buenos Aires por una década, donde se formó artísticamente en diversas ramas y se convirtió en maquilladora profesional. Pero parte de su corazón y su familia en la capital de Santa Cruz, la trajeron de vuelta en 2010. Hoy se define con adjetivos que escapan al ideario social de las chicas de las revistas, su identidad es escritora, otaku, friki, gorda y modelo.

El desafío de cambiar la imagen de la mujer, posicionada para venta y el consumo en el mundo del modelaje tradicional, es un ejercicio que a Dimitri le llevó tiempo. Sus primeros acercamientos a lentes fotográficos fueron a los 18 años. “Pero no tenían nada que ver con mi deseo”, lamentó, recordando que en ese entonces había dejado de comer de forma considerable y saludable. “Estaba flaquísima y todo el mundo me decía que estaba hermosa”, relató. Pero este escenario, fue el puntapié para animarse a posar.

Fue en 2018 que comenzó a gestar ideas, conceptos, mensajes que incluían maquillaje, fotografía y modelaje, pero imaginándose más en la producción que siendo protagonista. “Yo quería ser una suerte de directora artística hasta que una amiga fotógrafa me animó a empezar, de forma muy casual en una plaza”, detalló a TiempoSur acomodando sus rulos verdes. Al recibir la invitación de ojos que considera confiables y con recorrido que le enseñó a reconsiderar su concepto de belleza, se animó a generar producciones donde ella misma modela.

El proceso creativo

La modelo alternativa de Río Gallegos confesó que no sabe involucrarse en proyectos si no forma parte del proceso creativo. “Nunca pude servir órdenes de otras personas en este sentido porque me cuestan las consignas. Siempre fui creativa, tengo vocación y formación en dirección artística y, considero, un buen ojo para la estética”, expresó Dimitri Mirol. La totalidad de sus producciones fueron trabajos conjuntos, con otras modelos, con emprendedoras que ofrecían sus diseños de indumentaria y profesionales de la fotografía.

Entre las temáticas que decidió abordar, siempre en Buenos Aires, pero esperando hallar oportunidades en Santa Cruz, se encuentran el terror y la depresión, con influencias estilísticas de ciertos animé y directores de cine. “Me pareció importante contar una historia, como el ejemplo de la enfermedad y cómo afecta el cuerpo en una de las sesiones que trabajamos el año pasado”, explicó la riogalleguense.

Representación violenta

Si consideramos que modelo es un rol a seguir o un estereotipo de referencia, basta con contrastar los cuerpos y mensajes de las mujeres en pasarelas y publicidades de ropa con las que caminan por la calle para notar la diferencia e irrealidad de estas representaciones. “Las modelos que me gustaban o veía cuando iba creciendo nunca se parecieron a mí”, denunció Dimitri, explicando que conocía la existencia de plus size, pero que ésta, igualmente, era otra categoría.

“Estaba harta de que me dijeran que tenía una cara hermosa para modelar. Mi cuerpo no tiene nada de malo”, resaltó la modelo. También reconoció la falta de personas con brazos, piernas y panza como ella en los medios de comunicación hegemónicos. La diferencia la encontró en las redes sociales, con el auge del movimiento “body positive”, que es consigna de aceptación corporal y reconocimiento de la gordofobia no como un miedo, sino como una discriminación. La discriminación no es una amenaza, sino exclusión y falta de reconocimiento. El “gordoodio” es un tipo de violencia.

Imagen a la venta

La expresión y las ganas de crear, no siempre son rentables en un sistema que consume y desecha. “Está bueno el hecho de que yo no haga esto para pagar mis cuentas porque me permite mantenerlo como un juego, que muchas veces me da canjes, pero sobre todo experiencias”, expresó Dimitri. Desde su percepción, la recompensa viene con la vivencia de las sesiones de fotos. También considera que empezó tarde, considerando que en el rubro, los ideales de belleza son delgados, pero también jóvenes.

“No sé si estoy del todo feliz con el término alternativo, pero creo que a falta de otro nombre o amplitud, diferenciándose tanto del modelaje, no está mal”, explicó la riogalleguense amante de las artes visuales. Desde su visión, el carácter alternativo yace en buscar comunicar, más que un ideal hegemónico. “Mi ideal de belleza empezó a deconstruirse y a remodelarse y ahora tengo múltiples ideales, que van cambiando”, concluyó Dimitri Mirol.

Con ansias de viajar en las próximas vacaciones invernales para una nueva producción en la capital del país, la modelo también espera construir espacios seguros y libres de violencia en Río Gallegos, el espacio donde nació ella y su capacidad de buscar nuevas formas de belleza y expresión.

 

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